Me perteneces

Confirmación

El gesto iracundo reflejado en el rostro del castaño fue suficiente, para que este dejara una clara advertencia a su representante; Yibo siempre ha sido un hombre que suele marcar distancias, incluso si se trata de trabajo. Él mejor que nadie sabe del alcance que tiene Zhuo Lan, y lo que es capaz de realizar solo por dar constancia a su razonamiento egoísta, aparte de la estrecha relación que la fémina guarda con sus superiores. El Alfa probablemente ve con claridad la implícita amenaza que la Beta sin temor menciona, porque detrás de la fachada es evidente que hay gente poderosa que estarían dispuestos a hundir su carrera.

Wang lleva su mano diestra al puente de su nariz, una acción que no pasó desapercibida por la mujer, su instinto le dice que el joven está intentando controlarse para no demostrar su dominio como Alfa tras su provocación. Sin embargo, la morena solo piensa en lo que puede perder, no le interesa en lo absoluto el pesar del castaño, Zhuo Lan ve al frente una potencial mina de oro que jamás permitirá dejar escapar; desde la firma de su contrato con Yibo, se ha dedicado a vender información a revistas y otros medios que le ha generado copiosas ganancias a sus cuentas bancarias.

Un bebé no será el detonante para terminar con sus malintencionadas acciones, está de más recalcar, que la Beta incurre en delitos graves y si son descubiertos, enfrentaría severos problemas legales. Yibo desconoce las artimañas rastreras de la morena, fue asignada con el propósito de dar seguimiento a su consagración como ídolo, y admite que la mujer es una fiera a la hora de conseguir audiciones de renombre; de alguna forma le ha ayudado a tener un interesante portafolio de personajes importantes que es indiscutible no contemplar su esfuerzo. No obstante, el Alfa tiene un carácter difícil de lidiar, y un punto que ha mantenido desde el día uno que inició en el mundo del entretenimiento, es no inmiscuirse en su vida privada.

—Que seas mi representante, no te da el derecho de tomar decisiones por mí, Zhuo Lan —inició el Alfa, acercándose peligrosamente a la cara de la Beta—. Pasaré esto por alto, pero será la primera y única vez que te metes en mi jodida intimidad.

—Entonces ve y coméntaselo a los empresarios que se dedicaron a desperdiciar dinero en un mocoso ingrato como tú —rebatió colérica la mujer, frunciendo en el ceño—. No pretendo malograr mi profesión por tus estúpidas exigencias, no juegues conmigo, Yibo.

—¡¿Estás escuchando la idiotez que acabas de decir?! —gritó exaltado el de apellido Wang, haciendo notar sus emociones—. Crecí sin un padre, a lo largo de mi niñez y parte de la adolescencia tuve que ser testigo del sufrimiento de mi madre, una Omega sacando adelante un hijo en un país donde las habladurías son el diario vivir; aquí no importa las circunstancias, tampoco la verdadera historia que murió por el maldito cáncer, simplemente soy un huérfano y me pides que me deshaga de mi propia sangre.

El Alfa ha tenido que experimentar gran parte de la indiferencia colectiva por las costumbres y tradiciones arraigadas, al ser criado únicamente por una Omega, se prometió que el día que tuviera una familia, velaría por ellos porque no desea que sus hijos se enfrenten a una sociedad cerrada. En la actualidad, ciertos sectores estigmatizan, según su absurdo criterio, a la clase débil de la escala jerárquica. Yibo no podría tolerar ser uno más del común denominador como suele observarse en el país asiático. La visión del estatus, sumándole a mantener la unión del matrimonio, sin considerar los abusos que tal vez ocurran dentro, no son un impedimento si se guarda la imagen de ficticia felicidad.

—Tienes veintidós años, vas a tirar a la basura tu prometedor porvenir por una criatura que ni siquiera se le puede llamar bebé, es un feto de seis semanas —contestó la morena, tomando nuevamente el móvil para realizar un par de llamadas—. No podré ayudarte si sigues con esa actitud llena de soberbia.

—No vas a comunicarte con nadie —Yibo tomó de forma brusca el aparato de la Beta—. Solo necesito tiempo para resolverlo, así que no hagas algo que te puedas arrepentir.