— Entonces... ¿Tienes intimidad con ella y apesar de eso finge que te odia y es indiferente cuando están frente a más gente? —Yuqi frunció las cejas, mirando a la pelinegra confundida.
— Sí, Yuqi. Hemos follado unas tres veces y apesar de ello finge que somos desconocidas y que me odia
— Pero, ¿por qué? Quiero decir... ¿No es extraño para comenzar tener sexo con una desconocida?
— Quizá se avergüenza exactamente de ello. O quizá es una de esas que aman los coños pero fingen que en realidad le van a los penes.
La china le miró con los ojos bien abiertos, asintiendo levemente mientras volteaba a ver de nuevo su cuaderno. Cuando Shuhua entró a su habitación diciendo que quería un consejo respecto a uno de sus amoríos, jamás pensó que se encontraría con la casi traumatica historia llena de contenido explícito sobre la manera en que había tenido relaciones con la mayor, y mucho menos que terminarían concluyendo en que Soojin se negaba a tratarla bien cuando estaba frente a otras personas. Yuqi no la conocía, jamás habían intercambiado palabra, pero había tenido una imagen bastante agradable de ella desde la primera vez que se habían visto, y aquello había hecho especialmente difícil de creer todo lo que Shuhua decía. Pero, apesar de ello, ¿cuál sería el propósito de mentir al respecto? No era como que alguna de las dos tuviera un interés mayor en Soojin que el ser amables con ella, puesto que tenían una amiga en común.
Y hablando de Miyeon...
— ¿Miyeon sabe de eso? —Shuhua miró a la mayor con las cejas fruncidas, confundida por lo que decía—. Sobre lo que han hecho Soojin y tú
— No, por supuesto que no. ¿Cómo podría decírselo? ¿Crees que debería aparecer y decirle "me follé a tu mejor amiga, pero se niega a aceptarlo públicamente"?
— No creo que sea malo... Sabes que ella no está llena de prejuicios
— Lo sé, ella no estaría saliendo contigo de no ser así. El punto es... Ella no es tan cercana a mí. Si aparezco diciendo algo así podría pensar que me volví loca y huirá con Soojin a otro país
Yuqi asintió, dándole la razón. La menor bufó, dejándose caer en la cama de Yuqi mientras la pelinegra continuaba jugando con el lápiz entre sus dedos.
¿Qué podía hacer? Darle el consejo a Shuhua de pedirle que hablaran era una pésima idea, teniendo en cuenta la falta de tacto con la que la pelinegra contaba y lo difícil que hacerla razonar era, simplemente había dejado de pensar en aquello como una opción desde la primera vez que rondó sus pensamientos. Pero, ¿entonces? ¿qué iba a decirle? Podía lavarse las manos y decir que no era su problema, que buscara una solución por sí misma, pero si pensaba en que, además de cruel, aquello era drástico, y se sentía realmente mal: Shuhua no conocía a mucha gente. Además de ella, Miyeon y Soojin, la lista de sus amigos se rompía. Shuhua era tan reservada y difícil de entender que jamás había sido capaz de acercarse a gente de alguna manera, y los únicos momentos en los que había salido con alguien había sido porque había visitado un bar, conseguido una cita de una noche y luego se olvidaba de ellas.
Porque sí, una de las razones por las que muchas personas no se le acercaban (siendo extremadamente estúpidos, por supuesto) era porque Shuhua era abiertamente homosexual, y aquello simplemente transformaba a la gente a su alrededor en simios llenos de prejuicios.Yuqi quería ayudarla, por supuesto que lo hacía, pero era especialmente difícil: la situación no era realmente insignificante. Pero, ella se preguntaba, ¿cómo había terminado Shuhua teniendo sexo con Soojon, en primer lugar? Todo aquello había comenzado a darle un dolor de cabeza, y aún tenía dos proyectos que terminar. ¡El profesor Kim la mataría si no los entregaba!
— Buenas noches —la voz dulce de Miyeon rompió el silencio. La delgada silueta de la coreana se asomó por la puerta de la habitación de Yuqi mientras sonreía—. ¡Oh, Shuhua! Es agradable verte. ¿Qué haces aquí?
Shuhua suspiró, volteando para mirar a la coreana con algo de incomodidad.
— Shuhua estaba sola así que quiso venir a acompañarme —respondió Yuqi, una pequeña sonrisa en sus labios.
— Oh, tienes razón. Pero, no te preocupes, Soojin ha regresado sana y salva a su habitación ahora —Miyeon sonrió, asintiendo levemente con la cabeza—. ¿Vas a quedarte? Compré pollo, puedes comer con nosotras-
— No, gracias. Iré a mi dormitorio, es algo tarde ya. Buenas noches
Shuhua se puso de pie, y luego de sonreír levemente a las otras dos salió de inmediato de la habitación.
No quería ser borde, y probablemente lo había sido, pero en realidad prefería aquello a quedarse como una tercera rueda, siendo molesta y probablemente inoportuna. Así que regresó a su dormitorio, para inevitablemente encontrarse con Soojin.
Cuando la vió, fue igual de extraño que siempre. Una mezcla de sentimientos en su pecho, una cantidad extravagante de ganas de besarla, pero también incontrolable deseo de insultarla y decirle que era una idiota. Shuhua no sabía qué quería, ni qué sentía por Soojin. ¿Por qué tenía que ser tan bella? Su rostro era perfecto, impecable, sus labios pomposos siempre iban teñidos de rojo y sus ojos eran extrañamente expresivos. Soojin era como una obra maestra, pero era tan difícil de entender que la hacía no querer admirarla. ¿No podían simplemente comenzar a besarse y asunto acabado? No era tan difícil: especialmente cuando habían llegado a tener sexo de la nada.
— Buenas noches, Shuhua —pronunció la coreana, alzando la mirada de su celular durante unos segundos.
— Hola
Shuhua caminó de inmediato hasta su cama, dejándose caer en la misma sin siquiera levantar la mirada hacia la mayor.
— Uh, ¿pasa algo? Jamás te había visto así de molesta.
— No es tu problema
Shuhua le dió la espalda, y Soojin frunció las cejas con confusión de inmediato. ¿Adónde había ido la niña extrovertida que estaba sobre ella, molestándola como nadie y gritándole? Parecía una persona distinta.
— Si te pasa algo, puedes confiar en mí
La pelinegra hizo una mueca, frunciendo las cejas para levantarse y voltear, sentándose para enfrentar a Soojin, que descansaba en la cama paralela a la de ella.
— ¿Qué somos?
El rostro de Soojin fue un poema.
— No somos amigas, porque aclamas que me odias. Tampoco somos follamigas, porque te niegas a continuar teniendo sexo conmigo. ¿Qué somos entonces? ¿Por qué ahora finges que te importo cuando te has comportado como si fuese despreciable para ti?
Soojin relamió sus labios, quitando la mirada de los ojos de Shuhua para ver a su alrededor. El ambiente se volvió tenso. Tanto la taiwanesa como la coreana se encontraban incómodas, y no sabían qué decir.
La mayor se puso de pie, comenzando a caminar hasta la cama de la taiwanesa. Sus largas piernas no eran cubiertas por nada, el delgado vestido de seda que cubría su cuerpo casi llegaba a mostrar parte de su trasero y su esbelta figura había hipnotizado a Shuhua exitosamente.
La muchacha se sentó a horcajadas sobre la menor, estampando sus labios con los contrarios mientras sus brazos se apoyaban en los hombros de la otra, y sus cuerpos temblaban por las sensaciones.
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❜ River ── soohua.
FanfictionCierra la boca y recórreme como un río. ⋆ㅤProhibida la copia y/o adaptación.