Caí en un profundo sueño, pero más que sueño fue una pesadilla.
—Niña tonta, ¡responde! ¿prefieres este sufrimiento a no decir la verdad?—dijo una voz gruesa e imponente.
—No se....de lo que.... me está hablando—dijo Alice entre jadeos.
Se la veía muy mal, tenia golpes morados por toda su cara, sangraba su labio inferior y tenia los ojos entrecerrados por la hinchazón de su rostro. Se me partió el corazón de verla en ese estado, quería gritar y abalanzarme sobre su captor, empecé a agitarme y a llorar de la impotencia que volvía a mi de verla sufrir y no poder hacer nada.
—Se lo juro—dijo con un hilo de voz, pero sin derramar lágrima alguna, parecía aguantar no quebrarse ahí mismo manteniéndose firme. La admiraba por eso.
—¿Fuiste quien lo mato?¿cómo supiste de él? Eras la única en ese lugar—dijo confundido a punto de perder la paciencia.—
—¡yo no mate a nadie!—gritó
Y caí en la cuenta, ¡a la que buscaban era a mi!yo fui la que vio lo sucedido, y no dije nada; todo el sufrimiento que estaba viviendo lo había causado yo, la culpa me descompuso y lloré con más fuerzas.
—Debiste ver algo—siguió insistiendo.
—Le dije que no se nada—respondió.
—En vista de que no cooperas, y siendo una terrícola, hoy al ocultarse el sol serás ejecutada.
Sentí que todo empezaba a sacudirse, la escena empezó a desaparecer y abrí los ojos.
Vi a Arturo frente mío, agarrándome de los hombros, se veía agitado y preocupado.
—¿ Te encuentras bien? Empezaste a agitarte, y a llorar—dijo.
—Debemos irnos ya—dije todavía llorando, y tratando de controlar mi respiración.—
—Primero debes controlarte.
—A mi hermana la ejecutaran hoy al atardecer, debemos apurarnos—aún con lágrimas en los ojos di un brinco al suelo zafándome del agarre de Arturo.—
Abrí la puerta y me dispuse a buscar a Lawrence, debíamos agradecerle antes de irnos, a mi detrás vino Arturo, y me ayudo a ubicarlo.
—¡Olivia!—llamó
Me acerque y Lawrence estaba preparando el desayuno.
—Por favor, sírvanse—dijo Lawrence.
—Muchas gracias, pero tenemos que irnos—dije.
—Ya lo suponía—respondió y dirigió su mirada a Arturo.
—Quiero que se lleven esto—y le entrego una bolsa donde estaba amarrada una funda de cuero más larga—Y dos Carstans.
la expresión de Arturo cambio al ver que era la funda larga de cuero, y miro de nuevo a Lawrence.
—Tu padre me salvo incontables veces, es lo menos que puedo hacer por su hijo.
—Gracias....—dijo Arturo cohibido por lo que recibía.
Nos despedimos, le agradecimos y nos dispusimos a salir, ya esperándonos estaban esa especie de caballos que debían ser esos Carstans.
Nos montamos, y supusimos que era el mismo principio de montar un caballo.
Arturo abrió la bolsita, pero caí en la cuenta que la funda de cuero que le había entregado era la funda de una espada.
—Toma—me tendió un sándwich y agua , al parecer la otra bolsa era de suministros.
—Gracias—dije, y lo devoré en un rato, no me había dado cuenta el hambre y la sed que tenía hasta que comí.
—Déjame ver la espada—dije al fin.
Me la paso y el saque de su funda, era hermosa, para ser un arma peligrosa, era plateada, bien pulida y con símbolos circulares en la base de la espada antes de ser cortada por el mango, que era simple, con cuero forrado donde iba la mano para sujetarla, y era increíblemente liviana y estaba muy bien equilibrada, al final del mango, estaban escritas las iniciales: P.R.
—Era de mi padre—dijo Arturo—me contó tantas veces sobre esta espada que podría reconocerla en donde fuera.—
—Es hermosa—le respondí entregándoselo.
Entonces empezamos a galopar hacia el majestuoso castillo, con la esperanza de llegar a tiempo antes de que sea tarde.
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Sangre letal
Teen Fiction"Pero, quien decidió ser, era algo que ella misma no comprendía, sabía que algún día todo lo que había hecho o haría la definirían. Con un susurro le harían saber que había hecho lo correcto." Olivia, una chica de 17 años que tiene una vida normal...