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Y ahí estaban los dos jóvenes, siendo interrogados por los oficiales de policías una y otra vez, la misma pregunta, las mismas respuestas que ambos les daban; los adultos los tomaban de payasos o locos en casos que dicen. El padre de Sam ya estaba arto, así que simplemente pago lo que debía para liberar a los muchachos y salieron del lugar, no sin antes regañarlos a ambos. Sam y Maryana no querían escucharlo con más regaños, sabiendo que de seguro, tal vez, que se haya ido el Camaro y el señor sin darse cuenta de ello. Sin más regresaron a casa del chico, pero oh sorpresa, ahí estaba el Camaro con la motocicleta. Ambos jóvenes se congelaron.

—Bueno, ambos deben ir a la escuela, así que tomen sus cosas y larguense de aquí.—Dijo el señor pasando de largo por los vehículos, ¿Cómo no los ha notado? Sam se sacó de onda con eso, además de la pelinegra.

Los chicos simplemente tomaron sus mochilas y decidieron irse caminando a la escuela, no querían acercarse a un robot espacial japonés, o eso piensa Sam.

—No podemos permitir que se vayan solos.—Hablo el amarillo.

—Bee, debemos seguirlos a una distancia.—Hablo la moto.—¿Alguna señal de Buckis cerca?

—Fuera de la ciudad.—Contesto.

—Dile que nos vea en el punto de reunión, vamos primero por esos niños.

Ambos condujeron no sin antes activar los hologramas.

♪•♪

El de armadura negra con azul había resibido el mensaje.

Llevaba días en ese mismo lugar como un punto donde obtener la suficiente información sobre los medios, en dado caso que se sospeche algo de los Decepticons o al menos alguna actividad Autobot no registrada en sus radares. La señal fue mandada anoche, no faltaría mucho tiempo para que los demás llegarán, se que no serían muchos pero al menos los suficientes para ayudar. Desde que salieron del arca, ambos han estado en el planeta tierra por un muy largo tiempo. Salió de sus pensamientos cuando la escucho bostezar.

—Buenos días Predacon.—Se giro para verla.

Ahí estaba, lo que alguna vez fue una muy pequeña cachorra de Predacon, ahora era una youngling hermosa Predacon, idéntica a su madre, con algunos cuernos de su padre y sus grandes alas. Si, la misma cachorra Calypso, había crecido con buenos valores gracias a Buckis, y a las habilidades de combate gracias a Bee, pero la fuerza bruta tenía, o la del padre o la de la madre. Pero hablando de madre, Calypso en mucho tiempo no había visto a su madre, no sabía dónde estaba Ringy, si estaba a salvo o no...solo podía rezarle a Primus para que las ayudará a reencontrarse una vez más. Madre e hija debían estar juntas.

Así tenía que ser, eso pensaba Buckis.

—¿Alguna actividad?—Hablo la Predacon para hacerce ovillo en su lugar.

—Bee encontró a quien nos podría guiar a la chispa suprema.—Reviso el radar de su muñeca, eso llamo la atención de la joven.

—¡Eso es genial!—Movió su cola de forma alegre.—¿Iremos entonces?

—Si, debemos encontrar a ambos en el punto de encuentro como acordamos.—Volteo su cabeza a verla.—Nada de alas, recuerda...

—Lo importante ahora son las ruedas, si si...pero molestan mucho.—Miro al mech triste. Le dolía mucho tener llantas, pero las aguantaba con tal de no asustar a los humanos de ver un dragón volador de metal.

—Se que te molesta querida, pero verás que pronto volarás en poco tiempo.—Le sonrío.

Esto la puso contenta. Pero antes de decir una palabra, el radar capto una nueva señal que salió, lo reviso tecleando un poco y miro de quién se trataba. Oh mierda...

—Mierda...

—¿Cuál es el problema?

—No somos los únicos bots del bando en este planeta...

♪•♪

Saltaron dentro del auto, a toda marcha se fueron, mientras que Sam, y una compañera sexy suya llamada Michelle fueron con el amarillo, Maryana salto a la motocicleta para acelerar a toda velocidad tras el vehículo, la sirena del policía se sonaba tras ellos. Sabían claramente que se trataba de otro robot gigante, pero era más violento y a lo que parecía más malvado. Para colmo tenía la sirena de la policía, fácilmente quitaría a la gente del camino; se fueron por una curva saliendo de la autopista y metiéndose por otro camino. Con la anochecer llegando, pudieron llegar hasta lo que parecía, los almacenes del agua potable de la ciudad, golpearon la cerca haciendo que se abra la puerta para ellos, manejaron con cuidado y se ocultaron apagando sus luces; los chicos jadeaban debido a la adrenalina, pero sabían que aún no acababa, tenían que perder al auto de policía, para ellos sea quien sea, pero para Bumblebee y su acompañante, era un Decepticon. Sabían que venían por Sam al ser el único que puede darles la ubicación de la chispa suprema. Tenían que protegerlos, si o si.

El auto de policía paso por frente a ellos, Bumblebee aceleró para embestirlo, aunque no lo logro pudo hacer una maniobra para sacar a los niños y poder transformarse. Tanto Michelle y Sam vieron con miedo al amarillo, tuvieron que salir corriendo rápido. Mientras los bots peleaban, los jóvenes intentaban ir por la rega pero para su desgracia un pequeño bot muy pequeño delgado de un metal brillante que jalaba los pantalones de Sam, Maryana trataba de sacárselo pero esa cosa le picaba las manos cada vez que lo intentaba. Michelle fue por un hacha y con eso fue como destrozó al pequeño bot. Jadeaban por la adrenalina, pero debían correr. Escucharon los golpes finales de la pelea y fue cuando miraron como el amarillo caminaba hacia ellos.

—Ese bot...me agrada.—Sonrio Maryana llamando la atención de los otros dos.

—Pues ese robot casi nos mata.—Hablo Sam.

—Y al final salvo tu trasero.—Camino Mary hacia Bumblebee, los otros lo siguieron susurrando de dónde podría venir, ¿Del espacio o de Japón?

Bee se agachó a su altura, fue cuando notaron que la motocicleta se acercó para luego transformarse frente a los chicos.

—¿Siempre la moto de mi familia fue un robot gigante?—Cuestiono la joven.

—Siempre, solo que deje de comunicarme con tu familia después de la generación de tu abuela viendo que todo se estaba volviendo peligroso para alguien como ... nosotros.

—¿A qué se refieren?—Cuestiono la chica.

—Que la razón principal que de que venimos aquí fue en una búsqueda, que gracias a los anteojos de Sam Witwicky.

—Tu...tener...coordenadas...—Repitio Bee por su radio.

—¿Anteojos?

—¡Los anteojos de mi abuelo!

—Vamos rápido, pero primero, debemos recoger a nuestros amigos.—Finalizo Kai.

Así es amigos, la motocicleta misteriosa es el mismo Kai Sprince.

El amante del Prime | Transformers PrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora