Lo que Shuhua más odiaba era el romanticismo. La manera en que la gente se obligaba a sí misma y a la gente a su alrededor a creer que había algo más allá que la carne y el deseo, era sencillamente molesto para ella. Shuhua amaba el cuerpo, el cuerpo como arte, el deseo como sensación, el amor como expresión. Era por eso que se obligaba a sí misma a callar a todos los románticos con hecho reales. No existía tal cosa como el alma, no existía un paraíso, no existía la vida eterna. Eran sólo cuerpos que eventualmente se transformarán en polvo y que iban a callarse para siempre, tan banales, creyendo que luego de vivir iban a ser eternamente felices. Falacias. Todo el amor era una falacia. La única razón por la que ella también lo recitaba era porque también necesitaba de creer en algo.
Entonces, cuando Soojin se sentó en sus piernas y comenzó a saciar su sed de calor, se dió cuenta, de nuevo, que estaba viva, que amaba, y que si se lo permitían se quedaría eternamente en ese bonito monte de venus que sostenía al cielo. La cadera de la coreana comenzó a moverse en un vaivén que tenía como único propósito crear fricción en su entrepierna y la de la contraria, comenzando a darles calor y hacer parecer la ropa que cubría sus cuerpos un estorbo.
Soojin tampoco sabía realmente qué era Shuhua para ella. No estaba segura de estar enamorada, mucho menos de amarla, cada vez que se sentía en contacto y con afecto hacia la otra era cuando sus vaginas comenzaban a besarse y sus labios eran atrapados por los contrarios. Quizá simplemente estaba sorprendida por lo buena que era la fricción frente a la penetración. Se limitó a sí misma a pensar en aquello luego mientras empujaba el cuerpo de la menor hasta el colchón de la cama y sacaba su vestido por arriba para quedar en bragas, volviendo a lanzarse sobre el delgado cuerpo de la taiwanesa y comenzar a besar su cuello mientras succionaba levemente la piel para dejar marcas que tardarían días en abandonar la zona. Shuhua no logró evitar jadear en cuanto logró ver de nuevo los bonitos senos de su amante, llevando sus piernas hasta la cadera de la otra para pegarse a su abdomen y poder mantenerse.
La única razón real de todo su amorío era que habían hecho click la tarde en que se conocieron. Soojin había cruzado la puerta del dormitorio con una cara llena de molestia, cansada y harta de tantas locuras que habían sucedido en tan poco tiempo en su vida. Cuando Shuhua apareció en su campo de visión. Estaba vistiendo una simple bata con transparencias que dejaba muy poco a la imaginación, y Soojin sintió, por primera vez en su vida, cómo su entrepierna palpitaba levemente al ver un cuerpo femenino. No hubo tiempo para preguntar su nombre, porque apesar de comenzar a sentirse atraída sexualmente estaba aún más molesta, sin poder creer que había una desconocida ahí.
— ¿Quién eres y por qué estás en mi dormitorio?
Habló severamente la coreana en cuanto sus ojos se encontraron, dispuesta a sacarla a patadas.
— Somos compañeras de cuarto
Respondió Shuhua simplemente, con tranquilidad, encogiéndose de hombros mientras devolvía su mirada hasta su libro. Soojin se lanzó de inmediato contra ella para quejarse, gritando mil y un barbaridades que simplemente le servían para desahogarse y hacerse capaz de tranquilizarse y, eventualmente, distraerse de su bonito y pálido cuerpo. La coreana narró odiarla sin siquiera saber quién era, esperando recibir los mismos insultos para que ambas estuvieran de acuerdo en cambiarse de dormitorio y así, con suerte, poder conseguir uno para ella sola. Pero, como era de esperarse, no funcionó.
En el transcurso de las semanas, con las quejas recurrentes de la mayor, Shuhua soltó varias risas llenas de sí misma, danzó a su lado con diversión de manera burlona y luego se plantó frente a ella para rogar por un beso con simplemente sus ojos.
Y ella lo entendió a la perfección, como si fuesen almas gemelas.
— Seo Soojin, cierra la boca y recórreme como un río
Shuhua lanzó su cuerpo sobre el de la otra, sus piernas sosteniéndose de su cintura y sus brazos abrazándose a su cuello mientras sus labios se estampaban con fuerza con los de la otra. Aparentemente, y para sorpresa de Soojin, ella no había sido la última que se había vuelto loca por un cuerpo femenino en el primer instante en que se habían visto. Shuhua era sensual, provocativa, elegante, y a la vez torpe. Su sonrisa de labios delgados y torpe voz la había hecho odiarla tanto que casi la amaba, sentirse dependiente de su compañía en tan solo minutos y llena de deseo por un cuerpo casi tan desconocido como el alma que lo manejaba. Soojin no se opuso. Llevó sus manos al trasero de la menor, sostuvo su cuerpo y, sin saber bien como, se encontró a sí misma pocos minutos después echada en una cama al lado de una casi desconocida.
Había sido perfecto, pero seguía siendo desagradable para ella.
Se repitió una, luego otra, y luego otra vez, y ahora estaban haciéndolo de nuevo. Soojin se podía coronar una experta del sexo con mujeres luego de tantas noches guiando a una menor de manera exitosa, apesar de jamás haber follado con otro coño. Era por eso que estaba segura de que aquello era para lo que realmente había sido creada: para estar en la cama con Yeh Shuhua, entre las sábanas, besando sus pechos y enredando sus piernas. Y estaba completamente orgullosa de ello. Jamás había sido supersticiosa, tampoco era gran fan de la religión, pero ella creía (en el pasado) que era imposible disfrutar de sentir tu coño toparse con otro. No tardó mucho en encontrar la belleza en aquello. Su conocimiento sobre sexo lésbico había dejado de ser choques de entrepiernas y sudor exagerado, ahora era simplemente arte de tantas maneras que parecía prohibido.
Quizá aquella era la razón por la que los creyentes le temían tanto.
A Soojin no le gustaba probar los fluidos de Shuhua, pero a la menor parecía apasionarle comer coños. Fue perfecto para ella, puesto que amaba sentir cómo le daban atención a su vagina cada vez que comenzaba a excitarse, y la muchacha, de alguna manera, parecía disfrutarlo más que ella misma.
Probablemente aquella era la razón por la que sabían que eran la una para la otra.
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he comenzado a escribir un ff jenlisa y chaesoo, así que si les gustan los shipps les recomiendo pasarse por mi perfil y leerlo <3
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❜ River ── soohua.
FanfictionCierra la boca y recórreme como un río. ⋆ㅤProhibida la copia y/o adaptación.