Chapter 4

1.4K 184 42
                                    


5 de abril

Nada había cambiado en esa prisión en la que encerraban a los presos por "delitos menores". Todos los reclusos se levantaban a la misma hora, los cocineros preparaban el desayuno para nosotros, y los guardias vigilaban que todo estuviera en orden. El patrón era el mismo de cada día, excepto para mí y Jaebeom.

Nos encontrábamos en las duchas, compartíamos una para ahorrar agua y tiempo, pero temí que hubiéramos sobrepasado el límite de tiempo establecido. Sin embargo, poco podía importarme algo tan absurdo como eso. Nadie se atrevía a echarnos y no veía por qué teníamos que parar.

De cara a la pared de la ducha y utilizándola como soporte con las dos manos, el agua caía sobre nuestros cuerpos, mientras Jaebeom pegado a mi espalda, me masturbaba al tiempo que susurraba algo que ya sabía.

—Ahora mismo todos están viendo como gimes. No te contengas, quiero oírte

No tenía ninguna intención de contenerme, y sin importarme que nos vieran y me escucharan, elevé el tono de mis gemidos y pedí más. Jaebeom dejó escapar una risa que me provocó escalofríos. Si un día antes me hubieran dicho que me encontraría en esas circunstancias, no lo hubiera creído. 

Jamás imaginé hacer ese tipo de cosas y menos en público, y ya no digamos en una prisión. Pero ahí estaba, disfrutando como nunca antes. Admito que al principio no me hizo mucha gracia, pero Jaebeom literalmente me arrastró sin pedirme ninguna opinión y yo idiota, no tuve fuerza para resistirme.

La sensación era increíble y deseé que ese momento durase un poco más. Desafortunadamente, el tiempo se agotaba; habíamos permanecido ahí por más de veinte minutos, y si no nos dábamos prisa, cerrarían el comedor.

Jaebeom aceleró el movimiento de su mano, yo sentí como mis brazos y piernas temblaban y no estuve seguro de poder sostenerme por mucho más. Por suerte, mi amable compañero me sujetó con fuerza por el pecho con el brazo izquierdo, impidiendo que desfalleciera de tanto placer.

—Vamos, ten un orgasmo delante de ellos. Deléitanos con tu voz

¿Cómo podía negarme a ello? Echando la cabeza hacia atrás, dejé que Jaebeom me lamiera el cuello mientras sentía mi miembro duro palpitar contra su mano. Una oleada de placer aturdió todos mis sentidos y soltando un prolongado gemido, tuve el mejor orgasmo de mi vida.

Cuando abrí los ojos, Jaebeom ya se había separado de mí y se limpiaba la mano, en la cual había eyaculado segundos antes. Tras recuperarme brevemente y regular mi respiración, fui consciente de mi entorno. Sin mirar a nadie, sentí como el peso de la vergüenza era demasiado abrumador. Agradecí la poca luz en las duchas, pues seguramente mi rostro estaría ardiendo.

—Espero que lo hayas pasado bien—me susurró Jaebeom—, mañana les demostrarás lo bueno que eres comiéndome la polla aquí mismo

Cogiendo la toalla y colocándomela en la cintura, no fui capaz de decir nada. En esos momentos solo quería que el suelo me tragara y desaparecer sin dejar rastro. Mi mente tenía que asimilar lo que habíamos hecho y para ello necesitaba tiempo.

Soportar las risitas y los cuchicheos fue mucho peor de lo que me temía. Ahora que comprendía la situación en la que estaba, todo resultaba más vergonzoso. La hora del desayuno transcurrió lenta y tortuosamente, ni siquiera tuve el suficiente valor como para alzar la mirada y ver la cara de los demás presos. Jaebeom actuó como siempre, parecía inmune a los comentarios de sus compañeros, como si no los escuchara realmente. Sentí curiosidad, ¿cómo podía comportarse como si tal cosa?

Antes de dirigirnos a nuestros talleres asignados, me llevó hasta un rincón y en voz baja me dijo:

—Quiero que vayas al despacho de Siwon y le pidas tres rotuladores

Karamell [Bnior/JJP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora