El consejo

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Los reyes de Arendelle habían convocado a la mayoría de realeza del bosqué encantdo para una reunión en la cual discutirian si se habían cumplido los acuerdos prouestos en la última reunión. Todos los miembros de la familia real se hospedarían en el castillo y habría un gran baile de bienvenida.

Regina's POV

Estabamos cerca de Arendelle, tuvimos que viajar carruaje y después en bote. Daniel nos acompañó en todo el trayecto haciendo del viaje menos aburrido. Cuando podía, me escabullía para platicarle y nos la pasábamos muy bien. Claro, cuando mi madre no nos veía.

Estaba segura de que David estaría ahí con su esposa, pero ya me sentía mejor con lo que pasó en los dos. A veces aún me dolía, pero el dolor era menor.

Lo que tuvimos David y yo fue algo bonito y siempre lo recordaré con mucho amor, pero si el destino decide que él debe estar junto a Abigail es por algo. Además, quien soy yo para contradecirlo...

David's POV

Ya habiamos llegado a Arendelle, habían muchas familias de la realeza y pude reunirme con algunos amigos como el duque de Sherwood, Robin; y con el príncipe de alta mar, Killian.

Abigail y yo desempacamos nuestras cosas y decidimos ir a por un paseo en el jardín acompañados de Robin y Killian

El palacio era hermoso y las pequeñas princesas Elsa y Anna eran muy adorables mientras corrían por todos lados.

Killian: Hace mucho tiempo que no nos reuniamos los tres.

Robin: ¡Así es! La vida de un duque es muy aburrida cuando no tiene a sus amigos para hacer algunas... locuras juntos, pero estoy seguro que tu te la haz pasado muy bien. ¿no, David? (dandole unos golpes suaves con el codo).

David: Mhmmm... sí, no me puedo quejar.

Abigail: ¡Oye! (dandole una pequeña palmada en la cabeza mientras reía)

David: Lo siento, querida. Abigail y yo nos la pasamos muy bien. En especial en las noches ¿no, querida?

Killian: Gracias por hacer feliz a mi amigo, Abigail

Abigail: Él me hace feliz a mi, querido Killian.

Robin: Bien. Basta de ternuras y vayamos a jugar polo

Regina's POV

Habíamos llegado a Arandelle. Era un reino muy frío, pero hermoso. En el castillo nos recibieron muy coordialmente y nos asignaron nuestras habitaciones. Una vez que acabé de desempacar me cambie en mis ropas de montar y fui directo a los establos ya que mis padres estaban ocupados en una juntas con los demás miembros de la realeza y no lo notarían.

Cuando llegué a los establos ahí estaba Daniel cuidando a los caballos.

Regina: Daniel

Daniel: Regina ¿Qué haces aqui? ¿No deberías estar en el castillo con tus padres?

Regina: Ellos están en una junta, pero si te incomodo me puedo retirar-

Daniel: -No, no por favor no me refería a eso- yo lo que dig- lo que quiero-. Mmm... Por favor quédate.

Killian: Pues eres un hombre con suerte, David. No cualquiera se casa por amor en estas épocas y tu haz podido encontrarlo en tu matrimonio.

Robin: Yo no díria lo mismo. Hay algo en Abigail que no me cuadra. Sin ofender, David.

David: Está bien robin, comprendo...

Robin: Buenos días

No me podía mover. Él estaba aqui y estában hablando de Abigail, del amor entre los dos. Traté de no mirarlo a los ojos, pero no podía evitarlo. Había algo en el azul de esos ojos que me llamaba y me relajaba.

Él me miro, pero no me saludo. Me había ignorado. Me di la vuelta para mirar a Daniel que a su vez me miraba. Sin embargo, podía sentir la mirada de David observándome detrás de mi.

Killian: ¿Mozo, sabe dónde se encuentran los caballos de reino del Este?

Daniel: A ese lado, majestad.

Regina: Daniel, prepara a Rocinante. Iré a dar un paseo.

Robin: ¿Sola, mi lady?

Regina: Así es ¿Hay algún problema con eso?

David solo me observaba. Su mirada era de confusión, como si no me conociera. Claro todo era un farsa de seguro. Probablemente no quería que sus amigos supieran de mi y lo que pasó entre nosotros.

Robin: Claro que no, mi lady. Sin embargo, una dama tan bella como usted no debería pasear sola. En estos tiempo ya nada es seguro.

Regina: Se cuidarme sola, gracias. Daniel, necesito al caballo.

Daniel: Sí, su alteza. Si desea puede esperar afuera. Yo le llevaré a Rocinante en unos minutos.

Regina: Gracias

Salí de los establos para tomar aire fresco y procesar lo que acababa de ocurrir.

Narrador

David: ¿Rocinante? Rocinante... ese nombre se me hace conocido

Killian: ¿De qué hablas?

David: ¡Ese nombre! Lo he escuchado y a esa chica... la he visto antes, pero no puedo recordar donde.

Robin: Probablemente estuvo en tu boda. Yo tampoco la olvidaría, con esa belleza es muy díficil de que se me olvide su rostro y voz.

Killian: Definitivamente. Su seguridad al hablar...

David: Bueno ya basta, no?

Daniel solo escuchaba la conversación sin decir nada. No quería que lo echaran por chismoso. Finalmente, termino de ensillar a Rocinante y lo llevó afuera de los establos donde una desesperada Regina lo esperaba.

Regina: ¡Te tomaste tu tiempo, eh!

Daniel: Una disculpa, su alteza.

Regina: No, Daniel. Yo lo lamento... No fue mi intención hablarte así, perdóname.

Daniel: Está bien ¿Qué ocurre? ¿Conoce a esos jóvenes?

Regina: Sí, es una larga historía, pero ya habrá otro momento para contarte.

Daniel: Cuando desee. Siempre estoy para ti.

Regina: Gracias, Daniel. Aprecio mucho tu amistad

Regina no se pudo contener y le dió un gran abrazo, el cual tomó a Daniel por sorpresa, mas lo correspondío al final con mucho aprecio.

Para é,l ese abrazo, fue el mejor momento de su vida. Ella olía a manzanas con vainilla lo cual le daban un aroma dulce como su antiguo hogar. Él era más alto que ella por lo que se tuvo que agachar un poco para rodear su cintura.

Finalmente, rompieron el abrazo, ella se montó en Rocinante y se fue cabalgando mientras Daniel veía como ella se hacía cae vez más pequeña a la distancia.

Por otro lado, en los establos los tres chicos miraban a la joven la cual aún no sabían su nombre, pero estaban dispuestos a descubrirlos.

Robin: No sabía que era amiga del mozo.

Killian: Bueno, ni la conocías

David: Pues pareciera que son más que amigos por como lo abraza.

Killian: Deberían de ser más cuidadosos. Apuesto a que si los padres de ella se enteraran de su amistad, lo echarían de inmediato.

Robin: Definitivamente

David aún la observaba, hasta que ella se subió al caballo, se fue y el chico del establo volteo para ser encontrado por tres pares de ojos observándolo.

Inmediatamente, los tres miraron a otro lado, pero sus acciones fueron muy obvias.

Robin: Miren ahí están los caballos

Nuestra Historia de amor// Evil CharmingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora