Capítulo 1: De película

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»Hay cosas que nunca cambian« pensaba Scott mientras era arrastrado por su mejor amigo hacia el bosque. Y es que no era ninguna novedad para él que Stiles lo obligara a hacer algo que claramente era ilegal. En este caso, al primer día del toque de queda que se había establecido en la ciudad, ya lo estaban incumpliendo.

Ante la prohibición explícita de andar por las calles luego de las 7pm, se habían propagado diversos y alocados rumores, desde asesinos en serie a mafias secuestrando niños para luego venderlos. Pero, como siempre, la curiosidad Stilinski fue más fuerte que todos ellos.

Sabían de buena fuente -y buena fuente para naaada significaba que Stiles había metido sus narices entre las cosas de su padre- que se trataba de un cadáver encontrado en el bosque, bueno, la mitad de él y eso era lo más interesante.

—Vamos...un poco más cerca—dijo el castaño mientras se paseaba sigilosamente -o eso intentaba- entre los árboles en un intento de tener una vista privilegiada de la escena del crimen.

Scott le seguía el paso, maldiciéndolo internamente con cada espina y rama que se incrustaba en sus pies.

De repente, Stiles frenó en seco.

La imagen era de película, dentro de la zona precintada por la policía, los agentes se paseaban desesperados con linterna en mano y escoltados por perros de caza, mientras que los forenses formaban un perfecto círculo al rededor del medio-cadáver.

—Oh. Por. Dios...—hiperventiló llevandose las manos a la boca en un intento fallido por reprimir las arcadas, expulsando instantáneamente en el suelo todo lo que había ingerido en las últimas tres horas.

—Ya. ¿Podemos irnos antes de que tenga un ataque de asma?—lo tomó por los hombros Scott empujándolo en la dirección contraria.

Stiles intentó replicar pero antes de que pudiera pronunciar una palabra fue interrumpido por un feroz gruñido, seguido de un animal abalanzándose sobre él, tumbándolo en el acto.

Mientras forcejeaban entre gritos por parte de Stiles y zarpazos por parte del lobo, Scott tomó con dificultad un tronco del suelo y lo aventó a la cabeza del animal. Tal golpe no logró provocarle si quiera una mueca, pero sí consiguió distraer su atención lo suficiente como para que su amigo se librara del agarre, siendo ahora Scott el foco de atención del lobo.

El aludido comenzó a retroceder lentamente, tal y como lo haría una presa ante su depredador, y aquello solo consiguió incentivar más a la bestia, que se acercaba lentamente.

Y ahora que podían verlo con más claridad, la imágen  frente a ellos les aterraba. No era como si Stiles y Scott fueran expertos en esto de los animales, precisamente la biología nunca les interesó...pero, ¿Acaso era normal que un lobo tuviera los ojos completamente rojos? Incluso, ¿Era normal que fuera tan grande que si se pusiera a dos patas, le doblaría o incluso triplicaría en altura a ambos?

Claro que en California no había lobos. Desde hace años. Así que no tenían con qué compararlo. Pero aquello no pintaba para nada normal, de hecho, rozaba la fantasía.

—No me jodas...no..—Scott tragó en seco al ver que su amigo yacía desmayado en la tierra, y sus ojos se abrieron -si era posible- más aún al ver que su camiseta estaba manchada con sangre.

El lobo nunca detuvo su acecho, quedando a menos de dos metros de distancia suya, y sin importar que tanto buscara Scott a su alrededor, allí no no había nada con lo que defenderse de él.

Afortunadamente tal escándalo que se había formado atrajo la atención de los oficiales, que corrieron en dirección a la escena, pero al ser iluminados por sus linternas el lobo simplemente desapareció ágilmente entre los árboles.

A C O N I T E || SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora