Capítulo 3

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Ella abrió los ojos con pesar, le dolían de tanto llorar y también por la luz. Su vista estaba borrosa. Cuando al fin sus ojos vieron con claridad, lo notó a él. Se sentía culpable, repulsiva. El cansancio de tanto llorar terminó por hacerla dormir y él se había quedado a su lado. Dormía plácidamente a su lado. Se acercó más a él y acarició su cabello. Su corazón dolía porque sabía que esta sería la última vez que lo tendría tan cerca. Aunque fue un hermoso momento sabía que estaba mal, que jamás debió pasar y que nunca volvería a pasar. Porque él iba a… Naruto iba a…

Le dolía tanto aceptarlo que no quería siquiera imaginarlo. Los ojos le dolían más porque otra vez lloraba. Además la luz de la habitación era muy molesta.

Como si fuera un rayo, un pensamiento atravesó su mente y empezó a procesar aquello. Ninguno de los dos había encendido la luz. El cuarto había permanecido a oscuras y sabía que Naruto nunca se alejó de ella.

Un horrible escalofrió le recorría la espalda. Una pregunta le carcomía la cabeza.

La luz ¿Quién la encendió?

El sonido de unos pasos la congelo en su sitio. No podía ser. ¿Cómo se le ocurrió permanecer justamente ahí? En la cama de él… con Naruto. Asustada giró la cara para ver hacia la puerta. Ahí lo vio, sintió como sus fuerzas abandonaban su cuerpo. El corazón le latía con tanta fuerza que dolía.

Él estaba inmóvil, tenía la vista hacia abajo como negando lo que veía. Cuando alzó el rostro y la miró, Hinata pudo ver en sus ojos una mezcla de dolor y tristeza.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, no quiso dañarlo de esa forma. Antes no pensó las cosas, pero ahora verlo así dolía. Solo podía verlo desde la cama. No podía ni hablar. Únicamente esperaba que él le gritara que la odiaba. Sabía que se lo merecía.

―Eres una...

―Déjame explicártelo…

No tenía sentido decir eso pero no quería que todo se pusiera peor.

Y es que para Menma lo pero no era encontrarlos en la cama durmiendo, porque estaban vestidos. No es como si ella se hubiera acostado con él, no. Sino que él había visto la forma en que ella trataba a su hermano. Como ella lo abrazaba… No sabía desde cuanto hace que los observaba. Ella lo trataba con tanto cariño, no recordaba que con él fuera así. Siempre era tan tímida.

― ¿Explicarme qué? ―le gritó aproximándose a ella y la jaló de un brazo para sacarla de esa cama. Le daban nauseas verla ahí. La tomó de los hombros mirándola fijamente ahora estando ella de pie.

Ante el dolor que le provocaba la fuerza que el pelinegro ejercía le llamo débilmente.

―Menma, cálmate.

― ¡Ha! Ya lo sabía, que el Menma kun era una farsa, esa forma tan dulce de hablar era solo para él. ¿Cierto? Para tu Naruto kun ―gritó furioso haciendo énfasis en aquel sufijo.

Ella cerró los ojos, su pequeña mentira había sido descubierta.

―Lo amas, ¿verdad? ¡Atrévete a negarlo Hinata!

―Menma…

―Dímelo, para que tenga otro motivo para matarlo. ¿Sabes? Él no te quiere. ¿Acaso sabias que muy pronto va a casarse?

Cada palabra de él era como una aguja en su corazón, delgada pero muy dolorosa. El llanto volvió aún más fuerte que antes. Había llorado tanto esa noche y no sabía de donde es que venían más lágrimas. El dolor en su pecho había inundado todo su cuerpo, sobretodo en su cabeza. La sentía estallar de tanto escuchar esa frase. "¡Él va a casarse, él no te quiere!

― ¡Basta!

Se lo gritaba a las crueles voces en su cabeza. Entonces sintió que ya no la apretaba, quizá se había compadecido de ella hasta que escuchó un golpe seco. Abrió los ojos y encontró al pelinegro en el suelo. Y a Naruto frente a él.

No me odies, no me olvides [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora