Chapter 9

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No mentiría si afirmase que rápidamente nos convertimos en la pareja más famosa de toda la prisión. Cada preso estaba al corriente de nuestra "relación", los guardias también y todo el personal que trabajaba allí. Tampoco es que nos escondiéramos precisamente. A pesar de que seguían conociéndome como "el caramelo" no le tomaba importancia. De hecho, ser el dulce de Jaebeom consiguió quitarme de encima la depresión que llevaba desde el primer día.

Las noches eran un bendito regalo. En vez de contemplar la oscuridad, preguntándome el cómo había terminado ahí o si la vida en sí misma tenía sentido, Jaebeom y yo llenábamos la celda de jadeos, gemidos y gritos. Habían veces en que lo hacíamos hasta tres veces al día.Terminaba tan agotado, que me dormía en mis horas de taller. El supervisor me gritaba y yo despertaba de un sobresalto, disculpándome torpemente.

Amber me hacía preguntas comprometedoras acerca de mi relación sexual con Jaebeom, y yo le repetía una y otra vez que esas cosas no se contaban. Mark nos miraba con recelo cada vez que coincidíamos en el comedor, de malhumor nos confesó que él también quería a alguien con quien pasar las noches.

Por instinto, mi cuerpo se aferraba al de Jaebeom, marcando mi territorio. Todavía no confiaba en Mark y me aseguré de hacérselo saber. Mis arrebatos de posesión solían divertir a Jaebeom, pero yo me mantenía en alerta en todo momento.

En general, mi vida había mejorado considerablemente en prisión. Estar junto a Jaebeom me otorgaba algunos privilegios como: la comida que escondía bajo su litera o tener los mejores sitios en la sala de cine. Sin embargo, lo más satisfactorio fue ver las caras de los fanáticos, indignados, pero sin el coraje para hacer o decir algo contra nosotros. Tal parece que tenían muy presente la amenaza de Jaebeom.

Algunas veces acudíamos a la capilla, no para rezar, sino para tener nuestro espacio lejos de todo lo demás.

Era domingo, afuera estaba lloviendo y no podíamos escabullirnos en algún rincón aislado del patio. Nunca me he considerado una persona muy religiosa, pero ese lugar me gustaba especialmente. El silencio, la calma y la paz que se respiraba eran como un oasis en medio de un desierto en tempestad.

Escondidos detrás del pequeño altar, nos besábamos con un calor subiendo por nuestros cuerpos. A cada minuto que pasaba, me convencía que jamás podría cansarme de sus besos. Su lengua invadía mi boca y la devoraba sin piedad, robándome el aliento. Sus manos se posaron en mi cuerpo y descendieron hasta la tira elástica del pantalón. Yo me aparté a tiempo.

—Estamos en una capilla. No sería apropiado—dije respirando con dificultad.

—¿Lo dices enserio?—preguntó con incredulidad.

—No soy muy religioso pero hay que respetar algunas cosas

—¿No puedo hacerte nada?

—Solo besarme—respondí con una sonrisa.

Jaebeom me miró como si estuviera loco. Normalmente no solía resistirme a sus caprichos, pero cuando lo hacía éste siempre reaccionaba incómodo. En lo que duró la pausa, pude ver con claridad el dilema que tenía lugar en su mente. Acostumbrado a que todos le obedecieran, le costaba ceder, pero finalmente se resignaba, no queriendo perderme de nuevo. Yo le agradecía ese esfuerzo y le prometía que se lo recompensaría más tarde.

Quise hacerle ver lo excitante que podían llegar a ser unos simples roces y caricias sin pasar a mayores; él reconocía que sus ganas por follarme crecían desmesuradamente. Yo reía y seguía con ese juego cruel.

Cuando salimos de la capilla, una hora después, la lluvia había cesado pero el cielo roto y grisáceo persistía sobre nuestras cabezas. Casi era la hora de la cena, por lo que nos apresuramos hacia el comedor con hambre. Allí encontramos a Amber comiendo sola en la mesa que a esas alturas estaba adjudicada solo para ellos. El cocinero nos puso en la bandeja dos sándwiches y el yogur sin azúcar añadida. Nos fuimos a sentar junto a ella, que en esta ocasión buscaba algo en las rebanadas del pan de molde. No fue hasta que llegó Mark que iniciamos una conversación.

Karamell [Bnior/JJP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora