Cap 21 - Alas de angel

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Pov's Ezequiel.

   —¿A quién le robaste eso sucia sabandija? — me lanzo sobre él, lo tomo por el cuello con gran fuerza logrando incrustarlo contra la pared —puede que tu cuerpo parezca más fuerte que el mío, pero soy mucho más poderoso de lo que tú eres, y no dudaré en matarte. Así que reponde — aprieto mi agarre.

   —Me lo encontré por ahí —sonríe.

   —Eres un ladrón — aprieto más mi agarre hasta sentir sus huesos crujirse. Ese es el broche de mi vestimenta como Ángel, nadie lo tuvo en sus manos, estaba bien guardado en mi alcoba en el castillo de Astaroth, entró y lo robó y pagará por esto. Lo solté dejando que caiga en el suelo. Cierro mis ojos, ojalá funcione, junto mis manos, extiendo mis oscuras alas ennegrecidas por mis pecados — En el nombre del padre, el hijo y el espíritu santo, te libero de tu atadura terrenal Paimón, regresa al lugar del cual escapaste, el infierno — jamás creí que funcionaría; de igual forma que antes, una de las tantas que hice, una esfera brillante de poder celestial envuelve el cuerpo del joven, sus ojos brillan cuando la esfera se adhiere a su piel y sale de ella con el demonio dentro. La esfera desaparece llevando a mi embustero conocido al lugar a donde pertenece. Espero que no lo dejen salir en un buen tiempo. Escapar del infierno no es fácil, pero tampoco es tan difícil, hace falta un poco más de control allá abajo. Escucho el sonido característico de unas alas celestiales cuando un Ángel aterriza y esas no fueron las mías.

   —¿Por qué lo haz hecho? — mi cuerpo se petrifica por completo. Esa voz.

   —Padre — me giro para verlo — ¿A qué debo el dulce placer de tener a un Arcángel frente a mí? — hago una reverencia.

   —No tenías que haber usado poder celestial — sentenció Gabriel.

   —Esto es tú culpa, no tenías que haber dejado poder todavía en mí — retruqué, no sabía que podía hacerlo antes de ahora.

   —Tenía la esperanza de que te redimieras, o al menos trataras de ganarte el perdón de Dios, después de todo eres mi hijo — trata de poner su mano en mi hombro, mas no lo dejo, me aparto y viro la cara, no, no caeré en sus juegos.

   —Por eso todavía los angeles vengadores no arrancaron mis alas. Tenían órdenes específicas de un Arcángel — pobre tan débil como siempre. Por eso es solamente un mensajero — ¿El abuelo te envía a castigarme? — que gracioso suena llamar a Dios abuelo.

   —Agradece que me envió a mi y no a Miguel. Por favor hijo, todavía tienes oportunidades de resimirte, con suerte y con mi ayuda pasarás algún castigo y tarde o temprano volverás a una tarea menor en el cielo. ¿Sabes cuántos Ángeles quisieran tener esta oportunidad? — no respondo. No de forma inmediata.
 
   —¿Crees que quiero el perdón de Dios? ¿El mismo que te perdonó a ti por acostarte con cada demonio que quisieras en vez de hacer tu puto trabajo de mensajero? ¿Qué hiciste tú para ganarte su perdón?—mira hacia el suelo —Claro, tú eres uno de sus Arcángeles, el gran Gabriel, el todo poderoso no se puede permitir que otro de sus Arcángeles se vayan, así como lo hizo Luzbel, no puede permitirse demostrar su incompetencia, si más de un hijo se le va de su lado en algo está fallando ¡Oh, el Dios todo poderoso, el señor perfecto, fallando! Te imaginas cuantos Ángeles se volverían en contra del señor. Una verdadera guerra celestial por el poder se desatará. ¿Dios podrá contra sus propios Ángeles? — me río como los psicópatas. Una riza maniática y molesta es la que sale de mi boca.

   —No te atrevas a decir algo más — interrumpe con voz fuerte, eso provoca que mi risa sea aún más alta.

   —¿O si no qué? ¿Cortarás mis alas? ¿me encerrarás? — comencé a reír, eso le molestaba — Por eso juré lealdad a el señor del averno antes de abandonar la ciudad de plata.

Poseído ( Sombra 1 ) Terminado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora