—... y papá está bien, pero... ¿Cuándo vas a volver, P'? —preguntó preocupado Tar. Las cosas no iban tan bien como se las contaba a su hermano mayor. Ley estaba como loca, Good no les hablaba desde que esta lo había corrido de su empresa al no soltar nada del paradero de Plan y su papá... No lo había visto tan triste desde que su madre los había abandonado.
—Aun no lo sé, Tar... —el silencio reinó unos cuantos segundos en la línea telefónica. Ambos chicos, a tantos kilómetros de distancia pero sin atreverse a decir lo que realmente querían—. Quizá pronto. Solo... quiero ser yo mismo un tiempo, ¿entiendes? Sé que suena egoísta, pero...
—No la estás buscando a ella, ¿verdad? —lo interrumpió Tar realmente serio.
Can no respondió.
—¿P'? Dime que no...
—¿A qué viene eso, enano? ¿Cuándo dije que lo haría? —esquivó la pregunta apretando su nuevo celular en su mano—. No digas tonterías.
—Sabes que no se puede buscar a quien no quiere que lo encuentres —sentenció el castaño, mirando a un punto en su cuarto en Estados Unidos. Sus manos temblaban y eso lo molestaba. La sola mención de su madre y se convertía en un niño de cinco años de nuevo. Tan patético.
—Ya, ya, que no lo hago —se hartó Can, pellizcando el puente de su nariz. Y era casi verdad—. Mira, tengo que irme, mi descanso casi termina.
Tar asintió para sí, haciendo un sonido apagado por el teléfono. Se sentía solo pero... ya era un adulto, no un niño que a la primera iba a esconderse bajo la protección de sus hermanos. Era tan difícil estar por tu cuenta.
—Mi P' hasta de mesero tiene que ser el mejor —Se obligó a bromear, sin embargo, su voz sonó apagada y los dos hermanos lo notaron, más lo dejaron pasar.
—Ya sabes, Plan es así de competitivo —rio un poco, despidiéndose por fin del menor de los Rathavit.
Can suspiró cuando colgó el teléfono. Había quedado de hablarle por lo menos una vez a la semana a su pequeño hermano Tar, pero cada que lo hacía eso lo exprimía por completo. Siendo su segunda semana trabajando en el restaurante de P'Tin y con los nuevos horarios extendidos no podía permitirse un descanso próximo, y ese exceso su pierna lo resentía. Tragó el nudo en su garganta y se levantó con un poco de dificultad. Su descanso había terminado hacía un par de minutos ya y tenía que seguir atendiendo mesas.
—¿Can? ¿Estás bien? —le preguntó Type, uno de los meseros del que se había hecho amigo desde el primer día de trabajo. El pequeño chico era bastante alegre y, aunque siempre se burlaba de la forma en que Can caminaba, no podía molestarse con él. Ciertamente, el chico de tez morena tenía ese algo que lo hacía ser encantador sin proponérselo.
Can asintió distraídamente, sonriendo.
—Sí, no hay problema, vamos.
¿Realmente lo estaba?
Los Ángeles, Estados Unidos, TwoWishProductions Company.
—¿Cómo que todavía no lo encuentran? ¡¿Pero es que son inútiles o qué?! ¿Qué tan difícil es buscar a un crío con el rostro de Plan? —vociferó embravecida Ley Rathavit, tirando los papeles de la mesa con enfado, sobresaltando a los cinco hombres cabizbajos y vestidos de traje en el centro de su oficina. ¿Es que no había nadie útil en su personal? Todos eran una panda de idiotas, ¡incompetentes!—. ¡Han pasado más de dos meses! ¡DOS MESES! ¡Mi hermano tiene que volver a hacer sus terapias y ustedes no pueden encontrar ninguna pista de él! ¿Quieren perder sus trabajos? ¿ESO QUIEREN?
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A chance
Fanfiction☾Sinopsis Hoy en las noticias... Noticia de última hora. El conocido atleta de Taekwondo, de origen tailandés, Cantaloupe Rathavit, mejor conocido como Plan, se encuentra desaparecido. Hace casi dos meses se nos había informado que Rathavit estaba e...