𝘧𝘢𝘭𝘴𝘦 𝘨𝘰𝘥 - 𝙣𝙤𝙧𝙚𝙣

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Smut mediocre a continuación

Renjun reía incómodo ante la broma que su padrastro acaba de decir, la mirada de su madre le decía todo lo que él tenía que saber; por ello la evitaba a todo costo. 8:00 de la noche dictaba el reloj de aquel pretencioso y costoso restaurante al que su madre los había invitado, una hora tarde, Jeno llevaba una hora tarde y oh si Renjun estaba enojado. Su madre nunca había terminado de aceptar a Jeno como su nuero y claro que bajo estas circunstancias, su fuerte opinión contra él no habían hecho más que aumentar.

Al acabar la cena, fuera del restaurante, ella dijo con ese tono que Renjun bien conocía: "Es una pena que Jeno no pudo llegar, si la comida estaba espléndida"

"Madre" advirtió él.

"¿Qué? Solo digo que esperaba que viniera, pero veo que no se dio la molestia. Te dije que ese chiquillo no me gustaba para nada" murmuró lo último hacia su pareja.

"Bueno. Tendrá que empezar a agradarte, madre, porque Jeno y yo nos vamos a casar" le sonrió a ambos mayores.

"Si me disculpan, mi uber ya llegó". El bello rostro de la señora Huang cambió, viéndose distorsionado a una mueca de sorpresa y disgusto, mientras su hijo les daba la espalda.

"¡Huang Renjun!" gritó la mujer justo cuando la puerta del auto era cerrada. Suspirando cansadamente, apoyó su cabeza en el asiento con los ojos cerrados. Jeno era hombre muerto.

...

Al llegar a su departamento, el televisor estaba encendido, el sofá un desastre y su novio dormido en el mueble.

"¡Te juro que te voy a matar Lee Jaeno!" la calma en su pacífico rostro fue perturbada con su grito, sobresaltándolo tanto para hacerlo caer.

"¿Q-qué pasa?" aún confundido respondió desde el suelo.

"Pasa que te olvidaste de la puta cena que teníamos con mi madre. Pasa que estuvimos esperándote dos malditas horas para que aparecieras. Eso pasa"

"Qué cen... mierda." Se cubrió el rostro con las manos en frustración.

"¿¡Ahora recuerdas!? ¿Acaso también recuerdas lo que le teníamos que decir hoy?"

"...Junnie escucha yo..."

Solo supo exhalar para calmarse y darse la vuelta.

"Solo olvídalo y ordena esto". Su voz quebrada y los ojos llorosos. Maldición, odiaba tanto pelear con Jeno y últimamente era eso lo único que hacían y cada que lo hacían, él se sentía en el mismísimo infierno. Metiéndose a la ducha lloró en silencio, temía tanto que poco a poco su relación se estuviera desmoronando frente suyo y no pudiera hacer nada al respecto. Muy ensimismado en sus pensamientos no notó el momento en el que el de cabellos azabaches entraba a la ducha. Las grandes manos de Jeno rodearon sus caderas, mientras que sus labios encontraron lugar en la extensión del cuello de Renjun; haciéndolo temblar levemente.

"Lo. siento. mucho. bebé" Puntuando cada palabra con un beso en ese lugar que traía un efecto que Jeno bien conocía. Renjun se relajó ante su tacto y no lo culpen, es muy difícil estar enojado con la persona que más adoras; volviéndose a verlo, pudo apreciar el honesto arrepentimiento en los ojos del amor de su vida. Dejó que el sonido del agua cayendo los acompañara mientras apoyaba su cabeza en los anchos hombros del menor, mientras este seguía repartiendo caricias en su cintura y caderas.

"Prométeme que será la última vez"

"Te lo juro."

Jeno le tomó el rostro con cuidado, limpió sus lágrimas y lo besó suavemente los labios. Al salir, Renjun con sus boxers y una camiseta de Jeno se dirigió a la cocina a servirse una copa de vino tinto. Jeno desde de atrás lo veía como un depredador, como aquellas ligeramente bronceadas piernas se contorneaban al caminar, como la ropa se le pegaba a su torso debido a la humedad y lo tentador que se veía el cuello de Renjun al pasar el líquido; el chino no parecía darse cuenta del efecto que tenía sobre Jeno. Nuevamente el coreano se le pegó a la espalda más pequeña, solo que esta vez en lugar de pequeños besos empezó a succionar directamente en la piel debajo de la mandíbula. Renjun, por su parte solo se dejó hacer, sería tremenda mentira decir que no lo estaba disfrutando.

renjun haremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora