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"Jin, mi amor, te juro que todo es un malentendido" la pelinegra corría detras de su, ahora, ex novio.
Oh, claro, después de lo visto, Jin no quiso andar con alguien como ella, fue a su clase de cocina y terminó con ella de una forma un tanto amable.
"¿Qué quieres?, ayer vi todo, no soy tan estúpido como para caer de rodillas ante ti, Jennie. Ahora, déjame de molestar, tengo asuntos más importantes que atender"
La chica sollozo, Jin la ignoró y dejó en medio del pasillo con la mirada de todos en ellos. Para todos era sorprendente que Jin terminara con Jennie, una chica ejemplar, claro, Jin no quiso decir la razón por la cual terminaron por respeto.
"Jin" la monja mayor lo llamó, tomando la atención del susodicho.
"¿Pasa algo, monja?"
"Pronto cumpliras 18 años, ¿No estás feliz?"
"Claro que lo estoy, pero se me hace triste dejar a mis amigos" una mueca triste se formó en sus abultados labios, logrando ternura en la mayor.
"¿Por eso terminaste a la joven Jennie?"
"No, no, eso no tiene nada que ver" el pelirosa bajo la mirada, con pequeñas lágrimas en sus ojos.
"Está bien, cariño, no me meteré en asuntos que no son míos" la anciana sonrió y se alejó del chico.
Por poco se le olvida ese pequeño detalle, le emocionaba cumplir la mayoría de edad y empezar una vida nueva, tal vez con una linda chica como esposa, un trabajo estable y dos pequeños niñitos corriendo por el departamento comprado por su salario. Soñar no le hacía mal a nadie.
También temia, temia dejar a las monjas con pequeños a cargo y sin su ayuda, dejar a sus amigos, en especial a YoonGi, quien fue su único hombro para llorar, debía aceptar que era un ogro, pero cuando quería era una bolita de ternura.
El mes que venía daría inicio a diciembre, el mes de su cumpleaños, su última navidad en el orfanato.
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Hace una semana el mes de diciembre dio inicio, las decoraciones en el orfanato nunca faltaban en esas fechas, por lo cual, no era de faltar encontrarse con pequeños pinos acompañados de esferas, luces colgadas de las paredes y muñecos de Santa Clous en diferentes partes del lugar. La habitación de su amigo y él era el único lugar sobreviviente de aquellas peculiares decoraciones. Si, peculiares, no quedrán ni imaginar a esos muñecos casi destrozados de la época. Si que daban miedo.
Jin caminaba con un libro en sus manos, sus ojos ardieron, llevaba horas leyendo para que no le pusieran a decorar, el odiaba hacer tal cosa, cerró el libro y lo acomodó entre su brazo y pecho. Dio un suspiro y siguió su camino.
Dentro de poco sería navidad, así que todas las chicas mayores de 15 años corrían de un lado a otro suplicando a las monjas salir y buscar ropa nueva para celebrar esa fecha. No tardarían en llegar a Jin y pedir que fuera por muchas cosas pedidas por las chicas. Lo bueno es que recibía una muy buena propina.
"¡Jin!" una chica de cabello café sedoso y largo llegó corriendo en dirección al pelirosa.
"Shin, ¿Qué pasa?" el mayor sonrió a la chica, quien la devolvió mostrando sus dientes blancos.
"Yo, mmh, que será mucho perdir, pero hace un tiempo vi un muy lindo vestido rojo en una revista, Noona me dio dinero adelantado por mi cumple, ¿Podrías ir a comprarlo?"
Jin suspiró, más no le molestaba, Seo Shin Ae era una chica amable y carismática, para Jin era como su hermana perdida.
"Claro"
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