IX

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¡Sin sacrificio, no hay victoria!

Esos fueron sus palabras. Claramente podía escucharlas, como sentía el temblor y diminutas el hecho del sonido de picos rompiendo el hielo de su alrededor.

No podía saber mucho lo que sucedía, solo podía rezarle a Primus que Megatron, que también chocó con el en el mismo hielo. Sin saber su ubicación claro está.

Una cosa era segura. El estaba lejos de la All Spark.

Muchos años después...

2007. 20 de Julio.
Los Angeles, California.

En la gran ciudad de Los Angeles, donde nacen las estrellas, grandes empresas y hogar de las atracciones turísticas de los estadounidenses más populares de todo el planeta. En una ciudad en particular estaba un chico de preparatoria que tras un intento de aprobar la clase y vender, unas baratijas, obtuvo algo bueno tras eso, estaba saliendo de la escuela cuando chocó con una de sus más amigas.

—Wow, tranquilo Sam.—Sonrío la chica riendo de una forma leve y baja. Sam se encogió de hombros.—¿Cómo te fue? ¿Obtuviste tu A?

—¡Si! Al fin lo conseguí, y ahora mi papá podrá comprarme un auto nuevo, como lo prometió.—Sonrío el chico con victoria, podía sentir pronto el aroma de auto nuevo.

—Sam Witwicky, siempre soñando a lo grande con los autos de multimillonarios.—Sonrío la chica acomodando leve su mochila.

—Ya me conoces Maryana, además una promesa Witwicky siempre es una promesa cumplida.—Dijo el chico.

—¿Tu papá dice eso o tú familia?

—Ninguna.

Ambos jóvenes rieron por ello, saliendo de la escuela Maryana se despidió del chico y del señor Witwicky. La adolescente simplemente tomo el autobús, aunque ambos muchachos le dijeron si querían ir con ellos, ella simplemente respondió que no. Ambos hombres se fueron mientras que la joven Maryana volvía a su casa en el autobús. Se subió al micro y se sentó esperando a que la dejaran en su casa, mientras que escuchaba música de la moda, como ella diría porque no seguía las modas de esos días. El bus se detuvo en una mirada, giro levemente la mirada y abrió leve sus ojos de sorpresa al encontrarse en el mismo lugar a los Witwicky. Río bajo, ya sabía que su padre le compraría algo más bajo, era conocido por ser todo un tacaño. El bus avanzo, no vio nada más así que optó por estar en un viaje astral dentro de su mente.

Mientras.

Sam veía con decepción a su padre, todo era basura, o al menos lo que ve, de automóviles, camino entre ellas para ver cuál era de su agrado pero todas eran feas para el...excepto, una. Dirigió su mirada en el Camaro amarillo, sonrío y quiso probarlo, ese si era un buen auto. Los adultos se acercaron aunque al vendedor se le hacía extraño tener uno así, no estaba antes ¿O si? Solo podía aprovechar el precio que podía sacar de ese nuevo Camaro.

—Ese Camaro es todo un clásico joven.—Se acercó el hombre a Sam y a su papá.—5,000 dólares. Es todo lo que ofrezco.

—¿¡5,000?! ¡No voy a pagar más de 4!—Grito el padre. Sam suspiro frustrado, sabía que su papá no pagaría por ser un tacaño.

—Vamos papá, este parece uno muy bueno.—Dijo Sam.

—No pagaré de más.

—Lo siento muchacho, te toco un padre muy tacaño.—Dijo el vendedor. Sam por la frustración tuvo que bajar, odiaba que su padre hiciera esos pequeños berrinches.

Justo cuando Sam cerró la puerta, la otra donde estaba Bodi el vendedor, se abrió golpeándolo. Ambos querían ver lo que sucedió sin creer que pasó. Sam se quiso asomar viendo que Bodi se levantó sobandose el golpe.

—Aghh esa puerta no lo vi venir.—Camino.—Pues lo siento chico, tendrás que conseguir...

¡Y Boom! Todos los vidrios fueron explotados por una extraña frecuencia, Sam fue cubierto por su padre y el señor Bodi tuvo que cubrirse la cabeza, cuando la alzó miro horrorizado lo que había sucedido.

—¡4,000 entonces!

♪•♪

Bajo del autobús y camino unos metros hasta llegar a una casa grande, con un buen jardín bien cuidado por la nana que la cuidaba, antes que nada fue a dejar su mochila en la sala para luego ir al garaje. Dónde estaba su motocicleta que había sido regalada por parte de un viejo amigo de su padre. Sonrío y comenzó a revisarla, era un muy viejo modelo de guerra, sabía que con un poco de trabajo, un buen lavado y pintura quedaría como nueva, pero aún hay algo que la sacaba de onda, se suponía que esas motos son de colores verdes gris...no azules. Cómo sea se dijo ella, comenzó a limpiar todo, desde el motor hasta las ruedas.

Podía recordar las viejas historias que conectan esa moto con la historia del bisabuelo de Sam, cuando zarparon el Ártico con un cargamento muy importante, donde descubrieron muchas cosas en ese lugar, muchos dicen que fue el modo del hielo, pero lo que siempre ha preferido su abuelo, es como es que esa motocicleta fue parte del descubrimiento del ártico, siempre se pregunto cómo llego ahí pero el caso es que gracias a eso siempre ha estado en su familia, por su bisabuela, su abuela, su padre y ahora ella; hasta ella diría que pasa más por las mujeres que por los hombres, pero al menos estaba contenta de usarla, no se ha usado mucho, no desde un largo tiempo. Ahora ella podía con tanta libertad. No le importa tener una moto de las más antiguas, le gustaba esa y así está bien.

Termino de limpiarla y lijarla para pulirla, en el medio donde se suponía que tendría que estar el lugar para cargar el combustible no estaba, ahí estaba...el símbolo de los Autobots. No sabía que ese símbolo, ¿Un legado? ¿Algo símbolo de su familia? No lo sabía pero, como diría ella o los jóvenes, se ve cool.

Termino y miro detalladamente la motocicleta; si que tenía muchos años de guerra. Aunque ella juraba que tiene más que eso, pero cosas suyas.

—¡Mary! ¡A comer!.—Grito una señora mayor desde la casa. La chica fue de inmediato a comer.

Pero lo que no supo, es que esa motocicleta, habría cobrado su vida.

Tenía que cumplir su misión.

♪•♪

Durante la noche. Tanto el Camaro como la moto arrancaron para reencontrarse en las coordenadas. Pero por el ruido tanto Sam como Maryana fueron tras ellas en bicicletas, completamente sacados de onda que ambos vehículos cobrarán vida o más bien que alguien se las hayan robado.

Pero sorpresa, ambos se encontraron en el mismo lugar, y no se esperaban lo que verían los dos. Dos robots, gigantes, alzando la misma insignia.

—Esa insignia...—Hablo Maryana viendo la imagen que transmitían.

—Eso estaba en el volante del Camaro.—Hablo Sam.

—Y en mi moto...¿Que diablos?

Pero fueron interrumpidos cuando escucharon a los perros...y a la sirena de policía.

—Oh mierda.

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Mi cabeza me duele -<- así que hago esto rápido para descansar mi cabecita.

Nos vemos al ratón 😉

El amante del Prime | Transformers PrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora