Capitulo 3

518 46 13
                                    

Todo había vuelto a la normalidad, si estar en la cárcel se le podía llamar así. Sandoval había muerto, Hierro también estaba muerto. No pudieron añadirnos años de condena, no tenían forma de saber quiénes les habíamos matado, todo había terminado como debía. Aun así no podía sacarme a Fátima de la cabeza, era mi hija, entre en la cárcel por ella, por matar a quien se la llevó, no la conocía, no se había criado conmigo, pero aun así era mi hija y hubiera dado lo que fuera por poder conocerla fuera, y ahora nunca sería posible. Maca me ayudaba a soportar los días, estaba a mi lado, me apoyaba. Era algo gracioso, por que nadie de la prisión entendía la naturaleza de nuestra relación, si se le puede llamar así, nadie comprendía como habíamos llegado al punto en el que ahora nos encontrábamos, dormíamos juntas todas las noches, íbamos de la mano, nos besábamos, follabamos como animales y joder, como lo disfrutábamos.
Tenia a Macarena apoyada en mi pecho, estaba profundamente dormida, no podía dejar de mirarla, ni dejar de acariciarle la espalda. Me apretó la cintura y empezó a dejarme besos en la clavícula. Sonreí y le dejé un beso en el pelo. Me giré y vi como Kabila nos vigilaba desde su cama, si las miradas matasen yo ahora mismo estaría muerta.
-Buenos días Rubia, ¿has dormido bien?
Se incorporó y dejó un beso en mis labios.
-Como no voy a dormir bien contigo, y más después de la sesión de sexo de ayer por la noche. Madre mía Zulema, si hubiera sabido antes lo que era el sexo con el escorpión, habría sucumbido hace mucho tiempo.
Me acerqué y le mordí el labio inferior, se le escapó un gemido y me cogió por la nuca y empezó a lamerme el labio, introdujo la lengua en mi boca, haciéndola completamente suya, me estaba poniendo muy cachonda de buena mañana.
-Bueno ya está bien ¿no? -No me había dado cuenta de que Estefanía se había levantado y se había acercado a nuestra cama.
-Que coño quieres Kabila, ¿no ves que estamos ocupadas?
-¿A ti desde cuando te gustan los coños Zulema? ¿Y tú Maca? Como puedes hacerme esto tía.
-Y a ti que coño te importa si me gustan los coños o no o si me gusta solo el de la rubia. A ti lo que te pica es que no quiere seguir contigo, ¿y sabes por que? Por que prefiere comerse mi coño al tuyo.
-Rizos tía, no te metas. No te debo ninguna explicación. Tú y yo hace tiempo que no estamos juntas. Somos amigas, no lo estropees más.
Le saqué el dedo corazón y esta se dio media vuelta y salió de la celda.
-Zule, has sido muy dura con ella, esta dolida, me da pena.
-Si tanta pena te da, tiratela.- intente levantarme de la cama para irme pero la rubia no me dejaba.
-No seas imbecil, no quiero acostarme con ella, solo que ella me quiere y lo está pasando mal y es mi amiga.
-Me parece muy bien que sea tu amiga, pero que no venga a tocarme el coño de buena mañana por que la vamos a tener.
-Pasa de ella, no hagas caso de lo que te dice.
Me agarro de la cintura y me acerco a ella, me beso con desesperación y a mitad del beso se separo y me susurro
-A la única a la que me quiero follar es a ti.
Me cogió la mano y se la acercó a su entrepierna
-Follame Zulema.
La gire y me puse encima suyo, metí la mano debajo de sus bragas y empecé a acariciar su zona mientras que con mi boca callaba sus gemidos, me ponía tanto verla así que más de una vez había sido capaz de correrme de solo verla disfrutar.
Metí dos dedos dentro de ella y empecé a moverlos muy rápido, mientras que con el pulgar le tocaba el clitoris, no paraba de gemir y yo estaba a punto de correrme, empecé a mover más rápido los dedos y a curvarlos, metí un tercero, no tuve que embestir mucho más para que ella se corriera, y yo la seguí.
Me tumbe encima de Maca, le bese los pechos y me abrace a ella. Me sentía tan bien estando a su lado. El sexo era tan satisfactorio, tan intimo. No lo había experimentado nunca, ni siquiera con Hanbal.
Todas habían salido de la celda para empezar un nuevo día en cruz del norte, y nosotras no podíamos dejar de mirarnos, de sonreírnos, tiradas en la cama como dos putas adolescentes.
-Me pone mucho cuando me miras así Zule.
-¿Así como rubita?
-Pues como si pudieras follarme con la mirada.
-Efectivamente, podría hacerte correr con solo mirarte.
-Eres una capulla, deja de ponerme cachonda. Venga mueve el culo y vamos a ducharnos.
-Pero rubia, mira que bien estamos aquí en la cama, podríamos echar el segundo de la mañana.- sugerí mientras le acariciaba el culo y le lamía el labio inferior.
-Joder Zulema, para, sabes lo mucho que me pone que hagas eso.
Y ahí tenía a la rubia, me agarro bruscamente de la nuca, con necesidad y me atrajo hacia ella, me mordió los labios, no me di cuenta de su mano en mi entrepierna hasta que no me penetro, gemí del gusto y de la sorpresa. No había disfrutado tanto del sexo en mi vida como con esta mujer. Mientras ella me embestía, como pude acerque una mano a su intimidad y le metí tres dedos de golpe, así estuvimos un rato hasta que llegamos a la vez, ambas con respiraciones entrecortadas, no sentía mis piernas del orgasmo arrollador que acababa de tener, cerré los ojos para intentar calmarme y sentí como se tumbaba encima mío y colocaba su cabeza en mi cuello, la abracé y así, juntas intentamos recomponernos para ahora si, salir de la cama.



Decirme que os ha parecido y como os gustaría que siguiera la trama.
Por cierto, mi Twitter es @_zxhirstark

MaktubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora