Capítulo 6

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Respiró profundo de nuevo, sentía ese viaje tan fresco en su memoria. Por más que lo intentara, esos recuerdos venían una y otra vez. Habían pasado unos meses y aun no superaba todo lo que vivió, cuando en un mismo día había experimentado tanta felicidad y tristeza.

Hinata se había alejado por completo de ellos. A uno le había roto el corazón. Y por su culpa el otro había peleado con su hermano y se habían herido más allá de los golpes. Sabía que la relación entre ellos cada día estaba peor. Porque a uno lo quería y al otro lo amaba tan profundamente que había cometido la más grande estupidez de su vida.

Aunque no podía negar que su noviazgo con Menma de todos modos no iba a acabar bien, amando a su hermano. Cuando estaba con su novio imaginaba que se trataba de Naruto. Y cuando estaba con el rubio quería que fuera eterno. Era enfermizo y ruin de su parte, abusar del amor que el primero le profesaba. Y aún más despreciable creer que porque se trataba del hermano gemelo de Naruto podría llegar a amarlo tanto como a él.

Era una locura porque desde hacía muchos años que se había enamorado de Naruto, tal vez desde la primera vez que lo vio. Era un amor tan fuerte y malo que a veces no la dejaba ni dormir ni respirar. Sentía morirse cuando él había anunciado su próximo matrimonio. Era tan horrible que pronto él fuera de otra, que decidió entregarse a Menma. Mas a veces lo que uno planeaba no siempre salía así.


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Naruto permanecía sentado mirando el traje de etiqueta frente a él. Del otro lado podía escuchar los gritos de las mujeres en la sección de novias. Harto de seguir con esto una y otra vez se dirigió hacia allí.

Escuchó como le gritaban que es de mala suerte ver el vestido de novia. Pero eso ya no le importa.

Necesitaba verla con el vestido ahora, no frente a un altar. Ella salió sonriendo y en seguida su semblante cambió. Le gritó asustada que se fuera. Pero él ya no la escuchaba.

―Tenemos que hablar…

Ella lo miró sorprendida. Su prometido jamás le hablaba de esa forma. Él caminó hacia el pasillo. Ella solo pudo seguirlo pues parecía muy serio.

No me odies, no me olvides [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora