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ESTE NO ES COMO TAL UN CAPITULO, TIENE LA PRETENCIÓN DE SER UN PEQUEÑO INTERMEDIO ANTES DE CONTINUAR LA HISTORIA.

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La pequeña inkling observaba desde lejos, sus tentáculos colgaban al igual que ella estando de cabeza en el pasamanos, sus ojos se entrecerraron un poco con curiosidad, miro a los lados a todos los pequeños inklings que jugaban en el parque, y luego regresó su vista a aquel pequeño de nuevo, no comprendía por qué él estaba tan apartado y además pareciendo estar tan triste y... Nadie más parecía notarlo.

Hizo un esfuerzo para levantarse, sintiendo el mareo rápidamente por el movimiento rápido y la tinta que se había acumulado en su cabeza por la posición, dio un pequeño salto y bajo del pasamanos, las otras dos inklings con las que jugaba solo la miraron extrañadas, pero al final no le dieron importancia y siguieron colgando del juego. Ella por su parte ahora se encontraba de pie en la caja de arena, empezó a pasos lentos, sacudiendo sus pequeños pies, pues la arena se pegaba a ellos.

Se acercó al niño, este parecía no notarla, pues escondía su cara entre sus rodillas abrazándolas muy fuerte, se inclino un poco y picoteo la azulada mejilla del inkling, este se exaltó un poco y levantó la cara mirándola con sorpresa, parecía que estaba llorando lo que hizo que ella se inclinara a un lado, aún más curiosa.

— ¿Porque lloras? — Se sentó frente a él con las piernas cruzadas mirándolo fijamente, simplemente era cosa de su curiosidad y su inocencia, pues para ella estar en el parque era motivo más que suficiente para estar feliz. — ¿Te has hecho daño? —

—No, vete — Respondió para volver a ocultarse entre sus piernas. —Y no estaba llorando... No debo llorar— agrego soltando un pequeño sollozó.

— ¿Y por qué no? Yo lloro mucho, la semana pasada me caí de la bicicleta y me hize un raspón en el codo — levantó el brazo a fin de mostrarle, este levantó la vista tímidamente. —llore casi por una hora, mi mamá me puso una bandita y dijo que rompí récord— Esbozo una enorme sonrisa —Yo sé que los raspones duelen mucho, si te hiciste uno podemos ir con mi mamá para que te ponga una bandita— Ofreció de manera inocente.

—No tengo ningún raspón— Levantó la mirada, sus ojos estaban un poco rojos y sus mejillas un tanto sonrojadas. — ¿Tu mamá no se molesta si lloras? — su voz estaba un poco queda y suave, parecía avergonzado de hacer la pregunta.

—A veces sí, dice que no debo llorar tanto, solo un poquito y no con tantos gritos— ladeó la cabeza nuevamente dándose cuenta de su respuesta. —Si no tienes un raspón ¿Por qué lloras entonces? —

—Humm, no estoy llorando— Remarcó, pasando el dorso de su mano en sus mejillas, tratando de disimular un poco más.

—Pareces triste— Volvió a insistir

—No lo estoy, no digas eso, se supone que debo ser fuerte — Puso una expresión más compuesta.

— ¿Y por qué debes serlo? — Se movió un poco a fin de acercarse más al niño.

—Porque todos en mi familia lo son... Y yo debo serlo aún más que ellos, llegar más lejos— Parecía dudar de sus propias palabras, pero al fin había terminado toda la frase.

—Woww eso suena genial—

—Lo es, ellos... Fueron grandiosos, lideraron mucho tiempo los clasificados en los torneos — Sonrío un poco, pero su semblante un poco triste volvió casi de inmediato. —Se supone que debo llegar aún más lejos y no mostrar debilidad—

— ¡Ooooh! Ya veo, ¿Entonces serás el número uno de la clasificación de Cromopolis?— Dijo con emoción una vez logro captar toda la idea.

—Eso esperan de mí— Miro a la niña con algo de interés. —Se la pasan molestándote con ello, no puedo salir, solo entrenar... Hoy me escapé para... — Dejo sus palabras en el aire, no iba a confesar que necesitaba llorar un poco.

— ¡Entonces debes aplastarlos a ellos también! Mostrarles que puedes ser todavía mucho mejor y entonces tú serás quien los regañe a ellos— Dijo entusiasmada, tal vez sin medir sus palabras y en su inocencia sintiendo que aquello era lo correcto, más al ver que el otro niño sonreía.

— ¡Si! Seré el número uno de todo el mundo— Respondió ahora con entusiasmo. —Seré aún más fuerte y no lloraré a causa de ellos ni de nadie— Afirmó poniéndose de pie, y a pesar de su entusiasmo borró su sonrisa, cuál si ahora se sintiera firme, como si aquello fuera una inquebrantable meta y no un sueño.

— ¡Si! ¿Puedo ser así de fuerte contigo? — también se puso de pie —Quiero ser la más fuerte también y dejar de ser una llorona— frunció el ceño, ahora se daba cuenta que la energía de aquel niño parecía calar en ella.

—Hummm, puedes demostrar que lo vales— Dijo soberbio cambiando por completo su aura a la que tenía en un principio.

—Puedo hacerlo— Dijo decidida, ambos se dedicaron una sonrisa de confianza y decisión, para ese momento habían crecido un poco. —O por cierto soy Omega ¿y tú? —

—Vintage— 

Remanente. Double Egg x Vintage / Skull x VintageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora