"Estoy caminando por un muelle, y la húmeda madera cruje bajo el peso de mi cuerpo. Frente a mí se extiende el mar verdoso y veo cómo bancos enteros de peces saltan y parecen jugar con la espuma de las olas. Las gaviotas vuelan sobre el mar e intentan cazar algunos de los peces que saltan, aprovechando el despiste de estos. El aire huele a puerto y a algas, y una brisa marina me rodea y me ondea el cabello.
Está atardeciendo, y la bella puesta de sol que se extiende sobre el océano baña de colores tenues y anaranjados todo lo que se expone a su luz. El mar empieza a coger un tono rojizo mientras el sol se va escondiendo tras el horizonte.-Una preciosa tarde de verano-, pienso.
De repente, el paisaje cambia ante mí: el sol se convierte en una enorme bola de fuego, el rojo del mar se vuelve más intenso y el propio mar se convierte en sangre, una sangre de un rojo intenso, el más intenso que jamás haya visto, las gaviotas empiezan a arder en llamas y a emitir un sonido extraño que empiezo a reconocer; el sonido de las sirenas de ambulancia.
La playa desaparece, y el atardecer da paso a la noche, una noche fría y húmeda.
-¿A qué me recuerda esto?- me pregunto.
Entonces suena un golpe seco que me recuerda al de un coche estrellándose. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que me encuentro en una carretera. Un poco más adelante se encuentra, como me temía, un coche destrozado, y unos metros más allá, una chica tirada en el asfalto. Me acerco temerosa a su cuerpo tendido en la carretera, y finalmente veo su rostro.
Siento que un nudo se me forma en la garganta y ahogo un grito. Soy yo. La chica soy yo. Me observo bien y veo que tengo numerosas heridas a lo largo del cuerpo y que la frente y la boca me sangran. Es entonces cuando escucho los gritos.
Me fijo en que hay más gente a mi alrededor que se mueve organizadamente y que con movimientos expertos, empiezan a transportar el cuerpo de un hombre y el mío hacia la ambulancia. Oigo las voces de desesperación de mi madre y a los de servicio de emergencia dando instrucciones certeras de cómo transportar nuestros cuerpos hacia el hospital.
Mi madre está llorando y pide que la dejen entrar a verme en la ambulancia, pero no la dejan. Empiezo a sentir una tristeza enorme y un vacío por dentro.- Así que estoy soñando-. Pienso.- O estoy muerta-. Seguramente sea lo segundo, ya que no siento nada físicamente y estoy viendo mi propia muerte. No se me ocurre otra explicación.
Empiezo a escuchar el mismo pitido que escuché la otra vez, y todo empieza a dar vueltas y a oscurecerse por momentos.
-¿Qué está pasando?-, me pregunto.
Me empiezo a inquietar y a poner nerviosa. Todo desaparece de repente y me quedo sola, con una expresión de inquietud y tristeza. Empiezo a caer, caer otra vez, sin nada que me frene. Caigo hacia la oscuridad y esta me engulle, y ya no oigo ni veo nada, y por supuesto, ya no siento nada..."
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Alas de humo negro
General FictionTras un trágico accidente, Kala queda herida gravemente y en estado terminal. La única solución posible a su cercana muerte parece ser el ADN de un ave capaz de regenerarse, y aunque esto podría ser la única cura a su problema, este método nunca ha...