Ya pasa la semana desde que se llevaron a Chinos, la verdad lo extraño, pero tengo que esperar a la policía.
Hasta mientras volví a Acapulco, mientras trabajo, los oficiales me dijeron que me vaya a otro lugar por precaución.
Trabajo vía internet, por llamadas.
Paso tiempo con mis sobrinos.
Gabo y Gael.
Solo queda esperar.
....
Ya pasó un mes, me llamaron por el teléfono de casa.
Me dijeron que encontraron un posible lugar donde podrían estar.
Así que me fui nuevamente a la cuidad, deje a consomé y a panela en casa con mi hermana.
Una vez en las calles de mi cuidad, empecé a conducir rumbo a la oficina, mire por la calle, sentía algo extraño en mi estomago, una sensación extraño.
Vi un cartel de esos que cuelgan para los desaparecidos.
Ahí estaba Jorge, en una foto que mismo le tomé, aun recuerdo ese día, fuimos a la beach house.
Le saqué una foto en la piscina.
Me llené de melancolía.
Llegué a la oficina de policías.
—¿Señor Cardenas?—dijo la misma oficial que conocí mes atrás.
—¿Lucian?—dije sorprendido.
—hace mucho que no lo veía, ¿que lo trae por aquí?—
—me dijeron que hubo un avance en todo esto—
—¿enserio?, bueno, ven—
Me llevo con el oficial a cargo del caso.
—señor Cardenas—
—Dígame Diego por favor—
—esta bien, Diego, como ya sabemos, usted viene siendo el prometido del señor Anzaldo—
—si—
—por lo que me dejaron informarle lo que esta pasando ahora, mediante todas las pistas que hemos seguido durante este mes, llegamos a la conclusión de que el señor Jorge, se encuentra en Culiacán—
—¿pistas?—dije yo muy confundido.
Escuchamos golpes en la puerta.
—disculpe jefe, llegaron sus padres—
—que pasen—
Vi como por la puerta entraron mis suegros.
—Diego, ¿que se supone que haces aquí?....—dijo ella mirando al oficial.
—hola...—dije tímidamente.
—pensé que había quedado claro todo el asunto con el—dijo su madre al oficial.
—¿de que hablan?—
—Diego ya no es mas que un simple amigo de nuestro hijo—
—¿que?—dije yo muy ofendido.
—no queremos que sepas nada mas de nuestro hijo—dijo su padre.
—yo tengo el mismo derecho de saber que paso con Jorge, el no solo era un "amigo", como dicen—dije molesto.
—estamos hablando por parte de nuestro hijo cundo decimos que se rompe cualquier vinculo contigo—
—ustedes no pueden hablar por el, Jorge nunca estaría de acuerdo—
—somos sus padres—
—pues Jorge ya no tiene 10 años—dije yo levantándome de la silla.
—Jorge sigue siendo MI hijo— resaltó.
—si, Jorge es MI prometido—
—¿pueden calmarse por favor?—dijo Lucían.
—les pediré que se tranquilicen o tendrán que sacarlos—dijo el hombre muy sereno.
Me senté y ellos también.
—bueno, como ustedes saben, varios testigos aseguraron ver al señor Anzaldo caminar por las calles de Culiacán junto a un hombre que coincide con el físico de Pablo—
—¿Porque yo no estaba enterado de nada al respecto?—dije yo.
—los señores Anzaldo me pidieron no comunicar esta información—
—eso no esta bien, yo tengo derecho de saberlo, por algo YO le estoy pagando—dije molesto.
—tu le estas pagando al hombre porque fuiste el responsable de su secuestro—
—yo no hice nada—
—lo sabemos—dijo la mujer con cara de pocos amigos.
¿Porque Omar no me dijo nada?.
—¡Basta!, déjenme continuar, tenemos esa información, ya encargamos ala policía de Culiacán, que estén alertas a cualquier aparición, hasta mientras queda esperar—
Estuvimos el resto de la tarde hablando con el oficial. Mientras explicaba sobre como habían confirmado la información.
Nada importante mas que lo anterior.
Decidí quedarme en el departamento hasta mientras.
Al día siguiente recibí una notificación, me habían denunciado.
En la noche llame a mi abogado, para responder la denuncia de sus padres, estaban siendo completamente injustos conmigo, necesitaba enterarme todo lo que pasa con Jorge.
Al día siguiente nos juntamos para quedar lo del juicio.
Pasaron los días y nada.
Llegó el juicio, me demandaron contra el caso de Jorge, por violacion a la privacidad y por cargos de complicidad.
El juicio duro semanas mientras yo intentaba mantenerme a flote.
Hasta que paso, paso ese momento tan duro que nunca en mi vida pensé que tendría que pasar.
Me negaron informarme sobre el caso y debería alejarme de los Anzaldo.
Al menos diez metros de distancia.
No se que pensar.
No se que hacer.
Apenas llegué a casa, me tire al sofá, vi todo a mi alrededor, la cocina donde grabábamos los 24 horas, la sala, donde hemos grabado un montón de videos.
