La catedral sumergida (Allegro vivo)

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Tus manos:


Tus manos,

bellas y firmes para acariciar las rosas

con la sutileza para no cortarte al rodear las espinas con el dedo.


Se van a mi rostro con tanta dulzura que quema

inunda con pensamientos satíricos mi mente

y de pronto brotan luces desde el fondo del mar.


Tus manos,

con las que me diste la vida

y ahora me matas con ellas sin saberlo.


-Oye ¿Cómo te llamas?- Me preguntó con jocosidad.

-Zaid.- le conteste con cierto recelo.

Ella, que salió de la nada y que a sus ojos debí haber aparecido de la misma forma, se acerco ignorando que yo era sólo otro chico que rondaba por la escuela; y como si lo tuviera estudiado me hizo la plática, en ello no había nada de diferente, el clima era aburrido, la rutina escolar no se había visto alterada, de sus amigas no se conocía esbozo alguno, era un día normal.

Simplemente, quizá producto de su curiosidad o de su aburrimiento conversó conmigo en aquel receso.

No era un paria ni mucho menos, simplemente a vece elegía ese periodo para tener algunos de mis gozosos ratos de introspección, pero tal vez para ella no significo eso.

A partir de ese día y en rangos cada vez menos casuales, Ariadna aparecía en los ratos de ocio, llamando cada vez más la atención de los otros, y menos tímida en cada turno.

Yo que al principio contestaba de forma casi diplomática ante la desconcertante insistencia de esta muchacha, pero al pasar de los días, el hielo se iba rompiendo y los modos, principalmente los míos, se iban desformalizando.

En cierto momento yo también empece a frecuentarla y nuestros compañeros se iban acostumbrando a la presencia del otro al punto de que las bromas sobre un dichoso noviazgo pasaban de incomodas, a parte del día a día, a totalmente inocuas dada la naturalidad del hecho.

Y llegamos a ese punto donde conoces cosas del otro a las que sólo el tiempo y la convivencia te da acceso.

-¿Y por qué debería contarte sobre eso?- Dijo Ariadna con una mano en cada lado de su cadera en actitud desafiante.

-No tienes por que, es sólo que sueles hablar de tu ex-novio muy por encima, me da curiosidad saber que paso exactamente para que lo menciones con tanto desd...-

-¡Esta bien, esta bien! Lo haré si dejas de hablar un "refinado señor de anime".- Dijo mientras me cortaba la conversación extendiendo su palma frente a mi cara, totalmente convencida.

El jardín Después de la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora