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¡Hey! Ya no tuve tiempo de escribir en lo que duró la misión, pero nos fue prácticamente bien: encontramos una tienda de campaña con un puñado de gente camuflajeada, revisamos las notas que tenían y dejamos a uno con vida para poder sacar información que queríamos. Nos señaló que aún quedaba un par con vida, que habían salido en busca de alimento, así que nos escondimos en la tienda y esperamos su regreso. Les quité la vida a ambos, y al final, también a su traidor. Mis manos y mi conciencia ya están manchadas con sangre humana. Pero volví al campamento sin ninguna baja de mi pelotón y con información relevante para mi sargento, y éste me felicitó y dio un apretón de manos.

Le envié una carta a mi madre de lo sucedido, quería saber qué opinaba de mis manchas.

Henry.

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