Seis

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Fui tras Daniel y empecé a alejarme de aquel bonito lugar. No podía dejar de pensar en qué iba a decirle a mi padre acerca de porqué corrí fuera del salón de baile. Podría explicarle lo idiota que es mi prometido, pero no importaría, seguro lo vería como una excusa y me diría que sin importar qué, tendría que casarme. Justificarme, no era una opción.

Seguí dándole vueltas al asunto en mi cabeza, tratando de buscar una buena excusa. Se me estaba acabando el tiempo. El bello jardín se encontraba distante, apenas visible y me iba acercando más y más de vuelta a las inmensas escaleras. Mi perdición.

Al llegar a la entrada me di cuenta de que ya era hora, respiré profundo y me armé de valor. Sin dejar de pensar en las repercusiones que esto me traería con mi padre más tarde. Aunque realmente no me quedaba mucho tiempo para pensar, mi padre se encontraba justo en medio de aquel lugar esperando por mi.

Hablando del rey de Roma...
—Hija ¿donde demonios estabas?—Pregunta en un tono no muy amigable.

—Mmm, bueno... puesss— Trato de pensar en que decir. No se me ocurre nada.

Estaba empezando a entrar en pánico mentalmente. Miré a mi padre quien estaba apunto de regañarme, pero justo cuando iba a hacerlo...

—Disculpe señor— Interrumpe Daniel—Permítame presentarme, soy Daniel Lakefield, el hermano de Edward. Estuve platicando con su hija acerca de su futuro prometido, ya que ella me comentó lo ansiosa que se encuentra acerca del matrimonio—Me limito a observar y escuchar lo que dice, sin duda me está salvando de una.

—Así que le estaba dando algunos consejos que le servirán bastante a la hora de tratar con Edward. Mis disculpas por el mal momento. Pero pensé que este matrimonio era algo importante para usted por igual ¿o no es así? —Vaya, el chico era muy buen mentiroso.

—Tranquilo príncipe Daniel, no pasa nada. Claro que este compromiso es importante para ambos. Es que no me encontraba al tanto de la situación. Pero, viéndolo así, no hay ningún problema. Me alegra mucho que mi hija por fin haya aceptado las cosas—Dice para luego mirarme y sonreír hipócritamente.

Sin duda le debía una a Daniel, hasta ahora es el Lakefield que más soporto.

—Hija, vamos a que te disculpes con Edward y sus padres por el inconveniente —Dice mi padre haciéndome una seña que indica que lo siga.

Lo que me faltaba, volver a tener que verle la cara a ese idiota y a fingir sentir una disculpa que no merecía.

¿Podría Bella sentir algo por Daniel?

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