Amy

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Si Kennedy Ghosteenjam es el segundo estudiante más enérgico de toda la clase, es porque Amy  Willians es la primera. Amy una chica pequeña y rubia muy amorosa y sentimental, bastante atenta e inteligente (Dos cosas que sin duda le son fundamentales porque casi nunca está en clase o mejor dicho, nunca va a clase).

---¡¡Estoy super feliz mejor amigo, adivina qué me regalaron mis padres esta mañana!! ---Preguntó ella saltando y moviéndose de un lado a otro como si el suelo fuese de lava ardiente.

---Otro Hámster ---Respondió Patrick con reciprocidad y una sonrisa de victoria.

---¡Sí! ¿Cómo lo supiste?.

---Bueno, llevas una camiseta que dice: "Amo a los Hámster".

---Ups... ¡Me descubriste!  ¿Y qué haces amigo?.

---Estaba buscando a un compañero y... ¿No has visto a Kennedy?.

---¿El chico con la bola de nieve en su cabeza?.

---¿Hmm?... Sí él.

---No, no lo he visto. ¿Querías hablar con él?.

---Sí, quería preguntarle en qué casa nos vamos a reunir para practicar el examen.

---¡¿HAY EXAMEN?! ---gritó la rubia haciendo que todo el colegio temblara del estruendo. 

---Sí, hay un examen, pero es para la próxima semana ---Dijo Patrick intentando apaciguar a Amy quien ya se había alterado por la noticia y que aun no tenia un compañero para la prueba, dicho eso la chica salió corriendo en busca de alguien que quisiese ser su pareja mientras le gritaba al pelirrojo que se vieran a la salida. 

*Tres horas más tarde*

Patrick llegó cansado, Amy lo había esperado en la salida del colegio y lo hizo caminar calle arriba hasta su casa, solo para enseñarle su nueva mascota, llamada: "Señorita pistache de la gran rueda Hámsnter purpura ojos resplandecientes y centelleantes defensora de los roedores y de la tribu peluda". (Se memorizó el nombre porque ella no lo dejó ir hasta que lo dijera bien, era una chica pequeña pero manipuladora y de fuerte carácter). Subió las escaleras y se acostó en la cama sin mucho animo de hacer o pensar en nada, aunque... De lo que si tenia ganas era de volver mañana a clase y  hablar un poco más con Kennedy, porque por algún extraño motivo se sentía muy bien pasando tiempo con el albino, bromear un rato y ver su sonrisa, pero por otro lado, Patrick había quedado en reunirse con él en su casa y eso si que no le hacia mucha ilusión (La verdad era que no estaba muy seguro de querer ir hasta la casa de la colina un sábado por la tarde).

---¡Mañana voy a sentarme a su lado en clase! ---Se dijo Patrick mientras sonreía y afirmaba con la cabeza, aunque también le parecía algo inusual que justamente él quisiese sentarse al frente por una persona, no lo había hecho ni con Amy la primera vez que se lo pidió (Ni la primera, ni la segunda, ni nunca de hecho), pero por Kennedy Ghosteenjam sí lo haría porque él era un tanto... Especial. 

*Ese sábado por tarde en la casa de la colina*

Patrick tocó la enorme puerta de madera, unas... diecisiete veces, pero aun nadie salia  y comenzaba a frustrarse bastante. "Demonios no puede ser que haya salido a estas horas ¿Ahora cómo voy a entrar?" pensaba con el ceño fruncido. 

---Bueno... ¿Y ahora qué? ---Se preguntó el joven de cabellos blanquecinos desanimado.

El pelirrojo al no ver una ventana para entrar caminó hasta la parte trasera de la casa y escuchó unas risas que provenían del interior de un cobertizo, se acercó hasta allá y divisó a través de una ventana a su amigo, tocó el cristal, haciéndose notar por él, Kennedy volteo y sus ojos esbozaron una sonrisa que lo hizo apenar. El joven de cabellos blanquecinos  lo invitó a entrar al y le enseñó las cosas que habían sacado de la casa con la mudanza, no sabían si reír o sentir miedo al pensar que esas cosas podían estar embrujadas.

Al cabo de un rato de curiosear decidieron hablar del tema por el cual se habían reunido (Tema que se había pasado por alto desde hace un buen rato), el alvino sonrió y preguntó apoyándose sobre la mesa donde estaba un mapache disecado y varias cajas con espejos de marco fino.

---Bueno Pat ¿Y ahora qué hacemos?. ---Por la mente del chico pelirrojo pasaron miles cosas, revoloteando y chocando una con la otra, pero al final dijo lo que él pensaba fuera lo más sensato.

---Eh... Pues, lo que acordamos... estudiar.

---¡Eso está claro! ---Respondió Kennedy sonriente y un tanto burlón 















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