Capítulo 4

433 39 23
                                    

Pekín, China
Narra Miriam

Mira que la gente gilipollas me caía como el culo, aunque Pablo no sé muy bien que tenía, pero era de esas personas que sabes que va a ser un buen amigo con el que te puedes reír mucho.

Al final el chaval no va a ser tan gilipollas cómo parecía, y siendo sinceros, es bastante atractivo, para que negarlo.

Era lunes por la mañana y la alarma de mi móvil me había despertado. Sin embargo, a pesar de ser lunes estaba de bastante buen humor, el domingo de desconexión y tranquilidad me había sentado la mar de bien.

Me vestí con unos pantalones rosa palo, combinados con una americana a juego del mismo color y rematé el outfit con un body negro de manga corta y un sutil escote.

Me desperté bastante pronto por lo que aproveché que tenía tiempo de sobra para dedicar un poco más de tiempo de lo normal a peinarme recogiendo mi pelo en un par de trenzas.

Iba con tiempo de sobra, cuando bajé al restaurante a desayunar aun quedaban 45 minutos para que empezara mi jornada de trabajo.

La verdad es que desayuné bastante tranquila, el restaurante estaba medio vacío, solo habíamos cuatro personas en este y todos dispersos por cuatro mesas bastante alejadas entre sí.

Me dió igual llegar con más de media hora de antelación a mi puesto de trabajo, así me podría organizar bien el día, era buena manera de empezar un día de trabajo.

Pero si ya estaba contenta de por sí, mi alegría se aumentó aún más cuando Hong, el encargado de la recepción de aquella pequeña zona de oficinas y despachos, me informó de que hoy en China era el día del consumidor, si es que madre mía, los chinos tenían día para todo, y en este día al ser una empresa de productos de consumición, tendríamos una reunión ambos equipos, tanto el de Pablo como el mío, a las 10 de la mañana y tras esta reunión tendríamos todo el día libre.

La verdad que la reunión no me interesa mucho, pero un día libre sonaba bastante bien, así que rápidamente entré a mi despacho para aprovechar esta media hora de adelanto con la que había llegado a trabajar para poder poner en orden todo el trabajo que me iba a perder hoy y así poder compensarlo los próximos días de la semana sin llegar a estar saturada.

Sorprendentemente para mí, al final la reunión que teníamos acerca del día del consumidor me resultó bastante amena y sinceramente muy útil.

Me despedí de todo el mundo cuando la reunión finalizó, y me dispuse a salir para disfrutar de mi día libre como estaban haciendo el resto de mis compañeros, que ya habían desaparecido de aquella sala de reuniones y seguramente estarían pensando qué hacer en una ciudad tan asombrosa como es Pekín.

Una vez salí de la sala de reuniones pasé primero por mi despacho para recoger un poco y coger de allí mi americana, que me la había dejado.

Pero fue cuando iba a salir por la puerta principal de aquella zona de oficinas y despachos cuando una mano agarro mi brazo y me freno.

Me giré a ver quién había sido el causante de que mi camino se frenara.

Y ahí estaba él.

Pablo.

-¿Qué pasa señor López?

-Pablo.

-Bueno, pues Pablo, ¿Qué pasa? -Sonreí.

-Te iba a proponer si querías dar una vuelta por Pekín y luego vamos a comer juntos.

-Claro, no estaría mal, pero antes subo un momentito a cambiarme y ponerme ropa más informal ¿vale?

Un viaje... ¿complicado? [Pabliriam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora