Ya amaneció, las ventanas de la habitación están abiertas de par en par, el sol brillante entra y cubre la cama justo hasta mi pecho. Mi hijo ya está comiendo más comida de la mesa donde estaban los platillos. Extrañamente la comida había sido renovada para nosotros.
-Hijo mío, Esben vino o Romina?
-No, papi, ninguno de ellos ha venido desde que estoy despierto.
-Está bien, Ed. Por favor vístete, quiero que me acompañes a mi trabajo, creo que te gustará.
Luego de estar vestidos, tomo las llaves y salimos juntos de la habitación. Es un poco difícil encontrar el camino dentro de la casa, hay muchos pasillos y muchos de ellos se parecen entre sí. Comenzamos a explorar la casa, viendo pinturas colgadas en los pasillos y muchos cofres por toda la casa. Parece un museo tan enorme con una enorme cantidad de adornos y bellas alfombras. Llegamos al primer piso y nos encontramos a Romina.
-Buen día, señor...
-Soy Charles, señora- le dije
-Señor Charles, puede encontrar la biblioteca caminando hacia la izquierda luego de pasar bajo las escaleras de la entrada principal- dijo ella.
Caminamos por debajo de las escaleras, cruzamos a la izquierda y encontramos una biblioteca enorme, con estantes muy altos. En el centro de aquella habitación hay un piano, junto a él hay una mesa con muchas partituras rayadas, otras arrugadas.
Comienzo a buscar el estante que Esben dijo que moviera, le pido ayuda a mi hijo pero son demasiados estantes, así que al mirar al piano hay una partitura en su atril con un simple acorde escrito, sólo tiene un acorde, el resto de la página está en blanco. Lo toco y de repente un estante se mueve por sí solo, entonces aparece una puerta que ocultaba el estante. Es ahí donde tomo a Edmund, introduzco las llaves e ingresamos al taller...
