T

744 112 22
                                    

[ 2 años después ]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


[ 2 años después ]

"Seokie, mi amor" el chillido irritante de una chica llamó la atención del chico

"Jennie, ¿Que sucede?" el chico miró a la recién llegada con una sonrisa.

Oh claro, luego de dos años en ese orfanato la linda Jennie lo consintió tanto que quedo completamente cautivado por ella, Jin jamás se había sentido tan feliz, pero por alguna razón, no se sentía enamorado.

Su padre, el que prometió volver cuando su nivel económico se estabilizara, jamás volvió, era de esperarse. Para Jin, ese hombre ya no existía, ni existió, aunque tampoco quería guardae rencor hacía él, su madre lo regañaria por tal acto.

Justo ahora, el pelirosa, se encontraba con sus amigos más cercanos y su novia en la mesa de la cafetería.

"¿Puedes creer que Jessi se enojó conmigo solo por que le dije que era una estúpida? Me cae fatal esa tipa" la chica habló con burla.

"Hasta yo me enojaría, Jennie ¿Por qué le dijiste eso?" su vistabse desvío del libro en la mesa.

"Es solo que le anda diciendo a tus amigos que yo te estoy engañando, tú sabes que yo jamás sería capas de eso" un puchero se formó en los labios de la chica.

"Lo sé, ¿Por qué diría tal cosa?"

"Quizá esta ardida de que yo ando contigo cuando a ella también le gustas"

"No lo creo, pero mejor dejemos eso ahí" el pelirrosa se levantó de su asiento y se retiró a su clase de piano, dejando solos a su novia y a su queridísimo amigo Mark

"¿Cuándo le dirás?, estoy harto de compartirte" el pelinegro se levantó de su asiento para ahora sentarse a lado de "su chica"

"Ash, ya te dije que pronto, ¿Si? Sólo déjame jugar un poco más con él"
                          

"Ash, ya te dije que pronto, ¿Si? Sólo déjame jugar un poco más con él"                          

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jin caminaba bajo el fuerte viento frío que la llegada del invierno daba, para él, era relajante. La monja del orfanato le había dicho que fuera por unas cuantas cosas para la cena, al ser uno de los más responsables y confiables, le dejaban hacer cosas que a otros no. Aunque no era todo bueno, eso le hacía tener más responsabilidad que otro.

Las luces de las casas junto con las decoraciones en el patio alumbraban toda la calle, la tienda no estaba muy lejos del orfanato, a lo mucho eran dos o tres cuadras.

Con su mano subió un poco más la gran bufanda que se encontraba en su cuello, cubriendo así parte de su boca y nariz. Sus mejillas se encontraban completamente sonrojadas debido al frío, pero no le molestaba, sabía lo bonito y tierno que se debía ver.

Las puertas automáticas de las tiendas se abrieron ante su presencia, dándole paso a la inmensa tienda, rápidamente caminó al pasillo de salsas, después de todo sin la salsa de tomate el spaghetti no se podía hacer.

Luego de comprar todo lo pedido, que no era mucho, caminó de regreso al orfanato. Pasó por uno de los tantos parques que Seúl tenía, en su mente solo se imaginaba llevando a Jennie a una cita en el parque y comprarle un rico helado de chocolate, por que,
él amaba el chocolate, de hecho, si se pudiera,ya mismo se estaría casando con el. Sonrío ante ese pensamiento loco. Pero, la idea no le agrado demaciado, nunca se imaginó en una cita con Jennie.

No muy lejos divisó la gran puerta de madera con pequeñas decoraciones de dibujos que los niños menores hacían.

Su cuerpo se congeló.

Más no por el frío, si no por la vista que las dos personas conocidas daban.
Sus ojos se empañaron, sus manos se hicieron puño, causando que las uñas hirieran parte de la palma. No lloraría, no quería que vieran el dolor que estaba sintiendo, pero por más que lo quisiera, no pudo contener las espesas gotas saladas debido al pestañeo que sus parpados daban.
En un instante sus mejillas se empaparon de aquella sustancia, sorbió su nariz, secó sus lágrimas y respiró ondo.

Sin decir nada, pasó alado de ellos, quienes no le hicieron caso, ni notaron por estarse comiendo la boca y manoseandose como si no hubiera un mañana. ¿Todo este tiempo había sido así?

Abrió la puerta y entró, dejó las bolsas y caminó hasta su habitacion sin hablarle a nadie en su paso. Si, él era alguien muy amable y cariñoso, pero cuando se enojaba era como ver al mismísimo diablo encarnado, y ni hablar de que tan rápido te insultaba, EMINEM se quedaba pendejo alado de él.

Las miradas curiosas no faltaban, ni chicas intentando ir con él para consolarlo, pero fueron detenidas por las monjas a cargo, quienes ya sabían su actitud en ese estado.

Llegando a su habitacion cerró la puerta de un golpe, el cual resonó por la mayoría de los pasillos, asustando a los niños que pasaban por ahí. Su compañero de cuarto estaba en su cama sentado leyendo un libro, lo miró unos pocos segundos para después seguir con su lectura, uno; no le gustaba mucho hablar con casi nadie, más que Jin, y era escaso, dos; le quería dar su espacio, sabía muy bien lo que había pasado, justamente cuando aquello ocurrió él se encontraba regando las plantas de la ventana, y tres; su libro era más interesante.

Se sentó en su cama, apoyó sus codos en sus muslos y su cabeza en sus manos.

Y lloró.

Lloró hasta que cayó dormido en la oscuridad de la habitación, sintiéndose tan solo y pidiendo al universo alguien que lo amara y protegiera tanto como deseara.

Lloró hasta que cayó dormido en la oscuridad de la habitación, sintiéndose tan solo y pidiendo al universo alguien que lo amara y protegiera tanto como deseara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
/ 𝑆𝑡𝑎𝑦 𝐺𝑜𝑙𝑑 / NamJin / Donde viven las historias. Descúbrelo ahora