Tantos recuerdos que debía dejar de lado, debería dejarlo ir, es difícil despedirme de algo que perdí, la frustración era tanta que lancé mi teléfono.
La dolía el corazón, mi cerebro dejo de pensar.
Me levanté y tomé una mochila, la llene de ropa, tome a los perros y partí en auto.
Llegué a casa de mis padres.
No debían verme así, no ahora.
Me limpié las lágrimas que ya casi estaban gastadas.
Agarre valor y toque el timbre con el coche al frente.
Vi como mi hermana salió junto con Gael.
Ellos me saludaron.
Yo les dediqué una sonrisa.
—hola Diego, ¿que te trae por aquí?—
—hola, solo vine a visitar—
—¿ya vuelves?—dijo mi hermana sorprendida.
—no, solo me tomó un descanso—dije yo sonriente—¿puedes cuidar a conso y a panela por mi un rato?—me dirigí a Gael.
—claro—
El los saco del auto.
—gracias—
—¿y esa mochila?—
—solo son algunas cosas—dije yo nervioso.
—¿que le paso a tu teléfono?—dijo Gael sorprendido.
—se me cayó....bueno—mi pierna empezó a temblar—m-me voy...—dije nervioso.
—¿ok?, ¿cuando vuelves?—
—no lo se....—dije yo mirando a otro lado . —adiós—
Arranque el auto y salí del lugar.
Conduje unas buenas horas..
¿Que diablos hice yo para que pase esto?.
Las lágrimas en un rato de esos se detuvieron, ya no salían, estaba seco.
Detuve al auto, no se donde estaba.
Pero vi un cartel de un hotel a lo lejos.
Me baje del auto y entre, el chico me dio la habitación rápidamente.
Me lance en la cama de mala muerte.
No quiero moverme.
Quiero acabar con mi sufrimiento....
Lo más importante que tengo en mi vida, me lo quitaron.
Nunca imaginé una vida son el, tanto como nunca me imagine una vida así a su lado.
Lo extraño...
Me levanté y me arranqué la ropa.
Para tomar un baño.
Abrí el agua y me metí, estaba fría pero en ese momento no me importaba.
Debo recuperar a Jorge, no me importa como.
Estuve un buen rato reflexionando como haría algo.
"Varios testigos afirmaron haber visto al señor Anzaldo en Culiacán"esas palabras recorrieron mi cabeza.
Es perfecto.
Deje la habitación y me dirigí a la camioneta, saqué mi bolso, me puse su sudadera gris con rosa que tanto amaba, olía a el.
Me puse la gorra y los lentes.
Pedí un taxi a la estación mas cercana.
Llegué al lugar y compre el boleto del primer autobús a Culiacán.
Me senté en la banca a esperar.
Mire a mi alrededor había una señora en la banca de al frente.
Y un bar al otro.
Compre una botella de Whisky y me la bebí.
Con la botella en mano, vi como la mujer dirigió su dedo a la boca.
Jorge.......Jorge.
Jorge se mordía las uñas cuando estaba borracho, siempre odie ese mal hábito que tenía.
Las lágrimas empezaron a salir.
Me quedé un buen rato sumergido en mi miseria, mientras esperaba al autobús.
Los altavoces anunciaron la llegada de tan preciado bus.
Eran cerca de las doce de la noche.
Guarde la botella en mi mochila y me levanté.
Camine algo mateado al bus y me subí.
No se cuanto tiempo fue, pero abrí los ojos y vi a un hombre gordo que me miraba enfadado.
—amigo, levántate, estas ocupando espacio—
Mire a mi alrededor y estaba repleto.
Tome mi mochila y salí.
Me senté en la banca más próxima.
Puse mi mochila de almohada y me dormí.
Me despertó la luz del día.
El aire era fresco.
Tenía un fuerte dolor de cabeza.
Camine por todo lado buscándolo.
Hasta que me di cuenta de que las probabilidades de encontrarlo de casualidad, eran 90% nulas.
Llegué a un supermercado, agarré unas cosas y me senté en el piso mientras comía.
Necesito unos takis.
Sus favoritos...
Me dirigí al pasillo y busqué si tenían algo.
Escuche el sonido del timbre de la puerta.
Escuche risas, parecidas a las de el, pero rechace la idea después de ya haberlo confundido con seis personas.
Tome una bolsa y me senté en el suelo.
Mientras miraba aquel ventilador moverse.
Escuche una voz a mi lado.
—oye mijo, ¿me pasas unos Takis?—era el, el mismo.
—Jorge....—dije yo sorprendido.
El me miro incrédulo.
Era el, con todo y sus chinos.
—¿disculpa?—dijo el con una sombra nerviosa.
Me levanté y lo abracé.
Mientras llenaba de besos su cara.
—¿amigo?, ¿te sientes bien?—
—Jorge...yo....—
—perdón creo que me confundes, soy Lucas—
—Jorge ya basta, enserio no es divertido—dije yo algo confundido, si esta en una broma, nunca pensé que caería tan bajo—
—¿de que hablas hermano?—dijo el muy perdido.