𝘁𝗵𝗲 𝗺𝗶𝘀𝗲𝗿𝘆 𝗼𝗳 𝗮 𝗸𝘂𝗿𝘂𝘁𝗮 𖤛 kuragon.

Araña

Las pisadas del joven Freecss no cesaban, la ansiedad y su curiosidad interior no le dejaban quitar esa sonrisa de idiota formada en su rostro y como un simple hábito que había adquirido de pequeño, comenzó a jugar con los tirantes de su gigante mochila amarilla.
A medida que se aproximaba al lugar, las personas que circulaban, curiosamente desaparecían del perímetro hasta ya no quedar nadie cerca, mucho menos cuando divisaba a lo lejos la entrada al bosque.

El sol parecía querer esconderse entre las añejas señales de "Prohibido el paso", "Peligro" y cinta de policía amarilla bastante desgastada, la cual decía "Clausurado, se está investigando" aunque era muy cierto que las investigaciones ya no se daban desde que las personas que entraban desaparecían para siempre.

Al contrario de cualquier otra persona, las orbes avellana brillaban intensamente al estar parado frente al comienzo de su aventura, estaba muy emocionado de entrar, de confirmar sus teorías y las de otros cazadores, de imaginarse si podría conseguir otra de sus tantas metas.

Y entonces cuando vio la última cinta amarilla frente a él dio un gran salto con la mirada decidida, cayendo limpiamente al otro lado y por fin pisando el pastizal que daba la sensación de ser las primeras millas de un páramo, escuchando el crujir de la hojas marrones de otoño por el peso que la planta de su zapato soportaba.

Ya no habían señales de aviso, en ese momento había entrado totalmente al lugar. Y no dudó en seguir caminando, pero permanecía alerta, después de todo a pesar de no creer en mitos o leyendas estaba consciente de que las personas que entraban jamás regresaban, pero él era Gon Freecss, y estaba bastante confiado de sus habilidades adquiridas durante largos años.

Mientras se adentraba dejaba pequeñas marcas en los árboles con su cuchillo o anotando mentalmente algunas señales creadas naturalmente como por ejemplo una roca con una forma de rostro deforme, para saber el camino de regreso.
Ese bosque estaba bastante desolado, totalmente silencioso para alguien ruidoso como Gon, el viento parecía calmo pero el movimiento de las hojas en sus ramas no parecían hacer la usual sinfonía que cualquiera podría deducir.

Habían pasado horas y se estaba sintiendo un poco nervioso, ya que parecía que el bosque no tenía final y no escuchar nada le hacía sentir muy solo, pero no podía descuidarse a pesar de que ponerse audífonos y escuchar música lo estaban tentando.
Así que mientras miraba hacia todos lados llegó a un pequeño riachuelo donde los árboles hacían un círculo alrededor, a Gon le pareció bastante curioso y bonito esa formación natural, por lo tanto, decidió tomar un descanso ahí.

Apoyó su mochila contra un árbol cualquiera y se sentó, tomando agua de su botella con una calma irreconocible. El bosque era bastante lindo y muy tranquilo pero inusualmente se sentía muy fuera de lugar, a lo que una pregunta se le vino a la cabeza ¿Por qué las personas desaparecían? ¿Se habrán perdido? Por un momento se le apareció en la mente la historia que la anciana le contó. "Son historias raras que buscan justificar algo inusual" bebió más agua mirando el riachuelo y ahora que lo pensaba ¿Dónde estaban los animales? Desde que entró no ha logrado ver ninguno.
Negó nuevamente con la cabeza, seguramente no se ha adentrado lo suficiente como para ver al menos alguno.

Cuando terminó de beber el agua, puso la botella al lado de su mochila y decidió subirse al árbol en donde estaba apoyado para ver si encontraba algo.
Sólo había puro bosque a las lejanías, parecía no tener fin pero obviamente debía tenerlo, sólo era cuestión de seguir adelante y no desviarse. Tomó notas mentales por si veía algún acantilado o algo al frente pero todo estaba en orden, olisqueó el ambiente y solo detectó tierra mojada.
Así que nuevamente bajó, pensó que fue suficiente descanso por ahora.

Se estiró y fue al riachuelo a tirarse agua fría al rostro, pero antes de ponerse su mochila notó que su botella de agua tomada hasta la mitad no estaba. Tembló un poco, tal vez se había caído detrás del árbol, así que fue con las esperanzas en alto "No hay nadie conmigo" pensaba pero la botella no estaba ahí.
Rebuscó dentro y no estaba tampoco.