Craig siempre ha pensado que Tweek es un chico demasiado normal.
Desde que tiene memoria ha estado en el mismo grado que él por lo que ha tenido bastante tiempo para gestar en su cabeza una opinión respecto a quien es y realmente la puede resumir a dos palabras: Molesto y genérico.
Molesto porque sus constantes temblores y gritos siempre lo sacan de quicio haciéndolo querer alejarse de él lo mas que pueda y normal porque no hay nada en su apariencia que pueda destacar.
Pero ese día, todo cambió.
A pesar de no ser alguien que preste mucha atención a las personas que lo rodean, Craig notó esa mañana cuando su maestro nombró al castaño que el muchacho de los tics no había ido, eso si que era algo anormal de él, pues justamente por su comportamiento paranoico tenia miedo que faltar un día a la escuela afectara de alguna manera su historial criminal y fuera a la cárcel.
La primera clase pasó sin mucho problema a pesar de este pequeño hecho, es así como en camino a su siguiente clase el pelinegro se dio cuenta que le faltaba su libro de inglés así que alejándose de sus amigos volvió a su casillero en busca de este, casillero el cual quedaba a unos metros de la puerta. Cuando ya lo tuvo en sus manos se dispuso a seguir su camino, pero cierto sonido semejante a un golpe le llamó la atención.
Y ahí lo vio.
Una melena rebelde y platinada, una mirada vacía y un semblante de "sal de mi camino o te mato" fue lo que miró cuando justo a su lado pasó aquel chico nervioso el cual ya no lo era, pues aunque solo hubieran sido un par de segundos, fue lo suficiente para saber que esa persona molesta y simple que conocía había desaparecido.
Las personas comenzaron a murmurar mientras se dirigían a la siguiente clase, Craig por otro lado no salió de su asombro hasta que el pasillo quedó medio vació, cuando el rubio salió de su vista corrió como pudo para alcanzarlo ya que la siguiente clase era con él.
—Tweek Tweak, ¿que te pasó en el cabello?—Preguntó la maestra con asombro al igual que el resto de compañeros que no paraban de hablar en voz alta sobre el tema.
—Lo arreglé—Respondió cortante para luego sentarse en cualquier asiento sin respetar el orden que ya tenían, en cualquier otro caso lo hubiera reprendido pero en realidad no sabia bien como reaccionar ante esta situación así que lo dejó.
Craig entró luego de él, mirándolo en cada momento mientras tomaba asiento, detallando cada una de sus facciones, era la misma persona eso era totalmente cierto pero... algo había cambiado, algo mas allá de su apariencia había sido modificado. Hizo esto hasta que el chico habló.
—¿Que mierda me ven? ¿acaso tengo a su puta madre en la cara?—Gritó y todos volvieron la vista a sus libros mientras escuchaban a la maestra quien tampoco parecía muy presente en su labor, estaba algo shockeada por su estudiante.
Craig por otro lado estaba emocionado, nunca pensó escuchar esas palabras tan agresivas venir del ahora rubio, incluso él, que siempre le ha importado una mierda el resto del mundo sentía demasiado interés en el muchacho.
El día continuó hasta que el recreo se hizo presente, el pelinegro se estaba comenzando a desilusionar pues en realidad el chico seguía siendo bastante tranquilo, no había hecho comentario alguno y nadie le hablaba, como siempre, solo que ahora parecía que era por el miedo que daba su expresión de pocos amigos.
No obstante, cuando se encontraba tranquilamente hablando mientras almorzaba, notó a lo lejos como el rubio comía su almuerzo con los pies sobre la mesa a pesar de que esto estuviera prohibido, lo miró de reojo hasta que notó como cierto chico gordo se acercó a él con sonrisa burlona y a pesar de estar a una distancia considerable pudo escuchar sus palabras.
—Vaya Tweek, no pensé que pudieras verte mas marica de lo que eras pero aquí estás, rompiendo mis expectativas—Comentó el castaño mientras toqueteaba el cabello de Tweek, pero él ni se inmutó.
—Vete gordo, no estoy de humor para tu búsqueda de atención matutina—Respondió con tranquilidad mientras continuaba su comida, pero al parecer el comentario no le agradó al otro.
—¿Ah si? ¿Y que pasa si hago esto?—Y sin mas, la cabeza de Tweek fue estampada en su puré de papas mientras todos en la cafetería se reían, Craig tuvo un pequeño impulso de ayudar pero no lo hizo, solo observó lo que hacia el chico.
El rubio levantó la cabeza, se barrió la comida y luego se levantó, notando por primera vez que era mas alto que el gordo. Lo tomó del cabello con fuerza para luego darle un rodillazo en la cara rompiendo su nariz. Todos se quedaron callados por la imagen que estaban viendo.
Pero esto estaba lejos de terminar.
Tweek se acercó al basurero mas cercano y le quitó la tapa para luego volver. Cualquiera diría que se lo tiraría encima pero no, su plan era mucho mejor. Sacó un puñado de porquería y pellizcó con la otra mano la herida nariz de Cartman quien no dudó en dar un grito de dolor, ahí fue cuando aprovechó para meterle toda la basura en su enorme boca.
—Vuelves a joderme y juro que te haré tocino cerdo de mierda—Amenazó, Craig no podía creer la maravillosa escena que acaba de presenciar ¡al fin alguien mas que Wendy le había dado lo suyo a ese malnacido!
—¿Tweek Tweak porque has hecho eso mmkay?—Acusó el consejero al notar la violenta y asquerosa escena.
—Porque puedo—Respondió desafiante.
—Bueno, pues yo también puedo llevarte a la dirección con el director PC mmkay, vamos niño—Y sin mas siguió al mayor, no sin antes notar como el de chullo lo miraba con la boca abierta y unos ojos que brillaban de devoción. En respuesta solo le alzó el dedo medio y desapareció.
—Wow, algo bien jodido debió haberle pasado a Tweek para que actué así—Comentó Token, mientras Clyde y Jimmy asintieron.
—Chicos—Todos lo miraron mientras aun observaba la salida de la cafetería—Creo que soy gay.
Y con esta afirmación, todo se fue al carajo.
...
¿Se imaginan de verdad que Tweek se vuelva re pinche loco? Osea, como Stan cuando se hizo emo pero mas chido y menos marica xD
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Fuck you all | Creek
FanficPara Craig, Tweek es solo un chico mas de su grado, incluso puede decir que le llega a desagradar por su forma de ser paranoica, pesimista, nerviosa y sobre todo, cobarde. O eso pensaba hasta el día en que el pequeño mandó a la mierda todo.