Otnemyr - La Sociedad Secreta de Sagord

Capítulo 5 - Apuntar y disparar

Oh mamá, hola, buenos días, buenas tardes o buenas noches; la verdad no sé desde que hora me escuchas, ni qué día estás viviendo: lunes, miércoles, viernes, domingo... no sé como funciona el tiempo allá donde estás, sinceramente, igualmente ¡ya no importa!, sólo quiero aclararte algunas cosas. Primero que nada, quiero decirte que mejore muchísimo en la clase de lucha, le gané por poco a Big Charlie, ese chico es un duro total, bueno, aunque creo que no sé si debería contartelo porque seguramente ya me viste a lo lejos. Si, si ya sé que puede que odies que te diga eso y prefieres que sólo te siga contando lo que he hecho, es que no puedo evitarlo; a mi en serio me estresa que me cuenten anécdotas  que ya he vivido, se me hace muy pesado, no lo sé. Segundo, no quiero que te enojes conmigo, te lo pido por favor, te lo suplico ¡no fue mi culpa! Lo juro, enserio. Estaba en una excursión con el Jefe Chase en la cueva de Mutunam, un poco lejos de aquí, éramos un grupo grande de chicos, (por cierto también estaba Laila, la chica que te dije que me gustaba desde hace tiempo), creo que por tratar de impresionarla me distraje y resbale por una rampa de tierra, mi cara quedó literalmente estampada en el suelo, y la verdad no sé como, pero el collar de papá se desprendió de mi cuello y rodó por un pequeño acantilado dentro de la cueva honda, (o eso supongo) estábamos muy cerca de ahí, y los pasadizos estaban totalmente bloqueados. Odio decirte que no pude recuperarlo, pero por favor no le digas a papá... se pondría furioso, me va a querer arrancar los pelos de la cabeza hasta dejarme calvo como el Jefe Chase y créeme, ¡soy muy joven para estar calvo!

Entre otras noticias relevantes, hoy fui de cacería con Jacob, él es muy hábil con las armas, lo tengo que admitir; cazó unos 5 jabalíes en menos de una hora, quedé lo que le sigue a sorprendido. Por el contrario yo pesque unos cuantos Hunfes blancos esta mañana. Aveces creo que por tener 17 años ya quieren someterme como una mula, no es que esté en contra, porque, como sabes aquí los chicos ya trabajan cuando empiezan a desarrollar su don; creo que a mi me tuvieron algo de piedad, o bueno, mejor dicho, paciencia... MUCHA paciencia. Aunque cueste creer, tengo 17 y aún no he notado indicios de mi don, pero como ya soy mayor, hace un año me asignaron las tareas que debo realizar, apesar de aún no tener don. He hablado con el viejo Fuda y me dijo que hay algunos hombres a los que se les retrasa el don, pero sólo uno o dos años, yo ya tengo ¡CUATRO años de retraso! ¿no te la crees? Hay personas que esperan que tenga más de un don o uno súper especial, solo por el hecho de tener tres colores en caja ojo, aveces me cuesta dormir un poco en las noches sólo por pensar que tantos esperan mucho de mi, y yo apenas sé luchar decentemente.

Creo que el significado de la palabra "normal" no es tan normal aquí ¿te das una idea?, todos tienen sus habilidades y dones magníficos, son como superpoderes ¿me entiendes? Pero creo que eso lo repito todo el día, no debería preocuparme por eso, lo sé; eventualmente mi don llegará... pero aveces me siento un poco inútil en ese sentido. En fin, siento que no soy uno de ellos en algunas ocasiones, pero eso es imposible ¿no? ¡yo soy uno de ellos! nací aquí y tengo los ojos de color, definitivamente no soy un Lam, pero entonces ¿por qué aún no tengo mi don? A los únicos que no he visto lanzar una piedra de una tonelada por los aires, o lanzar fuego por la boca es a los niños y a mi. Pero ¿cuando será mi turno? No quiero esperar más. ¡Diablos! ya casi son las cuatro, ya es hora de que vaya a clase de tiro con el Profesor Dublín, no quiero llegar tarde, siempre castiga a los que llegan tarde, y si puedo evitarlo, no tendré jamás una flecha en mi trasero. Soy muy apuesto para eso, Adiós.

Te ama, Yill. xx

El chico observó el papel pintado que reposaba en un escritorio blanco frente a él, movía los ojos releyendo las palabras que había escrito con tanta dedicación para asegurarse de que su madre no recibiera una carta con algún error. Movió la cabeza en un asentimiento cuando por fin estuvo satisfecho con el minucioso trabajo que había realizado, en su cara permanecía una melancólica sonrisa de lado.