Confrontación

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Dentro de la pirámide jerárquica es entendible que los Alfas sean los líderes en cualquier ámbito y posean habilidades superiores, incluyendo el desarrollo de sus sentidos. Son capaces de reconocer por medio del olfato si un Omega u otro miembro está en la espera de un cachorro. Por obvias razones, determinan si una cría es suya, a través del proceso de impregnación. El bebé en gestación desprende un ligero aroma que en términos específicos, es la mezcla de ambos padres. El castaño lo supo con solo oler el área de exposición de Xiao Zhan, él tiene marcado su esencia, y por más que este trató de camuflajearlo con un perfume de feromonas, jamás pasaría desapercibido por el progenitor.

Yibo solo guardó silencio, estudiando detenidamente los gestos del Omega; tantas son las emociones alterándolo en demasía, que él no sabe cómo lidiar con la situación, aún se ve consternado; pensando que Zhan lo utilizó para envolverlo en sus redes, y buscar una alternativa que lo atara de manos. Las ideas fluían entre las inimaginables hasta las más absurdas, pero es comprensible cuando uno de los involucrados es joven; y desafortunadamente, el Alfa recorre el inicio de los veinte, siendo todavía un muchacho impulsivo. Las lágrimas se deslizan de forma delicada en las agraciadas facciones del moreno, incluso en un momento lleno de tensión, el chico del lunar desborda una belleza etérea que podría decirse es irreal.

El Alfa no puede apartar la mirada del rostro asustadizo de Zhan, quiere consolarlo y brindarle protección. Sin embargo, la repentina noticia le genera desconfianza y lo lleva a un estado de impasibilidad absoluta. No dice nada, dejando que el instinto tome las riendas de su actuar. Se acerca una vez más al cuerpo del mayor, llevando su mano diestra al cuello de este; desliza con gracia sus dedos en la zona erógena, específicamente, la glándula Omega. Un audible chillido escapa de los labios de Xiao y reacciona por temor, sujeta con fuerza las solapas de la chaqueta, estreyando al joven contra la pared.

—¡¿Cómo te atreves?! —inquirió enojado el moreno—. No tienes ningún derecho a tratarme como se te da la gana, Yibo.

El Alfa parpadeó sorprendido, volviendo rápidamente en sí. Movió su cabeza de una lado a otro en un intento de despejar el dominio de su animal interior. Vio la ira reflejada en los ojos marrones de Xiao Zhan y quiso calmarlo, ganándose una clara evasiva de parte del Omega.

—No sé qué sucedió —inició Yibo, siendo inmovilizado por Zhan.

—Que haya nacido Omega, no me hace menos hombre —masculló Zhan, soltando al más joven—, y créeme, a mí no me importa que seas la celebridad del momento.

Una sonrisa ladina embozó Yibo; a nivel de fuerza, es evidente que un Alfa sea superior a un Omega, pero él reconoce las agallas del mayor; le llama la atención que Zhan tenga carácter y no se deja amedrentar, pese el disentimiento que están enfrentando. No obstante, la necesidad de ejercer control, producto a la naturaleza salvaje del castaño, lo obligó a equilibrar; según su criterio, el panorama de la disputa. Con extrema facilidad, alzó el cuerpo del moreno, aprovechando su descuido y lo dejó sobre el escritorio, luego lo acorraló con su figura, imposibilitando que escapara de su agarre.

—Cálmate, no debes alterarte en tu estado —dijo Wang, soportando su peso en los brazos, para no perjudicar al moreno—. Lamento mi comportamiento, permití que mi instinto me venciera.

—¿Quién eres tú para darme órdenes? —rebatió Xiao, moviéndose desesperado debajo del Alfa—. ¡Maldita sea, déjame ir!

—Soy el padre del cachorro que esperas, tengo potestad de tomar decisiones por su bienestar —aflojó el asir, sin retirarse del esbelto cuerpo—. Además, me debes una explicación. No quiero pensar que te embarazaste a propósito, Xiao Zhan.

El chico del lunar sintió la furia emerger por las palabras de Yibo, entre sus planes jamás sopesó la idea de tener un bebé; de hecho, ya se había resignado a no cumplir ese sueño, debido a la supuesta infertilidad que durante años creyó, pero ahora que una cría se gesta en su vientre, todo cambia, incluso la realidad que el ídolo formará parte de su vida. Zhan sabe que provocar una pelea no es una opción viable; tiene que encontrar la manera de llegar a un acuerdo con el hombre, para que este no intente alguna artimaña que lo separe del niño.

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