bloody valentine | lrh

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Noah se miró al espejo, comprobando que tanto su maquillaje como su vestimenta estaban en orden. Lucía un vestido negro ajustado a su cuerpo, no era muy corto pero tampoco era largo, sus tacones igualmente negros no muy altos, su cabello negro ligeramente rizado, y un maquillaje natural a excepción del rojo de sus labios.

Su teléfono sonó indicando un nuevo mensaje, era Melanie avisando que la recogería dentro de pocos minutos.

Noah se vio de nuevo en el espejo y soltó un suspiro. Había pasado tanto tiempo desde que se había vestido de aquella manera, e incluso había pasado más tiempo desde la última vez que había ido a una discoteca.

Estoy afuera, apurate, darling. -la voz de Mel sonó a través del teléfono de Noah.

Ya voy. -dijo como respuesta Noah, para después terminar la llamada.

Tomó su pequeño bolso que estaba en la mesa de la entrada. Se apuró en salir, pues no quería hacer esperar a su amiga, y después de cerrar su puerta con llave, subió al auto.

—Te ves preciosa. -comentó Mel cuando vio a la pelinegra.

—Tú también te ves hermosa, Mel. -respondió Noah amablemente y con sus mejillas ligeramente más rosadas.

—Gracias, Noah. Pero habló en serio, ¿por qué no tienes pareja? Podrías tener literalmente a cualquier persona a tus pies.

Si tan solo supieras, pensó Noah.

Finalmente Melanie emprendió el viaje hasta la discoteca Queens. Una vez ahí, Mel estacionó su auto y ambas chicas bajaron del vehículo.

Había una fila en la entrada, pero para suerte de ellas solo había pocas personas. Tomaron lugar al final de la fila.

Alrededor de 10 minutos después, las chicas finalmente entraron al lugar. Los pulmones de ambas se llenaron de un aroma a alcohol, tabaco y alguna que otra colonia. La música era buena, y sonaba tan fuerte que era imposible casi escucharse la una a la otra.

Una vez en la barra Mel se apresuró a pedir algo para beber.

—Hoy la pasaremos increíble, te lo prometo. -dijo Melanie.

—Si... -Noah trato de sonar lo más animada que pudo.

[...]

Un rato más tarde el alcohol comenzó a hacer de las suyas. Noah parecía que finalmente estaba disfrutando de ese sábado por la noche.

Melanie y Noah bailaban al ritmo de la música, mientras reían.

—Iré por algo de beber, ¿quieres algo? -pregunto Noah entre risas.

—Eso no deberías ni preguntarlo. -respondió Mel de la misma manera.

—Bien, ahora vuelvo.

Noah se dirigió a la barra para pedir un par de tragos. Mientras el barman los preparaba, ella se quedó recargada en la barra, observaba a su alrededor. No pudo evitar mirar a las múltiples parejas que reían, bailaban, besaban y otras cosas más allá.

Noah se sintió mal, deseaba que una de esas parejas fueran ella y su chico, se preguntaba si algún día podría llegar a ser de feliz con él, si algún día podría presumir que estaban juntos.

—Hola, linda. -una voz grave la sacó de sus pensamientos. Era un hombre, de alrededor de unos 30 años.

—¿Hola? -pregunto Noah desconcertada.

—¿Dónde está tu acompañante? Es bastante extraño ver que una chica tan linda venga aquí sola. -agregó el hombre.

—Vengo con una amiga y me está esperando así que si me disculpas... -Noah tomo los tragos que habían preparados y se dispuso a regresar con Mel.

—¿No te gustaría pasar un buen rato? Tu y yo juntos. -el hombre tomó a Noah de la muñeca con fuerza, haciendo que un poco de la bebida que ella traía se derramará, además de que le impedía irse.

—No, gracias. Ya sueltame. -respondió Noah enojada.

—Cuándo quiero algo lo obtengo. -la poca amabilidad que mostraba el hombre se esfumó.

—Que me sueltes. -Noah forcejeo para intentar salir del agarre del hombre, sin embargo este uso más fuerza

—Creo que ya dejó bastante claro que no quiere estar contigo, ya sueltala. -una voz varonil se escucho detrás de Noah.

—No te metas, niño. -respondió el hombre molesto.

—Entonces tú no te metas con ella. Déjala, viene conmigo. -respondió aquella voz.

Noah al fin pudo reconocerla, y cuando eso sucedió, el poco alcohol que le quedaba en su sistema se esfumó y quedó un tanto paralizada.

El hombre se rindió y soltó la muñeca de la chica agresivamente, provocando que el trago que llevaba Noah terminará se derramarse. Finalmente se marchó furioso.

¿Qué jodido es eso, no? Que un hombre sólo te deje en paz cuando otro hombre dice que vine contigo, pero no respeta el que tú le digas no.

—¿Estás bien? -Luke se posicionó frente a Noah.

Noah sintió de nuevo su corazón acelerarse y sus mejillas se tornaron ligeramente más rosadas, aunque por la poca luz que había en el lugar Luke no lo noto.

—Si... -dijo Noah casi inaudible.

—Creo que tendrás que comprar otro trago. -dijo Luke algo divertido, esperando generarle una sonrisa a la chica.

—Yo... Creo que tengo que irme. -Noah se disponía a irse pero Luke la llamó.

—Espera. -la voz del chico provocó que ella se detuviera en seco. —Eres Noah, ¿no? La chica que ayer estaba en Fray's. -Noah asintió. —¿Vienes sola?

—Estoy con Melanie, pero creo que ya nos iremos. -respondió Noah.

—¿Quieren que las lleve? -preguntó el chico amablemente.

—No es necesario. -se apresuró en decir ella. —Venimos en el auto de Mel, aunque supongo yo conducire.

—¿Y te sientes bien para conducir? -pregunto Luke, a lo que Noah asintió. —¿Segura?

—Si, no te preocupes. -respondió Noah.

—Te doy mi número, llámame para saber que llegaron bien, ¿sí?

De nuevo esa sensación en el estómago de Noah se hizo presente. La chica le paso su teléfono a Luke, en el cuál él chico guardo su número.

—Bien... Supongo que tengo que irme. Gracias por lo de hace rato. -comento Noah.

—No fue nada. -respondió él. —Hasta luego.

Finalmente Noah se apartó de la compañía del chico, busco a Melanie con la mirada hasta que finalmente la encontró.

Cuando llegaron al auto Noah prácticamente casi arrojó a Mel en el asiento del copiloto, para después ella rodear el auto y subir al asiento del conductor. Melanie no tardó mucho en dormirse, definitivamente el alcohol se había apoderado de su cuerpo.

Noah no sabía dónde vivía Mel, así que condujo hasta su casa, Mel dormiría ahí con ella.

El transcurso desde la discoteca hasta su casa sirvió para que Noah reflexionar a sobre lo que había pasado esa noche. Desde las parejas que se encontraban ahí, ella y Mel disfrutando de la música con bastante alcohol en sus cuerpos, el hombre que quiso aprovecharse de ella, y el como Luke había llegado en el momento justo. Pero lo que más le daba vueltas era que entre tantas personas fuera Luke el que llegó a su rescate.