Prólogo

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Puedo verlo.

En sus ojos puedo ver el temor, la desesperación y la tristeza.

En sus ojos puedo ver la violencia, la rabia y la sed de venganza por parte del pueblo.

Puedo verlo en las lágrimas que deja caer mientras débilmente llama mi nombre entre las altas flamas de las antorchas.

“Vamos a morir, ¿no es así?”

Me cuestionas cada que escuchabas sus gritos más y más fuertes. Cuando el calor ya no era de nuestros cuerpos sino de su fuego ardiente.

Puedo sentirlo.

Siento el miedo de perderte, de nunca más volver a verte, ni acariciarte, ni besarte, ni volver a dirigirte la palabra. Siento el miedo de que por el simple hecho de ser "rey" tenga que pasar por esto.

Siento más mi miedo cuando abren la puerta, mis brazos no son lo suficientemente grandes para abrazarte, mi ropa no es lo suficientemente grande para cubrirte. Simplemente no soy suficiente para protegerte.

“Prometeme que algún día, en alguna otra vida, me volverás a querer."

“En mis próximas siete vidas te buscaré.”

No entiendo.

¿Porqué no estás aquí?, ¿Porqué corriste?, ¿Porqué dejaste que ellos te tomaran?

El fuego crece, hace más frío, escucho tus gritos y los míos también. Finalmente todo es oscuridad.

¿He muerto?, ¿hemos muerto?

Te quiero conmigo, te necesito conmigo.

Si Dios existiera, en ese mismo momento nos hubiera llevado a los dos a alguno de nuestros dos destinos; el cielo o el infierno. Pero él no lo hace, no nos deja descansar. Únicamente lo escucho reír desde su trono mientras la temperatura sigue bajando y un orificio pequeño se va creando en el vacío dejando entrar un poco de luz.

¿Finalmente podré descansar?, ¿podré hacerlo a tu lado?

Comienzo a ver mis manos por el rayo de luz, se ven más blancas, pequeñas, suaves y delicadas. Siento que en si que todo mi cuerpo va encogiéndose. Sin darme cuenta, el orificio se abre totalmente dejándome caer a un nuevo vacío, cegando mi visión, cayendo en las manos de Dios.

¿Será ésta mi resurrección?

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La antigua leyenda del Emperador y su amante es demasiado famosa en Corea, refleja posiblemente el primer acto de homofobia más grande en la nación y el acto amoroso más fuerte entre jóvenes.

Se cuenta que el emperador de aquellos años de la dinastía Min, Min Yoongi, se había mantenido estable y sereno en cuando a sus decisiones amorosas. Sin citas y sin compromisos, sin casamientos forzados y sobretodo, sin el más mínimo interés en tener una esposa. Claramente el pueblo necesitaba de un sucesor y al ser el único capaz de brindarlo comenzó con su larga lista de matrimonios fallidos. Matrimonios que no duraban lo suficiente como para engendrar un hijo.

Se pensaba que no eran lo suficientemente buenas complaciendo y otras versiones cuentan que el emperador Min solo no quería tener coito con ellas.

Rondaban muchas dudas en ese tema y todas las bellas damas de la aldea buscaban la manera de poder acercarse a él y conseguir ser la madre de su hijo. Sin embargo, otra etapa de separación ocurrió.

Únicamente era acompañado por uno de sus guardias que según lenguas sabías apenas era un aprendiz, su nombre se desconoce del todo a excepción de que sus iniciales eran K.T.

A lo largo de los meses se dieron varios episodios en los que la relación entre el emperador y aquel aprendiz fue viéndose más allá de lo protector, las mismas personas dentro del palacio se daban cuenta de la situación y contaban a sus conocidos. Así, fue como poco a poco el país se fue enterando y por la mentalidad en esa época, no lo aceptaron.

Ahora, el acto que tantos jóvenes admiran fue la manera en que el aprendiz en lugar de decir la verdad únicamente se mencionó ser un objeto de lujuria, dispuesto a recibir el castigo que ellos quisieran brindarle a cambio de volver a respetar a su gobernante. El aprendiz murió a manos del pueblo, cumpliendo la condición antes dicha y forzando a que finalmente se obtuviera un heredero.

Así fue hasta que a sus 24 años de edad finalmente contrajo matrimonio con la que sería la madre de su único hijo varón, el sucesor de la cadena.

El pueblo estaba feliz por la gran noticia, hasta que diez años después el emperador cometió suicidio. Existen varias versiones del porqué lo pudo haber hecho pero todas concuerdan en una sola cosa; el remordimiento de haber perdido a su amado frente a sus ojos, el dolor y la desesperanza de estar encadenado a una realidad que no era la suya.

Así que desde entonces, artistas modernos toman esta historia como inspiración, por lo que no era peculiar encontrar alguna película, libro, restaurante o escuela con algo relacionado a ello.

Y fue por eso mismo que al momento de haber nacido se sabría que Yoongi correría con la casualidad de tener el mismo nombre que aquel emperador tan criticado.

“¿Tú también eres gay?”

“¿Te ha gustado tu mejor amigo?”

“Si te juntas mucho con Yoongi capaz y mueras”

Min Yoongi de 24 años, nacido en Daegu, corrió con la desafortunada suerte de tener un nombre tan peculiar en Corea. Un nombre tan criticado y juzgado desde diferentes puntos de vista.

— Hey, ¿en qué piensas? —lo movió suavemente, sentándose a un lado suyo sobre aquella pequeña cama.

Y un nombre tan mencionado.

— No, en nada Hoseok. ¿Has estado alimentándote bien?, ¿te has estado cuidando?

El más joven rió suavemente—. Todo ha mejorado desde la última vez, gracias por preguntar. ¿Qué tal todo contigo, has tenido esos sueños todavía?

— Uhm, sí. Escucho su voz pero, no logro ver su rostro.

— ¿Te ha dicho su nombre?

Yoongi rascó la parte posterior de su cabeza, cerrando sus ojos en un intento de recordar. Lo primero que viene a su cabeza es un ambiente cálido, siente la brisa del aire fresco y nota como pequeñas hojas caen cerca suyo.

“Te quiero tanto, tanto, Yoongi. Te quedarás a mi lado por siempre, ¿verdad?”

Ve una linda sonrisa cuadrada, pero no ve más allá de ella.

“Anda, dime lo mismo. Te quiero tanto, tanto T-..”

— No, no lo hizo. Nunca lo logra terminar.

Louder Than Flames • TaegiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora