El cello

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Mi hijo y yo entramos al baño donde una vez más encontramos lujos, una bañera preciosa adornada con algunos cristales brillantes. Debo ducharme pronto, pues Esben está afuera esperando. 

Termino pronto de ducharme, así que salgo y aliento a Edmund para que salga rápido.

-Ed, apúrate, nos está esperando nuestro amigo para cenar

-Déjalo- dice Esben mientras se quita su sombrero y lo pone en la cama- necesito hablar contigo, nadie más. Quiero que tomes estas llaves, podrás usarlas al mover uno de los estantes en la biblioteca en el primer piso, podrás encontrar el taller. Sólo tú tendrás acceso, así que cuida bien las llaves, no te daré otras. Tienes que descansar por ahora, mañana podrás ingresar y ponerte a trabajar. 

-Sí, pero no me has mostrado el cello, dónde está?

-Tú entra al taller, estará todo ahí. Ya debo irme. Descansen tú y tu hijo.

El hombre toma su sombrero, abre la puerta y se va. Debo sacar a Edmund de la bañera. Estamos los dos en esta inmensa habitación, solos, cenando comida como para una semana.

Luego de vestirnos y cenar, entramos a la cama. No puedo parar de pensar qué nos trajo a esto, las preguntas comienzan a surgir sin parar. Apago las velas, mi hijo me abraza y se queda dormido, miro por la ventana de la habitación y veo un árbol afuera mientras el viento lo golpea suavemente, me arrulla y comienzo a quedarme dormido...

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