CAPITULO 2: NUEVO JEFE

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ZARA

Estaba poniendo toda mi ropa en su lugar porque una señorita no lo hizo ayer por la noche, así que te podrás imaginar como estaba. Obviamente no me daba tiempo así que deje todo a medias y empece a prepararme. Quería vestir elegante así que empece a ver opciones:

Vestido negro, no, no quería parecer que fuera a un funeral el primer día.  Vestido rojo, tampoco, no quería llamar mucho la atención, apenas entrando. Vestido blanco, no, ni que me fuera a casar. Vi un vestido morado pastel, así que me lo puse, me llegaba  arriba de las rodillas.

Una vez lista me puse mis zapatos y me fui a peinar, porque parecía que llevaba un nido de pájaros. No entiendo como en las películas las mujeres se levantaban impecables, yo una vez casi me asusto de mi propio reflejo al verme al espejo por la mañana.  Me hice rulos en el pelo, y me puse laca para que estuvieran así todo el día, después de  tener el pelo listo me maquille, porque mis intenciones no eran espantar a los jefes. Después de maquillarme  le envié un mensaje a mi madre para que no se preocupara, porque si no daba señales de vida ella era capaz de mandarme una chancla volando desde España.

Cuando acabe con todo me fui a la cocina a desayunar, pero míster tonta se le olvidó que no había comida así que salí con mi bolso, mi teléfono y las llaves en mano a una cafetería cercana.

Baje a recepción y pregunte al portero si sabía donde estaba la cafetería, pero me dijo que no, pero para mi suerte una mujer con unos hermosos ojos verdes que se encontraba detrás mío  me dijo que si giraba a la derecha todo recto encontraría barias.

Y tal como me dijo la chica que desconocía su nombre me fui para donde me dijo, y sí, había más de una, me fui a la primera que vi, y pedí un zumo de naranja y una crepe de chocolate. Antes era una adicta al café pero lo dejé, la primera razón era porque me alteraba más, y la segunda razón es que una vez leí  que te hacía los pechos más pequeños. Me quede traumatizada al leer esa información, porque yo ya de por sí los tenía pequeños no quería  que mis pechos se esfumaran.

Una vez bien alimentada, pedí un taxi, le di la dirección de la empresa y con los nervios a flor de pie llegué. Entre y eso para mi era el paraíso, había demasiada gente guapa. Creo que el Señor Gonzalez me envió aquí para que me bajara la autoestima o para que pecara.

Algo que me extraño es que me apostaría lo que fuera que más del 80 por ciento de las mujeres iban teñidas de rojo, y era algo que no entendía. Eso si, todas preciosas. Suspire desesperada y me dije en mente "¿¡Acaso tengo que operarme la cara para ser aceptada?!" 

Deje de lado mis locos pensamientos y me dirigí a la recepción para preguntarle donde me tenía que dirigir.

- Bienvenida señora Zara, el jefe le espera en su despacho- Me dijo el chico que se encontraba en recepción, pero espera un momento, ¿¡SEÑORA?!. Le sonreí amablemente aunque quería estrangularlo. Él por su parte me acompaño hasta el despacho que se encontraba en la última planta que era la numero 8.

Él toco la puerta y me presento, yo entre y me encontré a tres chicos, uno estaba sentado detrás del escritorio, suponía que era mi "jefe", los otros dos desconocía de su existencia.  Los dos chicos desconocidos se presentaron amablemente.

- Buongiorno, soy Sebastian, y él es Henry-Dijo Sebastian señalando a su apuesto acompañante que tenía una hermosa tez oscura.

-Y por último, tu jefe el Señor Accardi, más conocido como señor gruñón- Dijo Sebastian, pero por lo visto a mi jefe no le hizo mucha  gracia. -En fin os dejamos solos-Continuo él y se fue junto con Henry.

Mi nuevo jefe me entrego un dossier, no levanto la mirada, no se presentó, ni siquiera sabia su nombre, tan solo me dijo: "Esto es tu trabajo, tienes 2 días, si acabas temprano te puedes ir". Me entrego puñado de hojas sin explicación aun sin verme la cara y él siguió haciendo sus cosas.

MI JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora