Capítulo 2

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Pekín, China
Narra Miriam

Me desperté por el sonido de la alarma en una preciosa y soleada mañana, la verdad es que dormir me había sentado de maravilla, aunque ayer no llegué muy machacada del viaje y aguante el jetlag perfectamente, sí que me hacía bastante falta descansar bien. Además, después de un buen orgasmo siempre se duerme mucho mejor.

No tarde mucho en ducharme y vestirme con un traje gris de pantalón y americana combinándolo con una blusa blanca, no me tome mucho tiempo en peinarme, tan solo me amarré una coleta alta dejando mi pelo rizado y bajé al restaurante a desayunar antes de ir a la zona de oficinas y despachos a trabajar.

Me senté en una mesa yo sola a tomarme un café y un par de tostadas. Miré la hora en mi reloj de muñeca, las 7:36 de la mañana, iba bien de tiempo, hasta las 8 no entraba a trabajar y yo ya estaba lista.

Terminé el desayuno rápido, aun no era la hora, pero mejor llegar pronto que llegar tarde ¿no?, así que, aunque faltaran aun 10 minutos para que se abrieran las oficinas yo ya entré y me encaminé a mi despacho para ir preparándome para el día. Caminaba recorriendo todos los pasillos hasta llegar al último de todos, donde al fondo a la izquierda se situaba mi despacho.

Iba bastante absorta en mis pensamientos mirando y analizando los documentos que llevaba en la carpeta que tenía en mis manos, sin fijarme apenas en lo que me rodeaba, pero total ¿para qué? si lo más seguro es que estuviera sola. Por desgracia mis teorías fallaron, a pesar de la temprana hora no estaba sola, alguien más había decidido llegar antes de la hora a trabajar.

Y lo descubrí cuando al girar la esquina para llegar al último pasillo donde se encontraba mi despacho choqué de frente con algo, bueno, más bien con alguien. Pero lo peor no fue el choque, lo peor fue que noté como una bebida bastante caliente, que por el olor supuse que era café, se derramaba sobre mi preciosa camisa blanca.

Levanté la cabeza enfadada para ver quien había sido el culpable de aquel estropicio en mi ropa y de verdad que no, no podía ser, de todas las personas que había en ese hotel no podía ser posible que me hubiera chocado contra aquel gilipollas.

-¡Tú! -Dije al ver frente a mí al gilipollas de mi vecino en aquel hotel. -Si es que no puede ser, ¿No miras por donde vas o qué? Mira la que me has liado.

-¿Perdona? Mira tú por donde vas, tú has sido la que te has chocado contra mí. -Me rebatió y de verdad que me entraron unas ganas enormes de soltarle un guantazo. -Además, ¿Qué coño haces tú aquí? Este pasillo es el de los directores.

-Pues ir a mi puesto de trabajo, que te parece.

-No me jodas, no me jodas... tu eres la directora de la sucursal situada en la zona de las Cuatro Torres Business Área.

-Ajá, ¿Y tú como lo sabes? -Este tío de que iba, ¿Cómo coño sabía cuál era mi cargo en la empresa? Hasta que caí en la cuenta. -Ay no... no me fastidies... ¿Tú eres el director de la sucursal de Colón?

-Efectivamente bonita.

-Que no me llames bonita... ¿Eres gilipollas o qué? ¿No te ha quedado aún claro?

-Uy esos humos, cálmese señorita... ¿te llamas?

-Para qué coño me lo preguntas si ya lo sabes. -Le dije a ese tío al recordar como anoche se había plantado en la puerta de mi habitación con mi bolsa de mano y sabiéndose perfectamente mi nombre. -Aunque señorita Rodríguez para ti.

-Pues mira encantado de conocerla señorita Rodríguez.

-Anda y que te follen, imbécil.

-Yo encantado.

Un viaje... ¿complicado? [Pabliriam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora