Del plan que cerramos a nuestra caótica manera, solo queda que funcione mi parte. Parecía simple, pero no ha sido fácil llegar hasta aquí. Tengo la mochila cargada de botes de S.H.S., por si algo falla. Ya llega, se acerca a la fuente, toalla al hombro.
***
Cuando descubrimos que el Señor Humor disponía de la fuente de la eterna juventud para su uso exclusivo, entramos en cólera. Pensamos en divulgar la información, pero con tanto bulo suelto...
—No vamos a conseguir que la gente se eche a la calle como en la última del hombre cachiporra.—¿Qué?—Sí, la del «comodín», que era buen chaval pero como de pequeño abusaron de él, ahora se ríe raro y quiere verlo todo arder.—Tú de empatía bien, ¿no? Y por cierto, tu inglés apesta.—Pues me las lavo dos veces al mes.—...
El debate avanzó: que cuántas veces al mes había que lavarse la entrepierna, que si el ricachón que se dedicaba a repartir justicia por su cuenta sin la menor garantía jurídica era un hombre murciélago o un hombre cachiporra, que si por favor dejes de estamparme la cara en la mesa que la sangre no sale de la ropa blanca... Hasta que un tributo frikazo de los comics tuvo la idea genial. Recordó los inicios de aquel villano y pensó que su baño diario en la fuente era la oportunidad perfecta para acabar con él.
Decidimos que yo me encargaría del champú. No fue difícil conocer su marca preferida. El muy mezquino no tiene suficiente con su sueldo sacado de los impuestos que recauda de todos los distritos: todos hemos visto su cabello ondear en los anuncios y sabemos que le patrocina la famosa S.H.S.
Decidí usar la fuerza bruta. Tres veces. Una para exprimir cuatrocientos millones de hormigas para sacarles el jugo, otra para hacer de hombre cachiporra —sí, soy el que pone «inglés nivel medio» en el currículum— y dejar seco al del camión, y otra para convencer al servicio de que, por el contrato de patrocinio —avalado por mi bate—, las provisiones de champú del Señor Humor para los próximos siete años debían ser reemplazadas por la nueva fórmula. Lo de que era ácido fórmico 100% no creo que lo escucharan por el tema de los golpes, la sangre y tal.
¡Ah! Cambié el eslogan por «Señor Humor Soluto». Con un poco de suerte lo leería cuando notara que su último baño no le proporcionaría «Súper Hidratación y Suavidad».
***
Se quita la ropa antes de entrar. Tiene el bote de S.H.S. en el borde de la fuente. Se lleva las manos a la cabeza, se quita el pelo... ¡¿Qué?! ¡¿Lleva peluca?! ¡¿Se puede ser más falso?! Abro la mochila. Lanzo los veinte botes como granadas de mano, le revientan en la cara y... ¡al agua Juanitos! Uf. Casi se va el plan al traste. Ya podemos desplegar la pancarta.
"El Señor Humor asido engañado: quedan disueltos los primeros Juegos del Humor"
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Los Juegos del Humor
HumorMis aportaciones para Los Juegos del Humor como tributo del Distrito de Humor Negro. ***No se admiten patos***