Capítulo 17: Acuario

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Daniel

El día estaba lluvioso, pero no hacía el suficiente frío como para que mi cuerpo temblara tanto, no pude pegar el ojo en toda la noche. Thomas me dio una manta extra y aún así seguía sintiendo frío, por eso ayer fui hasta la enfermería y las oí, y lo supe todo. Parecían las palabrerías de una mujer loca, pero todo lo que sentía Lauren también lo sentía yo y el tatuaje, yo lo tenía completo. Cuando mi madre lo vio, me golpeó por haberme tatuado pero era algo que había aparecido de repente.

Entonces vi a Luaren con sus gafas en el puente de su nariz, el cabello enmarañado y ojeras violáceas, supe que era el momento de hablar.

— Lauren.

— Hola Daniel, ¿Qué necesitas?

Me sentía tan apenado de hablarle, era la primera vez que lo hacía. Tomé el impulso necesario para no irme.

— Necesito hablar contigo sobre algo.

— Cuéntame.

— El día que enfermaste, fui a la enfermería y las oí.

Lauren, me agarró de la muñeca y me llevó hasta detrás de un matorral y se acercó lo suficiente para poderme hablar en susurros para que nadie nos escuchara.

— No sé de qué hablas con exactitud.

— Lo sé todo, Victoria te lo dijo, tienes un don y a eso se deben todos tus malestares y creo que yo también soy uno.

Me di la espalda y le mostré el tatuaje.

— Mira no sé que sea todo esto, pero ¡Ya basta!, no creo en nada de esas cosas, si creo que existen energías que nos rigen pero no en la magia.

— Yo tampoco, pero tiene mucho sentido, voy a hablar con Victoria y tú deberías comenzar a indagar sobre lo que te sucede.

Lauren se quedó estática y yo me marché en busca de la profesora, si ella se quedaría ahí parada sin aceptar lo que le sucedía y poco interesada en buscar la verdad, yo si lo haría. Para mi suerte ella se encontraba en la oficina.

Levantó la vista y le brillaron los ojos, no dejó que hablara primero, agarró mi mano y me dio un sofá muy cómodo.

— Has venido al lugar correcto, yo te ayudaré en tu viaje.

— Necesito que me expliques lo que me sucede.

— Todos tenemos una marca justo aquí en el cuello, nosotros llevamos un río dibujado, somos acuario, pero no somos como cualquiera de los otros hombres y mujeres acuario, solos especiales. No sabía que tenías ese don, pensé que Lauren era la única hasta que te vi cruzar por esa puerta y lo sentí. Somos descendientes de Odiseo, por lo tanto parientes muy lejanos, nuestro don es ver lo que nadie ve, el pasado, el futuro y guiar a los que carecen del don para elegir el mejor camino en sus vidas.

— Eso suena como el horóscopo.

Ella soltó una carcajada.

— Es más que eso, el horóscopo nació de nosotros, pero somos más que eso. Todo se remonta al inicio del tiempo, a los dioses— ella señaló el cielo — Ellos trazan el camino y nos rigen, dejándonos de cierta forma escoger nuestro futuro pero guiándonos por el mejor camino, las estrellas rigen nuestras personalidad, una mundo sin el zodiaco sería un mundo lleno de personas sin personalidad, sin alma.

— ¿Y eso estaría mal?

— Sí, una persona sin personalidad, sin alma, es capaz de hacer muchas cosas, porque todo perdería sentido para ella, sería un autómata que iniciaría una guerra.

— Eso suena muy mal. Si tu destino es tan grande, ¿por qué dar clases en un simple colegio?

— Comencemos porque tengo que pagar el alquiler y la luz etc, pero además de eso, tengo una misión y es hacer que tus compañeros crean en el zodiaco, sino los dioses acabarán con él y comenzará el fin de los tiempos.

— Algo así como abrirse la caja de Pandora, sabes he leído algo de mitología griega.

— Debes ayudarme.

— Lo estaré pensando, pero antes ¿cómo desaparece la sensación de sentirme enfermo?

— Lo hará cuando se complete tu transformación y el hecho de que hayas venido acá en un gran paso.

El desafío de remo fue uno de los mejores, mi equipo trabajó con experticia, guiados por Amber la sirena de nuestro colegio, conocedora de todos los deportes en agua.

Nathaniel soltó un grito cuando ganamos, segunda victoria y estábamos a tan solo un desafío de ganar, si ganábamos el que venía ya teníamos el premio en nuestras manos.

Después de lo del remo, Jack consiguió un poco de cerveza, pero yo no tomaba así que bebí gaseosa. Miguel era el más afectado por los tragos.

— Oh Daniel esa chica que tú dejaste estaba tan increíble.

— ¿Cuál chica?

— Si dinos cuál es la chica— dijo Nate.

— Carolina, la que te cogías cuando tu novia se fue de viaje.

Me levanté del tronco de madera y lo cogí por le cuello de su camisa y le di un puñetazo en la cara.

— ¡No vuelvas a repetirlo!

No solía ser violento, pero esta vez me había sacado de mía casillas. Mencionar ante todos a Carolina era lo más bajo que había hecho.

Amber

El desafío de remo fue algo fácil para mí, me defendía en el agua más que en tierra, en ella me perdía y así dejaba de pensar en todos mis problemas. Tenía un dilema en mi cabeza, me gustaba mi mejor amigo que tenía novia y ella también era mi amiga. No sé en qué momento pasó, pero sucedió y lo que más deseaba era estar con él.

Me quité el chaleco detrás de los árboles, escondiéndome de y evitando todo el día, tenía que alejarme para superarlo al fin.

— Has estado perdida.

Estaba sin camisa, aún estaba mojado y no podía apartar la vista de lo bien que lucia sin camisa. Sus músculos, su abdomen marcado propio de un atleta.

— Ya sabes a veces quiero tiempo a solas.

— Eres extraña.

Me abrazó estando así, mojado y yo apenas con un top igual de húmedo, estaba tan cerca que no pude resistirme a ese impulso, a ese deseo. Lo besé. Sí lo hice y se sintió tan bien que no podía sentirme menos culpable. Pensé que me rechazaría pero no lo hizo, sólo dejó que mi boca hiciera a mi merced con la suya.

— ¡Son unos hijos de puta!

Me aparté de Cristián al escucharla, en ese momento quería que me tragase la tierra, porque traicione a mi amiga por un deseo y cuanto lamentaba, más porque lo había disfrutado.

— Andrea, lo lamento— fue lo único que escapó de mi boca.

Cristian fue tras ella y yo no tenía suficientes agallas de hablarle, tuve que cambiarme de tienda y fui a dormir junto con Dalila, la hermana de Lucía, era muy amable.

Jack llevaba una carta donde estaba el siguiente desafío, y eso era justo lo que tenía que hacer enforcarme en estas competencias y nada más, luego cuando regresara a casa pensaría en que hacer para recuperarla, porque ahora no sabía que decir, el daño era muy grave.

— El desafío es hacer una gran fogata, la más grande gana.

— Parece sencillo.

— Solo se puede utilizar rocas y leña, es algo difícil hacer una buena con tan poco... al menos que...

— No, nada de hacer trampa— dijo Kairi. — No me parece justo.

Signos ZodiacalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora