V e i n t i s é i s .

70.5K 6.7K 5.6K
                                    

10 de agosto de 2019

Me encontraba durmiendo tranquilamente en una de las tumbonas que rodeaban la piscina del hotel. Este año mis padres habían encontrado una muy buena oferta de veraneo en una ciudad a dos horas de Bedoa y yo lo estaba disfrutando al máximo. Edith me había recordado veinte veces que me pusiera protector solar antes de bajar a la piscina y, después de haberme quedado dormida con todo el sol bañando mi piel, se lo agradecía.

De repente, sentí algo húmedo y frío sobre mi abdomen. Di un salto, casi cayéndome de la tumbona, y abrí los ojos de golpe.

—¿Qué cojones...? —espeté. Miré hacia delante, solo para encontrar a Jake desternillándose frente a mí mientras sujetaba una botella de agua fría —. Te odio. Habían formas más pacíficas de despertarme.

—Las he probado todas, créeme —se agachó junto a la tumbona, quedando a una altura similar a la que yo me encontraba —. Es hora de levantarse. Kate y Ethan están yendo ya hacia el restaurante y tus padres ya están allí.

—Vale. Dame quince minutos y voy para allá.

—Está bien —dijo, sentándose con los tobillos cruzados junto a mi tumbona.

—¿Qué haces? —fruncí el ceño.

—Esperar aquí. No voy a irme sin ti.

—¿Por qué no? Sé como se llega al restaurante —aseguré.

—Yo no estaría tan seguro. Andas muy distraída últimamente.

Negué con la cabeza y volví a cerrar los ojos. Claro que estaba distraída. No había vuelto a hablar con Axel desde el domingo, llevaba prácticamente una semana ignorándole. Bueno, no sé si se le puede llamar ignorar si la otra persona tampoco da señales de vida. Sin embargo, sabía que era mi culpa. Yo le había pedido tiempo, y el tiempo solía venir acompañado de espacio también. Así que, si no me había escrito nada en toda una semana, era porque me estaba dejando pensar las cosas bien.

¿El problema? Pensar no me estaba sentando bien en absoluto. Había intentado distraerme estudiando, porque estaba empezando a hartarme de volverme loca con mis propios pensamientos.

En realidad no era tan complicado. Cualquier otra persona lo habría resuelto con facilidad, dándole una oportunidad a la relación a distancia. Pero yo no estaba preparada para eso. Axel y yo acabábamos de empezar a salir. Para mí, estar en una relación ya era algo nuevo, y lanzarme de cabeza a una a distancia me parecía una idea pésima.

Y además, me había pillado desprevenida. No podía darle una respuesta exacta sobre lo que me parecía la idea, porque en esos momentos mi respuesta era un rotundo "no", y ni siquiera me había dado tiempo a pensarlo bien.

Estaba segura de que no duraría en absoluto. No pasaría mucho tiempo hasta que los sentimientos de los dos desapareciesen.

—Jake —lo llamé —. ¿Qué harías tú si Emily se fuese a estudiar a otra ciudad?

Ni siquiera observé su reacción a mi pregunta. Permanecí con los ojos cerrados, esperando su respuesta.

—Intentaría ir a verla todos los fines de semana —dijo —. Y hablaría con ella a diario, aunque solo fueran cinco minutos para asegurarme de que está bien.

—¿La idea de no ser capaz de mantener una relación a distancia ni siquiera se te ha pasado por la cabeza?

—No. —Su respuesta fue clara, sin dudas. Fruncí el ceño, frustrada. ¿Por qué no podía yo tenerlo así de claro? Yo quería a Axel de la misma forma en la que Jake quería a Emily, ¿verdad? Entonces, ¿por qué me planteaba siquiera la posibilidad de no intentarlo? —. ¿Es eso lo que te preocupa? ¿No ser capaz de estar con Axel una vez se vaya a Cantille?

Zoe & Axel ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora