❱ 𝖉𝖔𝖘 ✿•˖*

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Se asomó un poco al no escuchar más las voces de sus compañeros de equipo conversando.
Pudo distinguir una figura rosa que conocía bastante bien, salir del taller.
Con rapidez, fingió que había vuelto de correr y se posicionó delante de ella con una sonrisa.

Provocando que la contraria diera un respingo del susto.

- ¡No aparezcas así, tonto! -regañó con la mano derecha en el corazón, que le latía bastante rápido- ¿Qué quieres?

- ¿No puedo pasar a saludar? -Interrogó- Es broma. Solo te ví salir después de volver de correr y... no sé

- No parece como si hubieras salido a correr -Acusó, desconcertado al erizo ¿Acaso lo había visto? Si la respuesta era sí; entonces debería empezar a correr, ahora

- Yo...no entiendo el porqué lo dices

- Siempre que vuelves de correr tienes las púas más despeinadas de lo usual. Y tu respiración suele ser un poco más agitada de lo normal y- -Explicó con detalle, pero se dió cuenta que estaba hablando más de lo que le convenía- Olvídalo!!

- Ya pero... ¿Acaso no puedo arreglarme para tí? -Sonrió de lado, como siempre con ese tono egocéntrico

- ¿Tú? ¿Arreglarte por alguien? ¡Ja! Además, ¿Me viste cara de Percy* o qué?

- Venga, solo estaba jugando

- Bueno pero yo estoy apurada, tengo que ir a comprar cosas, así que nos vemos! -Saludó con rapidez y se esfumó lo más rápido posible

- ...¿Me acaba de cortar el rostro?? -preguntó para sí mismo y ofendido apretó un puño- Esto no se queda así Ames.

*

Con su carrito de compras estaba paseando tranquilamente por la sección "Cine".
Donde había un pequeño puesto para rentar películas y demás.
Eligió algunas que le llamasen la atención, por supuesto, de categoría romance adolescente.

- Así que vas a hacer noche de pelis, huh? -Cuestionó arqueando una ceja, apoyado por una pared del pasillo

- ¿No tienes algo mejor que hacer que seguirme? -Masculló mientras revisaba si entre las películas que había elegido estaba Titanic, la cuál ya se había visto 379 veces, llorado en todas, y es probable que vuelva a llorar si la ve nuevamente

- Nop. -Respondió alegre- Además, hay algo que quería preguntarte... ¿Estás enojada por lo que dije en el taller de Tails?

- ¿Qué dijiste? Ya ni me acuerdo

- Mejor entonces -Murmuró para sí- En fin... ¿Te ayudo?

- No gracias, héroe azul, porque va a ser cosa de llegar a mi casa, preguntarte si quieres hacer manualidades o demás cosas que "son aburridas" -Espetó con voz más grave- Y ¡Zas! Te irás a la velocidad de la luz.

- Bueno... hoy estoy de buen humor...

- ¡Ja! Sí claro, ¿Estarías dispuesto a hablar de tus sentimientos conmigo? -Sacó la lengua burlona

- ...¿Quizás?

- ¿Ves? Era obvio que ibas a decir qu- -se frenó en seco al escuchar su respuesta- ... ¿Dijiste que sí?

El erizo asintió dudoso y se rascó la nuca con nerviosismo.
Al ver la cara de la fémina emocionarse, supo que ya no tenía escapatoria.
¿Por qué lo había hecho, siquiera?
Quizás aquel "perfume" que ella emanaba, estaba haciendo que actue por instinto más que otra cosa.

*

Siguiendo las indicaciones de la rosada, se acostó sobre su tan preciado sillón.
Ella subió a buscar una planilla o cosas así, la verdad no le había prestado demasiada atención.
Solo estaba concentrado en aquel olor que largaba, y se preguntó si era normal que le pareciera tan... adictivo.

Semana de celo - SonamyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora