☆Capítulo 16: La mascota del profesor.

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Enfermos Mentales. Capítulo 16: La mascota del profesor.

El resto del día pasó rápido. Eli se cerró en su habitación decidida a no salir hasta que su hermana y su supuesto padrastro se fueran de la casa (lo cual pasó en la madrugada). Incluso olvidó contarle al equipo lo que había descubierto sobre Daryana. Aunque en realidad no tenía muchas ganas de hablar con ellos. De hablar con nadie en realidad. Ya luego habría tiempo para contarles lo que sabía, después de que haya recolectado más información.

Ahora se encontraba caminando entre los pasillos de la escuela después de haber sido avisada en la entrada de que el director la esperaba en su oficina. Le pareció raro, pues no había hecho nada fuera de lo común como para que le llamaran la atención. Rápidamente recordó el disgusto que tenían los demás profesores con su presencia en la escuela, por lo que uno de ellos pudo haber hablando con alguno de los padres de algún alumno, quien seguramente había presentado una queja.

Primero rechazada por sus compañeros de clase, y luego por sus compañeros de trabajo. Al parecer algunas cosas nunca iban a cambiar.

Entró en dirección después de dar 3 golpes en la puerta sin recibir respuesta, encontrando al Sr. Littleton con ojos cubiertos por unas delgadas gafas pegados en los papeles sobre su escritorio. Al escuchar los engranajes de la puerta, levantó la mirada, encontrándose con una Elizabeth que vestía unos shorts anchos azules más por encima de sus rodillas, una blusa blanca igual de ancha y un abrigo beige largo sin mangas cubriendo su cuerpo. Hacía un poco de calor, por lo que había optado por una ropa un poco más ligera. Algo a lo que Littleton reaccionó frunciendo un poco el ceño. A Elizabeth le pareció raro, pues a él nunca le había importado la ropa que ella usaba para presentarse a trabajar.

—Buenos días, Sr. Littleton —saludó con formalidad mientras tomaba asiento. Llevó su vista a los papeles sobre la mesa—. ¿Día atareado?

—Un poco. En cuanto llegué tuve que hacerme cargo de varias quejas y… rumores.

—¿Ah, sí? ¿Qué tipo de rumores?

El Sr. Littleton carraspeó un poco, acomodándose en su asiento y colocando sus codos sobre la mesa, manteniendo agarradas sus manos frente a su rostro. Miró a Eli a los ojos.

—Últimamente nos hemos dado cuenta de ciertas cosas extrañas. Como algunos alumnos, los cuales presentaron calificaciones mucho más altas de las que tenían hace un mes. Su hermano, por ejemplo. Cosas que cambian de lugar dentro de la sala de profesores cuando se supone deberían estar vacías. Y el hecho que alguien apaga las cámaras de seguridad en los pasillos que dan a ciertos salones —hizo una pausa, buscando nerviosismo en la expresión de Eli—. Tú… salón, para ser más especifico. ¿Tiene alguna idea de por qué pasan este tipo de cosas?

—Quizás los chicos suben sus calificaciones porque quieren graduarse. Lo demás, no lo sé. ¿No debería encargarse usted de saber por qué pasan esas cosas? —preguntó Elizabeth con ironía, sin gustarle el rumbo en el que iba la conversación—. ¿A dónde quiere llegar con esto, Sr. Littleton?

—Verá, Srta. Evans, es usted una muy buena profesora por lo que he visto en los momentos que he interferido en sus clases. También es de conocimiento público que es una de las empleadas más jóvenes, y... mmm… algunos incluso la consideran bastante atractiva —dijo con algo de incomodidad.

Elizabeth entrecerró los ojos y se inclinó un poco adelante, tratando de entender lo que el director quería decir. Sin duda era un cumplido que había recibido ya varias veces, aunque ella no pensara lo mismo. Pero en ese momento le pareció que el Sr. Littleton no lo decía como si fuera algo bueno.

Enfermos Mentales: Un pueblo en llamas. [Libro 3] (TW)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora