𝐿𝑎 𝑐𝑖𝑢𝑑𝑎𝑑 𝑟𝑒𝑓𝑙𝑒𝑗𝑎𝑑𝑎 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑐𝑖𝑒𝑙𝑜.

Capítulo 4 - Final.💎

"Ahora, camino bajo el mismo cielo que tú. "

Ante los ojos de Kaito, ella era un hermoso misterio dispuesto a descifrar. Y es que, llamar a alguien "hermoso" denota afecto, uno muy grande e inexplicable.

La joya resguardada por un tiempo en su hogar, ahora había fungido como carnada para Snake y sus secuaces. Planteó un escenario público para exibirlos.

—Me la dieron en la ciudad que te mira desde arriba. —comunicó a Kaito cuando él interrogó el origen de Pandora. —Adquirió otras propiedades cuando baje.

—Deja de usar metáforas y dilo bien. —exigió molesto. —Dime de dónde y quién eres.

—¿Acaso tú no te la pasas usando metáforas, ladrón? —respondió divertida.

—Al menos dime el motivo de guardar secretos.

—Arruinaría tu vida. Pero te aseguro, Kaito, que yo vine a este lugar porque lo desee con todas mis fuerzas. —recalcó.

Y por la noche estaba lanzando cartas de su pistola, atacando a Snake, mientras la policía los seguía.

La chica llegó en el momento preciso, cuando el hombre lo tenía acorralado apuntando con un arma. Ella le disparó con una pistola que robó a la policía, no lo asesino, sin embargo lo dejaron ahí donde Nakamori podía encontrarlo, lo interrogaron y descubrieron una mini organización que robaba montones de dinero y armas.

Su motivo: Patético.

Una joya para dar la inmortalidad.

—Terminé. —exclamó cuando estuvo de nuevo frente a ella en su habitación. —Quiero que te quedes conmigo.

Ella negó con amarga sonrisa.

—No podemos, querido ladrón. No puedes tocarme.

Y él ignoró el detalle, besándola de pronto. Un dulce beso, una dulce despedida.

Una lágrima cayó de sus ojos, Kaito recordó.

—No... No debiste hacerlo.

Un brillo igual a su primer encuentro, y por arte de magia, ella estaba elevada, su cuerpo se desintegraba en cristales.

Kaito clavó su desesperada mirada en ella.

—¡¿Por qué... ?! —exclamó.

—Te quería tanto... Que cambie mi vida. Sabía que debía terminar, nada es para siempre.

—¡¿Qué te pasará?! ¡¿Nos volveremos a ver?!

Ella negó con la cabeza, derramando lágrimas.

—¡Al menos dime quién eres!

—La respuesta a tus problemas, lo sabes, pues yo sé quién los escribió. —explicó antes de desaparecer, para siempre.

Porque eres un personaje de manga. Yo veo desde arriba, veo tu mundo, puedo leerte.

Fue lo que no podía decir.

Fin.