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Ajustó su corbata verde a su cuello y se miró al espejo del baño, no quería ir tan formal a la sesión de terapia familiar esa vez, por lo que, optó por una camisa amarilla y unos jeans azules.

Al salir, después de arreglar su cabello, se encontró con su madre usando un vestido rosado al cuerpo teniendo una especie de hombreras del mismo tono pero más pálido.

—Morty, si ya estás listo, ve a buscar a tu abuelo que dentro de poco nos iremos. —Mandó mientras se colocaba unos pendientes de perla falsificados, un regalo de aniversario de su esposo. El contrario solo asintió pasando por la sala de estar y abrir la puerta que daba al garage.

—¿Rick? ¿Dónde estás? Ya nos vamos. —Miraba a todos lados buscando al nombrado, pero no se encontraba ahí. Suspiro decepcionado, de seguro se fue a otra dimensión a una supuesta "'misión" para escaparse –otra vez– de la situación, adiós a la buena actitud que tendría su progenitora con la mujer que los trataba. No obstante, antes de informarle a su madre de la ausencia del mayor, notó un pedazo de papel en la escotilla que daba paso al laboratorio subterráneo. —¿Qué demo-

"Baja, Morty, te tengo una sorpresa."

Extrañado, se adentró en el lugar indicado pensando en la razón por la cual lo había llamado de esa manera, normalmente le hubiera gritado junto con alguna grosería o eructo.

Ya estando abajo se asusto de ver a una pequeña criatura con el mismo peinado y ceja de Rick.

—Te tardas-daste, idiota. —Palideció ante el chiquillo frente suyo, desnudo y mojado. —Co-como sea, ¡sorpresa! —Levantaba sus –ahora– diminutos brazos al aire, animado. El pre-adolescente talló sus ojos con prisa para luego observarlo de arriba a abajo una vez más.

Oh, de verdad era Rick, un pequeño Rick.

—Oh cielos, Rick, ¿qué rayos hiciste? —Hablo, incrédulo.

—¿Qué? Quería probar una vez más si podría funcionar esta operación, y mírame, nena, ahora soy Bebé Rick.

No, ni siquiera ya le sorprendía que su abuelo, siendo un bebé, pudiera hablarle con tanta fluidez, había hecho cosas más locas que eso.

—¿Por qué un bebé? —Cuestionó aproximándose a él.

¿Por qué ahora? Quiso preguntarle aunque ya sabía la respuesta.

—Pensé que sería genial ser uno, mejor aún, uno que tenga conciencia de su entorno, en vez de babosear y parlotear como un... —Apoyo dos de sus dedos en su pequeño mentón buscando la palabra para conceptuar a la sedición recién dada. Morty trató de disimular su sonrisa, debía de admitir que le pareció, de cierta manera, tierna aquella pose pensativa en esa forma tan pequeña. —estúpido Jerry.

Su sonrisa desapareció dándole paso a un suspiro exasperado, recogió una manta que se hallaba, casualmente, a su costado –sabía que Rick lo dejó intencionalmente ahí–, y envolvió a su abuelo bebé.

No importaba su forma, Rick seguía siendo Rick.

Aventuras en casa con Rick y MortyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora