Negra mariposa | Adrien Agreste [Chat Noir]

Uno

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Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴜɴᴏ
— Nᴜᴇᴠᴀs ᴀᴍɪsᴛᴀᴅᴇs —

...

No había marcha atrás.

Mi corazón acelerado quería salir de mi cuerpo por la boca, estaba tan nerviosa que había dudado el siquiera asistir a la escuela y el estar aquí hace que mis manos tiemblen. Pero ya no me puedo arrepentir, esto tarde o temprano tenía que pasar y era mucho mejor que fuera temprano, ya que tenía que asistir a mis estudios para poder tener un futuro. Yo no vine aquí solo para ver lo bello de la capital de Francia.

—¡Ey, Alya! —un chico atrás de mí gritó, este se acerco a una chica bastante bonita si me lo preguntan.

—Hola, Nino —ella le devolvió el saludo junto con un abrazo.

La sensación de soledad e incomodidad se hizo presente por todo mi cuerpo, me sentía un poco entrometida al escuchar conversaciones ajenas.

—Bueno, aquí voy —susurré para mi misma al animarme a moverme de mi lugar.

La entrada contaba con varios escalones que subía en un ritmo, el cual era una costumbre mía, me gustaba hacer todo con un ritmo consecutivo, que aveces, no lograba darme cuenta de que lo estoy haciendo.

Ya estaba por entrar cuando la conversación detrás de mí me hace detener.

—¿Esa chica es nueva? —preguntó la voz que había escuchado anteriormente, del tal Nino.

—¡Oye, chica!

Me di la vuelta tan rápido que hizo que mi cabello pegará con mi cara, pegándose con el brillo de mis labios que me gustaba ponerme en ocasiones.

Qué vergüenza.

Aparte mis cabellos con disimulo, tratando de aparentar no estar muriéndome de nervios. Solo espero entrar en confianza rápido y no dar a pensar que soy una chica tímida típica de series y películas.

—Hola —saludé levantando mi mano.

Los chicos que había visto al llegar, se acercaron rápido a mi lado.

—Hola, soy Alya —Se presentó la chica que tenía un tono de piel hermoso, justo como el chico a su lado, su cabello tenía mucho estilo — Eres nueva, ¿verdad?

—Si —respondí soltando aire que no sabía que estaba reteniendo —Me llamo ___ y apenas tengo unos días viviendo aquí.

—Amiga, tu cabello si que es precioso —El chico me alago mientras se ajustaba los anteojos — Soy Nino, ¿acaso eres de rusia?

De mis labios salió una corta risa. No era el único que me preguntaba eso en mi vida, de hecho, siempre es lo primero que la gente piensa cuando me ve.