Carmen, ¡cuentamelo ya!

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-         ¿QUÉ HAS HECHO QUÉ…?- le grité a mi amiga mientras me levantaba de la cama de su habitación.

-         Joder, tranquila… Que no es para tanto. Ya es mayorcito… Pero mayorcito que es.- rió Carmen mientras me miraba con sus manos hacía un gesto de medida de una descomunal verga con la correspondiente carcajada.

-         Pero, tía… Te has pasado, es mi hermano pequeño… ¿En qué coño pensabas?

-         Hey, nena. Al menos he tenido el valor de venir a contártelo, ¿no?

-         No si te parece te follas a mi hermano y no me lo cuentas…- acusé intentando poner en orden mis pensamientos.

-         Bueno, la verdad que no fue así…- dijo ella pensando

-         Vamos ahora me das a decir que no te lo follaste… Serás…

-         Analizando el hecho, podemos decir que él me folló a mí… Y que manera de follar, nena.- decía mi amiga resoplando.- No sabes el tesoro que tienes en casa.

La verdad que la situación era surrealista; mi amiga Carmen a la que conocía de toda la vida me acababa de confesar que, mientras yo pasaba el fin de semana con mi novio, ella se había follado a mi hermano pequeño… Bueno, a decir verdad quizás no era tan pequeño y, a sus 18 años ya se habría pasado por la piedra a más de una, pero era mi hermano pequeño y no quería saber nada de su vida sexual. ¡Porque los hermanos pequeños no follan, joder!

-         Entonces ¿quieres que te lo cuente o no?- me decía Carmen, con la mano en mi muslo desnudo, ya que solo llevaba puestas unas braguitas y una ancha camiseta, de mi hermano precisamente…

-         Pues si te refieres a contarme como y cuanto, pues la verdad es que no…- le insistí imaginando, ya en mi cabeza, algunas de las tórridas escenas.

-         No mujer, a como llegamos a eso…- aclaró Carmen con una sonrisa en la boca.

Yo guardé silencio por toda respuesta; porque verdaderamente estaba intrigada de cómo mi hermano, un nene que se pasaba los días encerrado en su habitación jugando a la consola y saliendo a correr solo con su Ipod, podía haber llegado a follarse a mi amiga Carmen que, a sus 22 años como yo, era una de las tías más espectaculares del barrio.

-         Pues verás- comenzó a explicarse mi amiga tumbada en su cama, ya que estábamos en nuestra particular noche de pijamas.- Yo salí con Saru y Pili a tomar algo, porque ya sabes que Pili ha cortado con el novio… Ya ves, que dicen que el tio ya está con otra y…

-         CARMEEEEN…-gruñí para que no se fuera por las ramas como siempre.

-         Joder, vale, vale… Pues estábamos tomando una copa en el Moloko cuando me pareció ver a tu hermano en la barra con dos amigos. Estaban charlando con dos chicas que le estaban haciendo la táctica del “valiente”, ya sabes…

Valiente es como nosotras llamábamos a calentar al clásico baboso de discoteca para después dejarlo en la estacada. Valiente dolor de huevos que cogería el muchacho…

-         Pues sigo, la cosa es que tu hermano estaba un poco más atrás; eran sus amigos los que llevaban la iniciativa y las tías, aparte de sacarle una copa a cada uno, poco más parecía que quisieran.

-         ¿Mi hermano en Moloko?- pregunté sorprendida; juraría que mi hermano no sabía ni lo que era una discoteca.

-         Nena, te puedo asegurar que era él…- dijo cogiéndome del brazo y asintiendo exageradamente con una sonrisa complacida en los labios.

Pequeño hermano mioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora