Capitulo único

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Nowhere but spring

Nowhere but spring

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I. Fue una mañana lluviosa de primavera

En la cual Steve Rogers perdió a su madre bajo los efectos de una terrible enfermedad.

Era muy joven en el momento y su madre significaba todo para él. Sarah Rogers represaba alegría, amor y risas, era una mujer increíble que se desvivía y sacrificaba por el buen futuro de su pequeño. Ella era buena, tan buena, y en ningún momento se imaginó que algo así podría ocurrirle, que se iría de esa forma y ya no podría compartir recuerdos a su lado.

Al momento en que la infección tomó parte de su cuerpo, día a día perdía su tan singular belleza. Su piel se volvió pálida cual cadáver, su cabello perdió brillo, sus ojeras se acentuaron, y la debilidad y fatiga se hicieron presentes. Steve sabía que estaba perdiendo a su madre, y aunque trató de hacer lo posible para evitarlo, con cada día empeoraba.

—Steven, quiero que me prometas algo— le susurró afligida una mañana, su voz era apenas audible.

—Cualquier cosa— le dijo mientras tomaba sus pálidas y delgadas manos.

—Prométeme que al momento de mi partida no te sentirás culpable— él asintió con lágrimas brotando de sus ojos, ella le dio un débil apretón y sonrió de extremo a extremo. A pesar del constante y terrible dolor que experimentaba, su madre nunca perdió su tan dulce y tierna sonrisa, y aunque estuviera destrozado, el ver su sonrisa le transmitía calma.

En el momento en que Sarah dejó de respirar y sus ojos se cerraron para más nunca volverse a abrir, Steve no supo cómo reaccionar. Jamás había sentido un dolor tan asfixiante como aquel, su mente estaba nublada y miraba perdido un punto fijo en la habitación, evitando el cuerpo sin vida de su madre en la cama. No quería pensar en nada, quería anular todo lo que sucedía a su alrededor, pero por más que lo intentara, no podía negar la realidad. Su madre había muerto en sus brazos, se fue con tranquilidad dejándolo solo con el corazón roto en el proceso.

La lluvia se podía escuchar a lo lejos, con gotas y gotas golpeado contra su ventana.

Era una mañana fría y desolada.

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II. Fue un día nublado de primavera

Cuando Steve descubrió que Peggy, su tan dulce Peggy, seguía viva después de tantos años de haber permanecido congelado en el hielo. Fue un momento agridulce, lleno de ansiedad y tristeza.

Estaba feliz de verla, saber sobre su vida, sus hijos y nietos, saber cuan plena había sido desde su partida. Estaba feliz de conocerla mejor, de hablar con ella sobre los viejos tiempos y de sacarle sonrisas a su rostro. Pero también, el dolor de saber que nunca le daría ese baile que le prometió, el saber que la vida le había arrebato todas las oportunidades a su lado le afligía con pesar y nostalgia.

Nowhere but spring | romanogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora