Capitulo 2

460 52 4
                                    

Estaba jodida, estábamos todas jodidas. Me había cargado a Hierro, el gilipollas quiso pararme en mi intento de matar a Sandoval y acabó recibiendo el. Me tenían tres guardias aprisionada contra la mesa mientras ese cerdo me grita, y yo en lo único que puedo pensar es que voy a estar metida en aislamiento sin poder cargarme a ese hijo de puta. Y de repente como si de un milagro se tratara aparece mi ángel de la guardia con una pistola, gritando

-Soltad a Zulema, hijos de puta. Más vale que corras barbie, hoy es tu último día en este mundo de mierda.
-Guerraaaa- chillo, me sueltan los guardias, Maca les está apuntando con la pistola. Me incorporo y veo como Sandoval sale corriendo del comedor- No corras hijo de puta, no tienes donde ir.

Maca se dirige hacia las otras reclusas y les dice que aten a todos los guardias, yo la espero por que matar a Sandoval es cosa de las dos.
Se da la vuelta y se acerca a mi

-¿Por que has vuelto rubia? Ya lo tenías, casi estabas fuera.
-He vuelto por que no podía dejarte sola en esto, he vuelto por que tenías razón.
-Tu dándome la razón en algo, maravilloso.
-Que te den, te he salvado el culo, podrías darme las gracias por una vez.
-Gracias rubia, estaba jodida. ¿Vamos?
-¿A por la barbie?
-A por la barbie.

Salimos del comedor, Maca pistola en mano y yo con el trozo de madera con el que me he cargado a Hierro, no era su día de morir, pero eso le pasa por meterse donde no debía.
Escuche hablar a Sandoval cuando pasamos por delante de su despacho, me paré en seco y puse una mano en el pecho de Maca para que parara también. Me plante delante de la puerta

-Abre la puerta hijo de puta.-Grité, se acercó Macarena y se asomó
-Abre la puerta barbie, puedo oler tu miedo.
-Larguense hijas de puta, esta viniendo la caballería hagamos como que esto no ha pasado.
-¿Que no ha pasado? ¿El motín no ha pasado? ¿Mi hija no ha pasado?- Grite enfurecida dando un golpe contra la puerta.

Nos apartamos de la puerta, Maca apuntó a la cerradura y disparó, acto seguido metí una patada a la puerta abriéndola de golpe.

-¿Te crees que me das miedo apuntándome con esa mierda de bisturí?
-Puto elfo del infierno, si me tocáis vais a ir a seguridad máxima el resto de vuestra mierda de vida, no vais a ver la luz del día en la puta vida, sois un saco de mierda, no tengo miedo de vosotras.
-Mira barbie, Macarena y yo hemos recapacitado y nos hemos dado cuenta de que tu muerte no corre solo a nuestra cuenta, en este mar hay muchos peces, peces que te odian, que te quieren muerto, peces que quieren matarte con sus propias manos, así que vamos muévete, tienes cita con tu destino.
Macarena fue a avisar a las demás reclusas para que se reunieran en el comedor y yo me dirigí con Sandoval hasta el lugar donde iba a terminar su vida.

-Os traigo un regalo, putas.- Dije mientras empujaba a Sandoval con la pistola hasta el centro del círculo formado por mis compañeras. La mirada de Sandoval iba de una reclusa a otra, yo sabía de sobra que estaba cagado de miedo, el iba soltando insultos, pero estaba cagado, se podía oler su miedo a kilómetros, valiente hijo de puta. Levante la mano con mi puñal improvisado y se lo pase a Saray.
Recibió diez puñaladas, de las diez mujeres a las que ese monstruo más daño había hecho, la mia fue la última que recibió. Dejo de respirar y por un momento me sentí aliviada, pero la muerte de Fátima seguía pesando como una puta roca que me empuja hasta el fondo del mar. Me di media vuelta y me fui a mi celda, necesitaba pensar, chillar, y joder que si chille.

-Zulema
-¿Que haces aquí Maca?
-He venido a hacerte compañía.
-Vete, quiero estar sola.- se acercó a mi y se sentó a mi lado.
-No, no quieres estar sola, hace tiempo que ya no quieres estar sola y a mi me gustaría ser tu amiga, estar a tu lado.
-No quiero ser tu amiga.
-¿Por qué?

Por que te quiero, pensé.

-Por que tu y yo queremos matarnos, siempre vamos a intentarlo, no me puedo fiar de ti.
-Hace tiempo que yo no quiero matarte Zulema.
-¿Por qué iba a creerte?
-Por que he renunciado a mi libertad por ti, seguro que hasta tu podrás apreciar eso, he renunciado a lo único que tú has estado ansiando desde que estás aquí encerrada.
-No te aplaudiré por tomar la decisión más estupida de tu vida. Ya te he dado las gracias, no te debo nada.
-Joder Zulema, ¿no puedes bajar la guardia ni un puto momento? Te estoy diciendo que estoy aquí, que puedes contar conmigo, y te estoy diciendo que me he quedado por ti, por que me importas. Deja de cerrarte en banda.
-Me he pasado la vida siendo así, no puedo ni quiero cambiar, no necesito a nadie a mi lado.
-Zulema..
-Que..-dije ya agotada, no podía seguir con esta conversación.
-Mírame.
-Maca..-susurre sin mirarla
-Mírame.
Me giré y la miré, en esos ojos tan profundos que me miraban con adoración, creo que nunca me había mirado así o al menos no me había fijado.
-Zulema, por favor, déjame acercarme, déjame. Siento todas las cosas horribles que nos hemos hecho la una a la otra, todo lo que nos hemos dicho. Nunca te he odiado, ni por un segundo. Eres un puto escorpión con veneno, pero es que ansío que me piques.
-Cállate, cállate rubia, no quiero escuchar nada más.
Se fue aproximando a mi, tenia que alejarme, salir de ahí, pero mi cuerpo no estaba de acuerdo, deseaba con todas mis fuerzas que esa rubia insoportable me besara, y lo hizo. Me estaba besando como en mi vida lo habían hecho, era un beso dulce pero cargado de deseo, sentí su lengua pedirme permiso y se lo concedí, la agarre de la nuca y la acerque más a mi. Le chupe y le mordí los labios con desesperación, ella me agarró de las caderas, me separé de ella y empecé a besarle la mandíbula bajando por el cuello, me detuve y empecé a mordisquearle el cuello, se le escapó un gemido y juro que mi autocontrol se fue a la mierda en ese preciso momento. Me abalancé sobre ella, le separé las piernas y me coloqué entre ellas.
-Joder Zulema, debería de haberte comido la boca hace mucho tiempo.
-Te habría cortado el cuello rubia.
-No es verdad y lo sabes.
-No, no lo habría hecho.
Yo que no quería dejarme vencer por lo que me hacía sentir y sin embargo que me besara era lo que más había ansiado desde hacía mucho tiempo.

MaktubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora