Primer Encuentro

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Neville se despertó sobresaltado, esta era la sexta noche consecutiva que tenía esos sueños. Siempre ha tenido claros sus gustos sexuales y también sus sentimientos por dos personas en particular, pero jamás había tenido sueños eróticos tan específicos. Él se consideraba más romántico que pasional, pero cualquiera que supiera lo que soñaba con su profesor de pociones, y lo que le hacía o le dejaba hacerle, dirían que miente descaradamente.

Durante esa semana estuvo muy incómodo en la clase de pociones. No decía nada, no miraba al profesor y si este le dirigía la palabra solo asentía con la cabeza tímidamente y se ponía colorado de la vergüenza. Sin embargo, esa mañana fue diferente. Entró a clase con la cabeza en alto y se dirigió a la primera fila para ver de cerca a su adorado profesor. Este sólo le miró levantándole una ceja de forma despectiva, cuya respuesta fue una sonrisa ladeada y un repaso con la mirada a lo largo de su cuerpo. Un acto un tanto raro viniendo de un alumno hacia su persona, según Severus, y más aún viniendo de Neville Longbottom.

Así pasaron las dos horas de esa clase: Neville lanzándole miraditas lascivas, guiños juguetones e incluso se llegaba a relamer los labios mirando su entrepierna muy descaradamente. Y Severus, por su parte, ignoraba dificultosamente esas muestras de lujuria pura consiguiendo a duras penas no enrojecer y, peor aún, que no se le levantase orgullosamente su virilidad por pensamientos de la misma índole que los sueños de Neville, de los que él no sabía nada.

Cuando la clase acabó todos los alumnos salieron por la puerta atropellándose los unos a los otros, era la hora de comer. Pero Neville tenía otros planes. Aprovechando que Snape estaba de espaldas a la puerta, colocando unas pociones en los estantes, cerró la clase y la selló con hechizos silenciosos al tiempo que caminaba lentamente y sin hacer ruido hacia donde estaba su querido profesor.

Llegó a su altura y atrapó al pocionista entre sus fuertes brazos sin dejar que se girase sobre sí mismo.

- ¡Suélteme ahora mismo! ¿¡Quién narices se cree que es para retenerme!?- vociferó el profesor.

Neville no decía nada, soltaba pequeñas risitas por la reacción de Snape y lo apretaba más, si cabía, contra su pecho.

-¿¡A caso está sordo!? ¡Le he dicho que...!- se cortó a mitad de la frase puesto que empezó a sentir cómo le apartaban el pelo del cuello y posaban unos labios rozando cada tramo de su piel sensible erizándole todo el cuerpo.

Severus se tensó, aún no sabía quién lo retenía y eso lo ponía muy nervioso. Se removió inquieto en los brazos de su captor para darse la vuelta y empujarlo lejos, pero quien quiera que fuera quien lo sujetaba le comenzó a mordisquear el cuello ganándose jadeos ahogados del mayor. Snape nunca había sentido nada parecido, miles de escalofríos le recorrían el cuerpo mientras su sangre se calentaba y emigraba a la zona sur de su organismo.

Neville lo sujetó más fuerte, para evitar que se cayera al suelo por fallarle las piernas, y lo condujo al escritorio doblándolo contra este y presionando su propio cuerpo con el de Snape para alcanzar su oreja y poder succionar el lóbulo de esta.

Teniendo al profesor contra el escritorio se levantó y empezó a desnudarse. Severus, al dejar de notar el cuerpo del contrario, giró la cabeza sobre su hombro aún sin moverse y así saber quién era pero justo él se habia dado la vuelta. Lo observó atentamente mientras se sacaba la túnica por la cabeza. El uniforme de la escuela le quedaba apretado dejando poco a la imaginación su redondo trasero que se marcaba a través de esos pantalones de vestir.

Neville, sabiendo que estaba siendo observado, se desabrochó lentamente cada botón de la camisa hasta sacársela por completo dejándole una vista perfecta de su ancha y musculosa espalda. También desabrochó el botón del pantalón y bajó la cremallera. Dejó que los pantalones se escurrieran por sus piernas y se enrollaran en sus tobillos. Con un simple movimiento de varita se deshizo de ellos y de sus zapatos, junto con la camisa que estaba en el suelo quedaron colocados perfectamente en una de las mesas del alumnado. Además aprovechó el despiste que Snape tenía mirando su cuerpo para quitarle toda la ropa, incluida la interior y dejarla en las mismas condiciones que la suya apartada en otra de las mesas.

Longbottom se giró sobre sí mismo con una sonrisa sensual ladeada haciendo temblar a Snape, el cual no sabía si temblaba por que era Neville, por el manejo que tenía con la varita o por la curiosidad de saber como iba a usar su otra "varita" con él.

Severus tenía que admitir que Longbottom había pegado un cambio radical después de la guerra. Habia crecido varios centímetros superando la altura del mayor, se había deshecho de los kilos de más consiguiendo una figura imponente digna de un auror, si se proponía serlo en un futuro, y solo Merlín sabe cómo había hecho para dejar atrás los dientes grandes y torcidos teniendo ahora la sonrisa más perfecta que Snape había visto en su vida. Pero claro, todo esto no lo diría en voz alta ni bajo los efectos del Veritaserum.

Por mucho que quisiera ver dónde les llevaba todo esto, Severus se irguió aún apoyado en la mesa dispuesto a encararlo y decirle lo mal que estaba todo esto, puesto que, aunque era mayor de edad seguía siendo alumno suyo y su moral estaba por encima de cualquier placer que le pueda causar un adonis como el que tenía delante.

Al parecer, Longbottom dedujo sus intenciones y se bajó la ropa interior dejando su erección roja y palpitante chocando con su abdomen trabajado. Después se acercó a un muy colorado Snape y lo besó suavemente, todo lo opuesto a lo que el contrario se esperaba, sin embargo le gustó y siguió el beso.
Cuando Neville notó que Severus se derretía entre sus brazos lo volvió a colocar en la posición de antes: de espaldas a él y doblado sobre el escritorio.

Al mayor no le dió tiempo ni a reaccionar con un jadeo de sorpresa cuando ya tenía a su alumno de rodillas detrás de él apretando sus gluteos con sus manos y separándolos para ver el orificio rosado entre ellos. Le dió un lametón de probada, Severus gimió. Su reacción esperada incentivó a Neville para seguir con su tortura placentera. Pasaron los minutos con Longbottom chupando y lamiendo su agujero, Snape gimoteaba desesperado, tanto placer lo abrumaba, hasta que gritó cuando notó un dedo entrar en su recto.

El castaño sonrió y mordió la nalga del profesor, succionó un poco más abajo dejando marcas aquí y allá mientras movía el dedo en su interior. A ese dedo se unió otro y después otro para abrirlos y cerrarlos dentro del culo ajeno y así dilatarlo. Neville estaba ansioso por entrar ya y Severus quería lo mismo.

-Es-estoy lis-to- gimió Snape como pudo.

El menor no se hizo de rogar, rápidamente se levantó y extendió el líquido preseminal que rebosaba y se deslizaba a lo largo de su miembro para lubricar y que fuera más fácil la penetración.
Entró de una estocada rápida y profunda, lo había dilatado bastante bien para no hacerle demasiado daño pero no lo suficiente para que no notara un pequeño resquicio de dolor, que con el placer fue una explosión de sensaciones para el pocionista.

Se escuchó un largo gemido ronco salió de lo profundo de su garganta combinado con un gruñido gutural de Neville.

Esperó hasta que Snape se moviera indicando que estaba, más que listo, impaciente. Y empezó a salir y entrar duramente aumentado la velocidad a medida que aumentaban los gemidos de su profesor. Neville lo torturaba tanto dentro como fuera de él, llegando lo más profundo que la postura le permitía en cada embestida, agarrándole del pelo para que curvara su espalda sacando más el culo y dejándolo en alto. Cosa que el castaño aprovechó para azotar de vez en cuando. Snape era todo un soneto de gemidos altos y, a veces, un tanto agudos.

De un momento a otro salió de su interior llevándose una queja lastimera que le hizo reir. Le dió la vuelta y lo alzó para que rodeara su cadera con sus piernas. Volvió a entrar de una fuerte embestida al tiempo que ahogaba el grito de Snape con su boca, en esa postura lograba tocar el sensible punto del mayor y lo rozaba con cada fuerte estocada sin darle un respiro.

Neville estaba apunto de terminar así que apoyó en el escritorio al azabache para liberar una mano y poder bombear la erección del contrario llevándolo al orgasmo más intenso que tuvo en su vida, largas líneas de semen pintaban su torso. Posteriormente él se dejó llevar dentro de su pocionista favorito con un gruñido ahogado en la piel del cuello de Severus.

Después de unos minutos en los que recuperaban el aliento y unos pocos besos más, Longbottom pareció reaccionar. Salió del interior de su profesor, más colorado que un tomate y sin poder mirarlo a la cara los limpió y vistió a ambos con un movimiento de varita. Se fué corriendo del aula sin mirar atrás dejando a un Snape muy satisfecho pero también muy confundido.

Derivados de Amortentia (Neville x Severus x Theodore)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora