🌸02🌸

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Un llamado de auxilio.

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New York City.
02 de enero.

Las paredes tienen pinceladas oscuras que ya han secado hace mucho tiempo. El dolor está ilustrado en ella, las pequeñas gotas se dibujaron en el antes inmaculado papel tapiz rosado.

Yo sólo quería escapar.

Cállate.

El fuerte sonido de la silueta al ser zarandeada contra las paredes de la pequeña habitación se adueña de mi razón. La frágil porcelana se quiebra y sus gritos desgarradores pidiendo clemencia son callados. La angustia, la desesperación, la confusión, las fuertes sensaciones siendo evocadas de lo más profundo de su ser. Ella no es capaz de defenderse; sus pocas fuerzas fueron arrebatadas no sólo por los movimientos de agresión, su cuerpo ya ha sufrido todas las consecuencias de la inanición a la que es expuesta. Entonces, nuevas salpicaduras bañan la pared, siendo decorada por una pintura roja más fresca.

No mires.

Los sonidos se hacen escuchar con mayor desespero. Ella menea su cabeza mientras suplica sintiendo el terror inundar cada fibra de su cuerpo, pero el rojo siempre está presente; siempre el rojo es la respuesta. Sus labios pintados de un intenso carmín son presionados, obligándose a sí misma a callar.

Es tu culpa. Eres demasiado débil.

Dos voces opuestas resuenan como música de orquesta. La obra pronto culminaría y los telones harán acto de presencia, dejando a la marchita flor en el suelo como un castigo abyecto de todos sus pecados, aunque cada uno de ellos hayan sido vilmente inventados.

"Mi Jungkookie, no mires"

"Esto es tu culpa, siempre es tu culpa"

Vete, vete, vete.
Cállate, haz silencio.

La ancha silueta desaparece y sólo por el resto de la noche no volverá a aparecer. El alcohol recorrerá al instante sus venas y la criatura no aparecerá hasta la noche siguiente. Porque la bruma amaba drenar toda su oscuridad en el alma jovial de la mujer. Su ser bailaba en regocijo de sólo verla destruida; ver cómo el corazón maternal era pisoteado en pequeños pedazos, haciendo añicos lo que antes era la más preciosa joya rubí.

“Está bien. Siempre estarás bien”

“Cubre tus oídos. No escuches, así las voces pronto se irán” .

¿Jungkook? —Tu dulce voz llamó, sacándome de mi trance. Ambas esferas orbitales brillaban, tu entrecejo ligeramente fruncido al igual que tus labios. Te miré, la piel canela de tu rostro era acariciada por los rayos de la luz y sonreí, porque tú estabas ahí, porque eras real.

—No creo que sea buena idea —respondí, bajando un poco la cabeza y observé detenidamente mis manos y los tonos morados decorando mis nudillos—. No me lo permitirán.

—Hablaré con ellos —afirmaste, decidido. Acariciaste mis manos hechas puño sobre mi regazo y te recargaste en mi hombro, tu suave respiración me producía un cálido cosquilleo en mi cuello.

—Eso sí está lejos de ser una buena idea, TaeTae —susurré con tristeza. Tus hebras azules rozaron mi mejilla y me acerqué a besar tu cabellera, escuchando como un suspiro pesado escapaba de tus labios.

Sakura Hills «Taekook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora