Capítulo 1

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—¿Y para vos Amparo? ¿Existe o existió alguien importante en tu vida? ¿Algún amor? —preguntó Bob algo curioso.

—Si Bob. Existió. Existió un hombre para el que escribí mis mejores historias. Fue el mismo al que le mostré mi alma y le entregue mi corazón. Existió alguien con quien empecé a soñar con el "para siempre". Fue quien me encandiló, me enamoró y logró hacerme vulnerable. Hubo un ser al que le abrí las puertas de mi vida, fue quien conoció mis secretos, mis miedos, mis inseguridades. Encontré alguien que dio vuelta mi mundo, que me hizo reír y llorar, que me empujo a hacer locuras y a hacer de todo por estar a su lado.

—¿Y qué pasó? —volvió a preguntar.

—Fue el mismo que no quiso quedarse conmigo —dije mientras todos me miraban atentamente.

Mis compañeros y yo nos habíamos juntado después de trabajar para celebrar mi cumpleaños número 21. Estábamos todos en mi departamento y en algún momento de la noche después de cenar, no recuerdo bien cómo, empezamos a hablar sobre nuestras historias de amor.

Henry y Paige nos contaron cómo se conocieron y se enamoraron mientras trabajaban juntos en otro proyecto, su casamiento y sobre el nacimiento de sus dos hijos. Chris contó cómo había hecho y el proceso que le llevó salir adelante después de la muerte de Katt, su novia de la adolescencia. Eliza hizo hincapié en su última decepción amorosa y Alicia en tono de broma dijo que su único amor era su perro. Todos reíamos.

Pero después de la pregunta de Bob no me quedo más remedio que contarles mi historia fallida de amor con Dante y de cómo me había partido el corazón en mil pedazos.

Después de mi revelación todos estaban callados, como a la espera de más, así que por primera vez después de nuestra separación, decidí contarles de forma resumida todo lo que había pasado con mi primer y hasta ahora, único amor.

­—Se llamaba Dante. Nos conocimos cuando yo cursaba el quinto año de secundaria. Nos fuimos haciendo buenos amigos hasta que, en la última noche del campamento al que habíamos ido con la escuela, me pidió que fuera su novia y como suponen, le dije que si ya que yo ya estaba enamorada de él desde mucho antes ­—todos seguían mirándome atentamente— nuestra relación era admirable, sana, casi perfecta por decirlo de alguna manera. Era quien me apoyaba e incentivaba a actuar, quien me apoyó siempre en mi sueño de llegar lejos, quien me acompañaba y me ayudaba a ensayar y mil cosas más. De la misma manera lo acompañaba yo con sus torneos y partidos de básquet que él hacía por hobbie, pero que al fin y al cabo amaba realizar. —tomé una bocanada de aire y seguí— Éramos muy unidos, casi inseparables. O eso era lo que yo creía.

Dos o tres meses antes de nuestro segundo aniversario empezó a cambiar de forma repentina. No contestaba mis mensajes, dejamos de vernos como solíamos hacerlo, a veces pasábamos la semana entera sin vernos y casi sin comunicarnos, cancelaba salidas que él mismo planeaba y las respuestas que recibía eran a veces incoherentes o se excusaba con los torneos de Básquet. Y yo le creía y lo terminaba perdonando y haciendo de cuenta que estaba todo bien. Ahora me arrepiento de haber sido tan ingenua, de no haber visto como él iba apagando nuestra llama, como nuestra relación se iba perdiendo poco a poco.

En el transcurso de esos dos o tres meses fue cuando la producción de la serie me llamo para que viajara hasta acá para hacer las últimas partes del casting, grabar parte del capítulo piloto y ver si me daban o no el papel.

Antes de viajar lo invite para que viniera conmigo con la excusa de unas mini vacaciones. Quería que lo del papel fuera una sorpresa para él, por eso no le dije nada antes, pero él se negó usando las mismas excusas idiotas de antes y yo seguía sin  decir nada. Obviamente no me quedo de otra que venir sola.

Con La Miel En Los LabiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora